Amor encontrado:Fue un encuentro fortuito, una chispa que encendió una pasión arrebatadora. Él y ella, dos almas distintas, se vieron envueltos en un romance fulminante, pero frágil como una llama a punto de extinguirse.
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Capitulo 4
Capítulo 4
Los siguientes meses transcurrieron en un torbellino de preparativos y emoción para Sofía y Alejandro. Mientras la publicación de su novela avanzaba, también se sumergieron en los planes de su próxima boda.
Sofía se sentía desbordada de felicidad. Después de tanto dolor y decepción, ahora tenía la oportunidad de construir un futuro junto a Alejandro, el hombre que la había cautivado con su bondad, su inteligencia y su amor incondicional.
Juntos, eligieron el vestido, la decoración y los detalles que harían de su unión una celebración llena de significado. Cada decisión la tomaban con esmero, conscientes de que estaban dando uno de los pasos más importantes de sus vidas.
Una tarde, mientras revisaban la lista de invitados, Sofía no pudo evitar notar la ausencia de un nombre en particular.
—Alejandro, ¿has pensado en invitar a Andrés? —preguntó con cautela.
Él la miró con una mezcla de sorpresa y comprensión.
—No lo había considerado —admitió—. Sé que tu relación con él terminó de una manera muy dolorosa. ¿Tú quieres que lo invitemos?
Sofía suspiró, contemplando la cuestión con detenimiento.
—No lo sé. Una parte de mí siente que debería cerrar ese capítulo de mi vida, y quizás invitarlo ayudaría con eso. Pero al mismo tiempo, no quiero que su presencia enturbie la alegría de este momento.
Alejandro asintió, tomando su mano con suavidad.
—Sea cual sea tu decisión, la respetaré. Sé que tu pasado con Andrés fue complicado y doloroso. Si crees que su presencia sería más una carga que una bendición, entonces no lo invitaremos.
Sofía le dedicó una sonrisa agradecida. Sabía que podía confiar en Alejandro para apoyarla en cualquier decisión que tomara.
—Creo que lo mejor será no invitarlo —dijo finalmente—. Esta boda es sobre nuestro futuro, y quiero que esté rodeada solo de las personas que realmente nos apoyan.
Alejandro asintió y la abrazó con cariño.
—Me parece una decisión sabia. Esta celebración será nuestra, Sofía, y la disfrutaremos rodeados de quienes nos aman.
Sofía se dejó envolver por su calidez, sintiéndose agradecida por tener a alguien tan comprensivo a su lado.
Conforme se acercaba el día de la boda, los preparativos se intensificaron. Sofía se deleitaba en cada detalle, desde la elegante decoración floral hasta la selección de la música que ambientaría la ceremonia.
Pero más allá de los arreglos externos, lo que más la emocionaba era la promesa de unir su vida a la de Alejandro para siempre. Después de todo lo que habían superado juntos, este momento representaba la consolidación de un amor que los había transformado a ambos.
Finalmente, el tan esperado día llegó. Sofía se miró al espejo, admirando la imagen que le devolvía el vestido blanco que realzaba su belleza natural. Su corazón latía con fuerza, nervioso y emocionado a partes iguales.
Cuando llegó el momento de caminar por el pasillo, Sofía se aferró del brazo de su padre, quien la miraba con orgullo y una lágrima de alegría brillando en sus ojos.
Al llegar al altar, sus miradas se encontraron con la de Alejandro, y Sofía sintió que el mundo a su alrededor se detenía. En ese instante, solo existían ellos dos, unidos por un vínculo que trascendía las palabras.
Mientras intercambiaban los votos, Sofía pudo ver el brillo de la emoción en los ojos de Alejandro. Juntos, sellaron su compromiso con un beso que parecía sellar la promesa de un amor infinito.
La recepción que siguió fue una celebración llena de risas, música y abrazos. Sofía se deleitaba viendo a sus seres queridos compartir la alegría de aquel momento tan especial.
En un rincón, abrazada a Alejandro, Sofía se sentía plena y dichosa. Después de todo lo que habían atravesado, ahora se encontraban en un nuevo capítulo de sus vidas, uno lleno de esperanza y promesas.
—Te amo, Alejandro —murmuró contra su pecho—. Gracias por ser mi compañero en este viaje.
Él la estrechó con fuerza, depositando un beso suave en su frente.
—Y yo te amo a ti, Sofía. Juntos, recorreremos el camino que nos espera, sin importar lo que nos depare el futuro.
Sofía sonrió, sabiendo que, con Alejandro a su lado, nada podría detenerlos. Cerrando los ojos, se dejó envolver por la magia del momento, consciente de que este era solo el comienzo de una historia de amor que traspasaría el tiempo.