Caminos Cruzados

Fernando: las despedidas son tristes, dos semanas aquí fueron maravillosas, me reinicié y tengo unas nuevas expectativas de la vida.

Esta familia es excepcional, se apoyan. Diego me espera afuera de la habitación. Amigo, qué te pasa, vas a hacer que nos cuelguen a los dos.

La Señora Julia y el Tío Augusto preguntan por ti, y dónde estás en la habitación de la sobrina. Ya no sigas con eso, Fernando; me vas a volver loco.

Bajamos la escalera y veo al Tio Augusto; sin pensarlo le digo que necesito hablar seriamente con él.

Claro, muchacho. Vamos afuera, salimos al porche, nos sentamos; puedo ser Franco con usted; me gusta su sobrina.

Él me mira serio y me dice: Dime algo que no sepa.

Fernando: ¿Cómo lo supo?

Tío: Hijo, son muchos años vividos; ¿qué hombre sigue a una mujer tan lejos, sin algún motivo de peso? Como estar enamorado. Conozco a mi sobrina; ella va a cumplir 20 años el mes que viene, pero es más madura para su edad, porque ha vivido cosas muy fuertes, pero no creo que esté preparada para una relación seria o un matrimonio o algo parecido. Tú eres mayor que ella.

Fernando: Tengo 27 años;

Tío: por tu aspecto no eres un empleado de una compañía.

Fernando: No soy un empleado, soy el dueño.

Tío: No sé por qué Sofía mintió tanto; no es común en ella; eso me hace pensar que está enamorada o ilusionada. ¿Ella sabe que estás hablando conmigo?

Fernando: No lo sabe.

Tío: Solo Sofía tiene que decidir su futuro; ella sabrá lo que quiere vivir y lo que no quiere vivir, a quien escoger y en qué momento de su vida. Cuídala; si no lo tratas bien, te lo verás con él.

Fernando: Gracias por esta conversación, Señor Augusto.

A otra cosa, Fernando. La próxima vez que entré a la habitación de mi sobrina a media noche te hago trabajar jornada doble.

La cara de Fernando era un poema; se quedó sin palabras.

Pasaron los días, hicimos de todo, montamos caballos, nadamos en el río. Carmen y Saúl fueron excelentes anfitriones y visitamos lugares hermosos.

Ya quedan pocos días aquí, prometimos volver en verano, hoy vamos a hacer una fogata, he pasado muchos momentos con Sofía, cada día nos integramos más. Aún no sabe que hable con su tío.

Colocamos tres tiendas de campaña alrededor de la fogata; Saúl invitó a su novia Karla, Diego, Carmen, Sofía y mi persona. La señora Julia nos preparó muchos aperitivos; ya entiendo por qué Saúl siempre salía corriendo a su casa cuando era niño. Carmen se coloca una linterna en el rostro y narra historias aterradoras, y el ambiente no ayuda, los sonidos en los árboles, los grillos. Saúl dijo, mejor me retiro a mi tienda. Se llevó a su novia.

Nos alejamos un poco de Carmen y Diego, gracias por estos días, Sofía.Tu familia es agradable. Me siento en un hogar; sabes que desde que mi padre murió hace 4 años, no me agrada ir a la casa de mi madre. Cuando voy siempre, miro hacia la puerta y espero que salga a recibirme mi padre. Pero ahora voy a cambiar; desde que estuve nuevamente en casa, tú hiciste el cambio; se sentía alegría; mi madre consiguió retomar su rumbo, y eso te lo debo a ti.

Este tiempo alejado de la empresa me permitió estar sin preocupaciones. He dormido como un bebé, cero estrés.Siento que te amo; yo sé que no estás preparada. Tiene sueños y metas y no quiero interferir.

Sofía: Fernando, te amo, no planeamos esto, pero sí vamos a vivirlo, y estoy preparada, quiero vivir todo a tu lado. (Lo beso con pasión); no me quiero separar de ti, Fernando, quiero ser tuya, no quiero esperar.

Fernando: Sofía, estás segura de que cuando volvamos, y si fuera por mí, nos casáramos.

Sofía: Casarnos aún no, pero podemos vivir juntos.

Fernando: lo dices en serio.

Sofía: Pero hay un problema, Carmen se quería ir a vivir conmigo, porque iba a alquilar un departamento, pero ahora.

Fernando: Por eso no hay problemas. Tengo algunos departamentos tipo estudios; sin habitar se lo puede prestar.

Sofía: Harías eso por mí.

Fernando: Lo hago para tenerte a mi lado, y por Diego,

Sofía: ¿por Diego? Volteo a ver qué me señalan Fernando, Diego y Carmen besándose. Que tal, y este par desde cuando.

Fernando: Nos dormimos abrazados, no pasó nada, solo dormimos, quiero que su primera vez sea perfecta; hola, preciosa, tenemos que recoger las tiendas; hoy regresamos a casa.

Te amo, Fernando.

Igual, mi princesa, gracias por quitar la amargura de mi vida. Ya me siento parte de ellos: sus costumbres, la alegría, la unión familiar.

Por primera vez, no importa el dinero, los títulos ni mi apellido, el físico solo era yo.

Entendí por qué al principio Sofía no se deslumbró por todo lo que yo representaba.

Porque Sofía valora a la persona, no lo que posee, así se lo enseñó su padre y también su tío.

Son geniales, me sentí parte de ellos; le prometí que volveríamos en verano; quisiera traer a mi Madre, le encantará.

La señora Julia tiene una gran dedicación por su familia. La hora de la cena era lo mejor. La comida exquisita, las largas conversaciones. Lo abierto que son con sus hijos y Sofía que para ellos una hija más.

Sofía: tiempo de volver, estos días han sido maravillosos. Lo siento a Fernando renovado, ya no tiene mal humor, es espontáneo disfrutando en familia.

Me ha contado un poco de la muerte de su padre; tuvo una enfermedad del corazón; al recibir el diagnóstico, su vida se apagó muy rápido. Fernando asumió la dirección de la empresa; su duelo lo vivió, trabajando día y noche, sin pensar en su madre, que perdió a su esposo y también a él porque nunca veía.

Espero que después de este tiempo aquí, en villa del río, cambie un poco con su madre.

Sofia: Mi decisión sigue firme, comenzaré una vida con él, no sé si será duradero, pero viviré cada momento, un día a la vez. En cuanto a mi familia, le pedí disculpa por haberles mentido, todos reímos recordando cuando llegaron Diego y Fernando; me puse colorada cuando mi tío mencionó las visitas de Fernando a mi habitación. Esas cosas las hace el amor, dice mi tío.

Vamos rumbo al aeropuerto; Diego, Fernando y Carmen viajarán en un mes cuando esté listo su departamento. Lo acepto, no muy convencida, pero llegó un convenio con Fernando que va a pagar los gastos de mantenimiento.

Al llegar al aeropuerto, noté extraño a Fernando, ¿qué tienes amor? Me responde que no es nada, pero lo noto pensativo.

No sé qué se traen, seguimos charlando, Diego se levanta y se despide, va a tomar un vuelo.

¿Qué está pasando, Fernando? , Toma mi mano y me lleva a un área apartada; parece la zona VIP. Amor, no es el momento ni el lugar, pero necesito que me escuches, me estás asustando.

Te amo, Ya sé que es poco tiempo de conocernos. Cambiaste mi manera de pensar; quisiera pasar el resto de mi vida junto a ti. Y se arrodilla y saca un anillo. Qué estás haciendo, cásate conmigo, sé que te va a parecer una locura. No solo quiero que vivamos juntos, quiero que seas mi esposa.

Solo sin nuestra familia, se va a molestar; luego haremos una gran boda, te lo prometo, me dice. Quiero comenzar nuestra historia como debe ser. Vamos a Las Vegas; sin pensar le respondo que sí, sí, acepto. Estamos locos los dos.

Fernando: No podía esperar; ella no estaba muy convencida de casarnos sin nuestra familia, pero quería comenzar nuestra historia como debe ser como mi esposa. Aunque hubo momentos en la granja donde quise hacerla mía, no era el momento ni el lugar. Ella merecía algo especial; tenía que hacerla mi esposa.Tomamos nuestro vuelo directo a Las Vegas.

Nunca había tomado decisión, tan apresurada. Pero al cruzarse nuestros caminos, no sé si fue casualidad o el destino, pero siento que es la mujer de mi vida.

Sofía: Parece increíble estar al lado de un hombre tan hermoso; me siento como en una novela romántica. Aunque nunca me gustaron mucho, creo que es poco probable que llegue tu príncipe azul, bello, espectacular, además millonario, perfecto, y menos casarse en poco tiempo y felices para siempre.

Pero la vida te sorprende. Aunque si voy a cometer la locura de casarme al poco tiempo, debo saber que, en cambio de un príncipe azul, tengo un hombre hermoso con sus defectos y virtudes. Igual que yo, cuando crees que todo será perfecto, nos formamos expectativas no reales. El matrimonio se construye, poco a poco; eso lo vi en mis padres; espero tomar algunos de sus ejemplos, y que sea millonario no me molesta, obvio. Siempre cuando no sea de esas personas prepotente y arrogante. Sofía, ¿qué piensas? Estás en otro mundo. Llegamos al hotel…

Sin palabras.....el hotel grande lujo total, parece un sueño,

Ya en recepción él pidió dos habitaciones; eso me extrañó; tranquila, amor, la suite matrimonial los espera en la noche.

Es para que te puedas preparar para la boda, ¿qué estamos haciendo? No te arrepientas, mi amor, no Fernando, no me arrepiento. Solo que estoy asustada y poco abrumada, pero estoy segura de mi decisión.

Subimos cada quien a su habitación; me indicó que llegarían dos personas que contrató para ayudarme en comprar y arreglarme para la boda.

Mi habitación era enorme; parecía un departamento; la cama gigante, el baño con la tina enorme; creo que me puedo acostumbrar a esto.

Me doy una ducha, al salir del baño toca la puerta y ahí está una mujer, hola, soy Laura, vengo a ayudarle a comprar su vestido.

Fuimos de compras, elegí un vestido sencillo, pero muy lindo; no tardamos. Laura quería que comprara muchas cosas, pero no lo vi necesario en este momento.

Llegamos al hotel y ya nos esperaba Sergio el estilista. Se presentó y comenzó a hacer magia, aunque realizó un maquillaje sencillo. Me veía hermosa. Veo mi reflejo en espejo y no me reconozco. Le doy las gracias a Sergio; quedé como una princesa.

Laura me acompaña a la capilla.

Fernando está realmente atractivo en su traje negro; sus ojos brillaban de emoción.

Voy caminando así con él; se corre una lágrima por mi rostro; cuando estuve al frente de él, le dije te amo.

El ministro comenzó la ceremonia, realizamos nuestros votos, llegó el momento, lo declaré, Señor y Señora Cáceres, puede besar a la novia.

El beso que selló nuestra unión. Movió mi corazón. Disipando cualquier duda.

Si soy sincera, los nervios no permiten prestar mucha atención; es un momento irreal.

Lo amo con toda mi alma.

Fernando: estabas tan hermosa caminando hasta el altar; mi corazón palpitaba con fuerza, la amo.

Sé que nuestra familia no aprobará la manera en que lo hicimos, pero no iba a esperar ni un día más para hacerla mi esposa.

Subimos a la habitación; la tomé en mis brazos para entrar, la suite matrimonial lista para recién casados, con pétalos de champán.

¿Brindamos amor? Que este matrimonio dure, para siempre, que tengamos muchos hijos y que seamos felices.

Continuará…