Bayolett Anderson era la chica a la que todos esperaban saludar por la mañana en la escuela. Era amable, femenina, inteligente y la mejor en todo, literalmente. Todos la conocían como La Duquesa debido a que su familia era una de las más ricas, y por su actitud. Ella misma planeaba su futuro meticulosamente. A pesar de siempre mostrar una imagen perfecta, solo aquellos que realmente la conocían sabían quién era en realidad. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres decidieron
intervenir en su destino. ¿Acaso los matrimonios arreglados aún existen en la actualidad? Al parecer sí. Al ser unos padres ausentes, no fue mucha sorpresa para Bayolett, pero sí mucha indignación. Eros Wild era uno de los más destacados de toda la ciudad. Eros seguía su camino hacia lo que quería, mostrando su
dominio y estableciendo las reglas. Por otro lado, Bayolett revelaba poco a poco su verdadera esencia, la cual mantenía oculta ante los demás y que sería su perdición. Eros sería otra de las victorias.
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Capitulo 4
-Salgo del baño ya cambiaba, bajo rápidamente las escaleras y
camino hacia la cocina. Me acerco a la nevera, tomó la jarra de jugo. Me sirvo y tomo a tragos largos, paro de tomar cuando veo un ramo de flores, bastante grande. Frunzo el ceño y dejo el vaso. Me acerco a ellas y tomo la carta
Blanca que tiene a un lado.
"Se me ha presentado un evento que no puedo faltar. Disculpa mi ausencia. Pronto te recompensaré"
Llevo mis ojos al techo unos segundos y dejo la carta a un lado, me alejo. Yo disfruto de tu ausencia, esposito. Vuelve cuando quieras. Camino hacia el living y tomo mi bolso, dirigiéndome afuera. Todo tal vez este en paz y sea más fácil, mientras él no me pida ir a sus viajes. Dije que no importaba donde estudiaría, pero prefiero aquí. Y si digo que no, estoy segura de que se enojara, y terminaremos mal.
-Las cartas de recomendación las hicieron casi todos los profesores, incluyendome. Es más que seguro que entraras.
-Gracias, Director. Aun falta estudiar para el examen de ingreso, pero pondré todo mi optimismo.
-Me alegra escuchar eso. Te deseo suerte -le sonrío agradecida, mientras se aleja. Miro de vuelta hacia la lista, mientras camino hacia el gimnasio. Me acerco a la mesa y ordeno las decoraciones, asegurándome de que no se pierdan.
-Duquesa –giro mi cabeza, le sonrío a una chica –Hola,
escuche –acomoda sus anteojos, algo nerviosa–a veces canto en un bar, con una banda -levanto las cejas –el punto
Es, que para no gastar mucho en DJ y en equipo de música. Creo que sería mejor opción la banda –asiento –Ellos se ofrecieron y el precio es totalmente considerable.
Sonrío y vuelvo a asentir.
-Te oí en la obra musical del año pasado, cantas hermoso
junta sus cejas y sonríe –Y por supuesto, una banda le daría un
Ambiente muy bonito, cuenta con ello –levanta las cejas y sonríe.
-¿De verdad? –asiento –wow, bueno –ríe nerviosamente y
retrocede –Genial –apoya su mano en la mesa y resbala con
las hojas, pero no cae –Oh, que torpe. Bien, ¡adiós! –empieza a
Correr, niego con la cabeza aun sonriendo. Vuelvo a acomodar las decoraciones, hasta que una voz arruina mi paz.
-Duquesita -borro mi sonrisa y giro mi cabeza.
-Daniel –me giro hacia el –¿Como estas?, ¿te cambiaste los
Pañales de hoy? Me cruzo de brazos, mientras sonrío.
Sonríe y niega con la cabeza, y se acerca.
-Está bien. Lo admito, me alteré, dije estupideces. Lo siento
De seguro estuvo toda la noche frente al espejo ensayando eso.
-¿Estamos bien? -murmura, mirándome como un cachorro.
No es que lo estuve reflexionando, cada vez me importa menos.
-Si -sonríe más, se inclina y besa mi mejilla.
-Bien. Estaba pensando, primero, en tener un encuentro nada
Inocente en las gradas –suspiro –segundo, en que vayas al baile conmigo.
Había olvidado esa parte. Me da igual, será solo para las fotos y el baile.
-Llevare un vestido rojo, ponte un moño o una corbata del
Mismo color -sigue sonriendo.
-Sabía que no te negarías, nena -me alejo, volviendo a la mesa.
-Y, ¿qué tal la primera propuesta?
Apoyo mis manos a la mesa y lo miro. Ya no tengo ganas como antes, mi mente debe estar bloqueada por el otro tema.
-No. No me apetece -le sonrío levemente
-Vaya, es la primera que no quieres -se acerca, apoya su
Mano cerca de la mía –Bayo, ¿te gusta ese hombre?
–pregunta suavemente, con curiosidad
-Apenas lo vi dos veces, Dan. Si, es atractivo. Si, tal vez ya
Imagine cosas con él. ¿Pero qué?, es exactamente lo que pensé cuando te vi por primera vez, y me interesaste apenas al mes. Y no digas gustar, no es una comida. Suspira pesadamente.
-A veces me gustaría que me mientas –mira hacia otro lado,
Acaricio su barbilla.
-Mentir a alguien que me importa va contra mis principios
Murmuro –y no te mentiré Dan, me molesta que a ti te moleste. Primero porque ya no estamos juntos, y segundo porque nunca me preguntaste si estaba bien con eso. Solo me atacaste. Me alejo y tomo la lista.
-Bayo, espera –detiene mi brazo, suspiro y lo miro –Lo siento.
Lo miro unos segundos mas y luego lentamente me alejo. Le
Sonrío levemente.
-Esta bien. Pero no vuelvas a ser un idiota –golpeo levemente
su hombro –Quiero que seamos amigos, me vendría bien uno
Ahora –sonríe.
Por supuesto –acaricia mi cabello.
-Bien, iré a clase -sigo sonriendo hasta que me giro, borro mi
sonrisa mientras aprieto mis labios, evitando que me afecte
conozco a Daniel desde hace tres años, pero en esos años, solo se preocupó por mi cuando yo no podía ocultar ya mi estrés. En cambio, yo lo acompañe siempre. En cada segundo.
Pero, me acostumbré a no recibir lo que doy. Hasta un punto,
como cuando esperaba cada noche a mis padres, cuando los
Ilamaba cada día para preguntar cuando comeríamos juntos,
cuando los llamaba para sus cumpleaños, cuando ellos asistían a los míos solo una hora. Y cuando mi padre se acercaba a mi, me ponía tan contenta. Pero siempre fue para cumplirle algún favor. Desde que tengo memoria me han decepcionado muchas veces, me hicieron sentir traicionada. Es por eso que siempre me mantuve reservada. Nunca termino por confiar por completo en una persona. Como Rach, ella fue la única que se mantuvo a mi lado. Aun así, nunca le cuento mas que lo necesario. Pero no es por ella, es por
mi. Sé que ella se merece una confianza mejor y espero con el tiempo mejorar. Lo único bueno de esto, es que pasar tantos malos momentos, me ayudó a soportar cualquier situación, mantener la postura y el control. También a tomarle cariño a la soledad, aprendí a leer sola, andar en bicicleta sola, aprendí modales gracias a los libros y a la dulce niñera que tuve de niña, ella me enseño lo que es la humanidad. Pero mis padres, únicamente me enseñaron a decir mentiras, manipular, ser egoísta y siempre poner el negocio familiar primero. Lamentablemente, las experiencias que tuve con eso, hicieron que a una parte de mí empeorará y que únicamente salga cuando pierdo el control. Y eso lo odio. Nadie pudo salvar esa parte de mi.
-Dices que el blanco liso? La miro, coloca un vestido al frente
Suyo –¿O el blanco con brillos?
-¿Te gustan ambos? –asiente –el de brillos te hará resaltar
más, pero ambos te quedan hermosos –sonríe.
-Gracias -vuelvo a mirarme al espejo –Ese rojo es impecable
Para ti Sonrío levemente, hará resaltar tus pechos.
-Si, tal vez lo lleve -murmuro-. ¿Con quién iras? –vuelvo a
Mirarla.
-iré con Bruce -se mira al espejo, sigo mirándola. Me mira y frunce el ceño –¿Qué?, nos veremos genial en las fotos - sonríe.
-Quieres pedirle lo de las drogas –dejo el vestido a un lado y me acerco a ella-. Nunca te interesó ese grandullón.
-Nunca dije que me gusta. Y creo que ser amable con el, me
facilitará pasarla bien en la fiesta.
-Por las drogas –suspira y deja los vestidos.
-Si, por las drogas, ¿eso querías escuchar? –Se acerca.
-Si vas a consumir algo, que sea algo tranquilo. No se, un porro
o algo así –me encojo de hombros. Las drogas es algo que nunca me llamó la atención, tenía curiosidad cuando veía a muchas personas hacerlo. Pero nunca la voluntad de querer probarlo.
-Estarás tú para ayudarme en eso, ¿verdad? –ladea la cabeza
-Siempre –sonríe y me abraza unos segundos, acaricio su
Espalda –. Ahora, sigamos. Tenemos que terminar esto, después tenemos que guardarlos porque los usaremos el sábado -rio levemente.
Camino por la casa, mientras busco algo para hacer. En los
últimos días de clase ya no envían tarea como antes, ya quiero
Que manden los contenidos para el examen de ingreso.
Me detengo en el gran equipo música, lo miro unos segundos
mas y luego sonrío. Me acerco rápidamente y conecto mi teléfono a el, mientras se conecta retrocedo y busco alguna tela, me acerco al perchero en la esquina, quito la fina bufanda. Debe de ser de alguna de las chicas de servicio, solo será unos minutos. Subo el volumen al máximo y cierro los ojos unos segundos. Sonrío y Corro hacia la parte mas espaciada, mientras me coloco
la bufanda en los ojos. Suspiro profundamente y levanto mis brazos, comienzo a mover mis pies. Empiezo a ensayar la coreografía que tenemos en ballet, y mi favorita. Mientras la música se adentra a mi, imagino un mar, un hermoso mar, mis manos deslizándose por el agua, el sol pegándome en el rostro, la humedad en mi cuerpo. Sonrío, imaginándome las sensaciones. Cuando siento el sofá detrás mío, dejo mi espalda caer, pero no caigo en el, caigo en unas manos. Borro mi sonrisa y estiro mi mano, quitándome la bufanda. Aun mirando al revés, me quedo quieta observando su rostro.
Neutro, mientras sigue sosteniendo mis brazos. Suspiro, observo unos segundos más sus penetrantes ojos azules, para después incorporarme. Camino hacia el equipo de música y desconecto mi teléfono, me giro hacia él.
-¿Aparecer detrás mío será una costumbre? –me acerco,
Coloca las manos en sus bolsillos.
No, ¿te gustan las flores? –me cruzó de brazos.
La luz se enciende en mi cabeza al recordar como tengo que actuar.
-No son mis favoritas –asiente levemente.
-Bien, para la próxima sabré. –suspiro
Contéstame mal, grítame algo. Maldita piedra
-Estaré más presente ahora. Aprovecharé eso contigo –levanto una ceja –te llevaré a cenar.
-Si quieres nos sacamos una foto y la circulamos por todas las redes. No es necesario salir para que nos vean –se mantiene neutro – ¿no es eso lo que quieres?, ¿ganar reputación?
Me miró unos segundos más y luego avanza, pasando por mi lado.
Vístete –frunce el ceño
Tal vez mandaré a volar el plan de estar encaprichada, tal vez debería de golpearlo sin parar para que me llame a la policía y me crean loca.
Suspiro y cierro los ojos unos segundos.
No, solo tengo que tener paciencia, y no dejar que me saque de mis casillas. Aprovecharé esa estúpida cena y veré hasta dónde quiere llegar.
No quiero tener que manipularlo sexualmente para eso, sería un extremo que no quiero tener que usar.
Bajo las escaleras con cuidado. No me especificó si era formal, así que simplemente me coloque un vestido negro al cuerpo, simple pero algo elegante. Camino hacía a la entrada y disminuyo mis pasos al verlo en la puerta, tecleando algo en su teléfono. Levanta la mirada al escucharme, me mira de arriba abajo.
-Vamos –habla luego de unos segundos.
Sale y salgo junto a el, miro su espalda mientras camina.
Mi mente automáticamente parece traspasar el traje,
imaginándome sus músculos. Es bastante fácil cuando es
Bastante ancha. Miro hacia otro lado y separo cualquier pensamiento. Llegamos al auto, me subo en los asientos de atrás y hace lo mismo. El chófer arranca. Miro de reojo como saca su teléfono. Demonios, debí traer el mío. Miro hacia la ventana y la abro levemente, dejando que el viento me golpee. Cierro los ojos, disfrutando de la sensación y olvidando por un momento en la situación en la que estoy.
-Por aqui, por favor -el hombre camina por el lugar, miro hacia
Las mesas mientras lo seguimos. Mi mirada se detiene en la mirada de un hombre, lo miro mientras toma de su vino. Sus ojos no despegan los míos y yo sonrió levemente, con coquetería. Me gusta jugar con las miradas, sea quién sea.
Una mano rodea la mia y rompo contacto visual. Parpadeo y lo
Miro, se mantiene con la mirada al frente. Cuando llegamos me separo, dirigiéndome a la silla. Sonrío levemente, al notar la vista a la ciudad. El hombre deja el menú y se retira.
-Es un bonito lugar –murmuro.
-Lo es –lo miro, mantiene su espalda en la silla, mientras sigue
Mirándome suspiro y apoyo mis codos en la mesa, descansando mi cabeza en mis manos.
Sonrío.
-Entonces, ¿cómo estuvo tu día? –niega levemente con la
Cabeza y sonríe levemente.
-No tienes que fingir, Bayolett. Compórtate como
Una niña malcriada, sé perfectamente que no lo eres –borro mi sonrisa. Maldición
-Bien -me coloco seria y me cruzo de brazos, también
pegando mi espalda la silla –entonces dime porque carajos
me elegiste a mi –mantiene su misma expresión –Y dime que
Pretendes hacer, cuanto durara esta mierda y una razón para no odiarte.
Suspira, mientras apoya sus antebrazos en la mesa, une sus
manos.
-Bayolett –aleja unos segundos la mirada y luego me mira –creo que no leíste bien el contrato –frunzo el ceño –deje una
serie de reglas que estaba esperanzado que sabrías al pisar mi
Casa.
-Las reglas no entran en mi diccionario, al menos que yo las
Cree.
-Unas de las reglas... –me ignora –Es ser respetuosa –sonrío
Más –Obedecerme, y no cuestionar.
Tan tierno.
Me coloco en la misma posición que él e inclino mi cabeza.
-Pongamos las cartas sobre la mesa –murmuro –Tu entras a
Una ciudad como si fuera una juguetería y eliges a una que tiene linda cara y una reputación aceptable. La muñeca queda sin nada a su favor, ¿no crees que me merezco algo más, ¿Rey? –digo lo último con sarcasmo.
-Puedo darte lo que quieras, Bayolett. Solo tienes que cumplir
las reglas.
-Lo que quiera?, ¿qué?, ¿un labial?, ¿ropa?, ¿un auto? –ladeo la
Cabeza. Yo no tengo un precio, Eric.
-Eros.
-Como sea. ¿De verdad creíste que podrías venir a mi vida como si nada y tener la seguridad de que yo te diría todo que si?, no tienes una idea de quién soy.
-Te conozco mejor que tu misma, Bayolett noto un poco de
Enojo en los ojos, evito sonreír –Si no quieres cosas materiales, bien. No me interesa, firmaste un trato y lo cumplirás.
-Firme ese trato con un arma en mi espalda -niego con la
Cabeza. Suspira y se aleja –No me quedaré parada viendo como me controlan, no está vez. Sacaré provecho a mi manera y nadie me detendrá. Ni siquiera tú. Frota su barbilla, mientras sigue observándome. Le sostengo fácilmente la mirada. Se vuelve a inclinar, levanta su mano y acaricia mi mejilla, lo miro seria.
-Espero que lo hagas. Porque es exacto porque te elegí –frunzo levemente el ceño –y es exacto porque te hice mía.
-No soy tuya -digo rápidamente
-Lo eres –dice de la misma manera, eres la tentación de
todos y de todas, controlas a todos con eso y causas efectos
que te hacen conseguir lo que quieres. Tú, Bayolett, eres poder. Lo vi desde el primer momento que me senté en aquella mesa contigo. Y no dude ni un segundo, tú tenías que ser mía. Para esto se desvía, la ambición. Ya lidie con los de su tipo, y el no será la excepción, el no será la excepción de nada. El lo dijo, yo controlo todo.
Porqué no ha huido de las garras de sus padres?🤔
Porqué no le dice a Eros las verdaderas condiciones en las que ella ha vivido?🤔
Porqué no busca una salida a todo si es inteligente?🤔
Qué emoción 🤓
Pero no sé hasta dónde Eros comprenda a Bayolet 🤔
Sigo con mis conjeturas hay algo más en ese matrimonio arreglado que no termina de convencerme 🤔
Cómo es posible ésto pero no nos engañemos aún en pleno siglo XXI muchas chicas están expuestas a éste trato por parte de quien debería cuidarlas y protegerlas de todo y de todos 😥😥😥