La Herencia Del Copiango 2: La Aldea

Iván Moreno era un oficial superior del ejército, condecorado por su valor en muchas oportunidades y completamente adicto a la adrenalina, o por lo menos así era hasta que fue dado de baja con honores un año atrás, por el grave accidente que había tenido. Durante su tiempo en el ejército había estudiado abogacía y también se había graduado con honores. No tenía familia, era huérfano y había vivido toda su vida en orfanatos.

Por cortos periodos había vivido con algunas familias, pero por uno u otro motivo siempre lo devolvían al estado. Siempre aducían que era por mala conducta y él nunca se había defendido de esas acusaciones, así que luego de intentarlo 3 veces, se habían dado por vencido y dejaron de intentar encontrarle una familia.

Cuando salió del orfanato a los 18 años, se inscribió en el ejército y por las pruebas que le habían tomado de coeficiente intelectual y de liderazgo, lo mandaron a la escuela de oficiales, donde pareció que por primera vez en su vida estaba en el lugar correcto.

Era completamente feliz en esa exigente vida y había también aplicado para becas de estudio, así fue como se recibió de la universidad. Tenía 28 años y esos 9 años que había sido parte del ejército eran los únicos que podía recordar con alegría.

Nunca tuvo una familia, pero si encontró a verdaderos amigos tanto en las fuerzas como en la universidad y eran precisamente esos amigos… Adrián y Daniel quienes lo acompañaban desde que había salido del hospital donde le amputaron un pie, por el efecto de una mina que había explotado en un rescate que habían realizado. Seguía trabajando para el ejército como abogado y le habían colocado un prototipo de prótesis conectada neurológicamente a su pierna

Por sus complejos, tenía poca habilidad para tener citas, pero desde su accidente directamente se había retirado de la vida social y sus amigos se habían empecinado en cambiar esa parte de su vida. Lo citaron al bar que estaba debajo de su departamento y habían contratado un servicio de acompañantes. Le habían dicho que era muy tímido pero con un alto sentido del honor, por lo que la chica en cuestión simularía estar en aprietos para que él la pudiera “salvar”. De la agencia solo le habían dicho que se llamaba Ema, que era muy joven y muy hermosa y que se sentaría sola en el bar, que también estarían otros actores de la agencia que simularían el acoso…

Estaba todo planeado y armado para que por fin Iván sucumbiera a sus pasiones y recobrara la vida que estaba empecinado en dejar de lado.

Cuando Iván llegó al bar, todavía sus amigos no estaban, se quitó la corbata y la guardó en el bolsillo del traje, se desprendió unos botones de la camisa y pidió al barman una cerveza.

Se giró en el taburete, se recostó contra la barra y cuando había comenzado a disfrutar de su cerveza la vio entrar y dirigirse al otro extremo de la misma barra. Esa mujer era hermosa de verdad, la vio hablar con el barman y se sorprendió cuando la vio tomar el vaso de whisky, no era muy común ver eso, por unos segundos miró su propia bebida y sonrió, esa mujer era mucho más audaz que él.

Siguió mirándola y se sorprendió con el segundo vaso, sin embargo se dio cuenta que solo hacia tintinear los hielos, en realidad no lo estaba tomando. Sus amigos llegaron y comenzaron a actuar como siempre, mirando hacia todos lados para ver a cual muchacha iban a abordar… Curiosamente les llamó la atención esa chica sentada sola y comenzaron a hostigarlo para que fuera a abordarla…

-          Desde que llegamos la estás viendo… - dijo Daniel empujándolo un poco por la espalda – va a ser mejor que pruebes suerte…

-          Una chica como ella – dijo señalándola con la cabeza – jamás saldría con un lisiado como yo…

-          Tienes que superarlo – comentó Adrián – no te desnudes si quieres, pero ve con ella de una vez por todas…

-          ¿Voy y le digo si quiere tener sexo con un desconocido? – se reía con pesar

-          ¿Y qué tienes por perder…? - Daniel insistía más – quizás es tu día de suerte y te dice que si…

-          Ni siquiera cuando estaba completo he logrado ligar con una chica así… - no pudo evitar mirarla – ahora menos que nunca lo podre hacer…

-          Te digo que vayas… - Adrián se desesperó

-          ¿Por qué me insisten tanto con ella…? –hizo todo un paneo por el lugar – hay muchas chicas menos agraciadas que ella… con las cuales tendría más oportunidad que me aceptara una copa… - los vio avergonzarse y desviar sus miradas - ¿Qué hicieron…? – no le respondieron – díganme ¿qué hicieron…?

-          Está bien – confesó Daniel – es una acompañante… no te va a rechazar…

-          Bueno… - dijo sarcástico – eso me hace sentir mucho mejor conmigo mismo…

-          Lo siento… - dijo avergonzado Daniel

-          Ya no sabíamos cómo hacerte volver a la vida… - agregó Adrián – estamos preocupados por ti.

Mientras que escuchaba a sus amigos, vio de costado que la mesa de hombres bulliciosos se estaba alterando más, cuando uno de ellos se dirigió hacia la chica, Iván lo siguió atento con la mirada… Adrián y Daniel se miraron entre si… sabían que era parte del servicio, así que no se preocuparon mucho cuando de repente Iván se levantó del taburete y fue hacia ella.

Lo vieron interactuar con el hombre y abrazarla protegiéndola. Sus instintos estaban a full con la amenaza y ellos sabían perfectamente que jamás dejaría que una mujer sufriera un abuso en su presencia.

De un momento para otro, vieron como la chica atacaba al acosador y que Iván trataba de controlarla. Se miraron entre ellos y volvieron a mirar la escena… realmente eran buenos los de esa agencia…

Lo vieron seguir sujetándola por varios minutos y luego soltarla para hablar con ella. Cuando menos lo esperaban, vieron como la tomaba de la mano y salían juntos del bar.

Todavía estaban riéndose sorprendidos de la asombrosa actuación cuando, Daniel recibió un llamado telefónico.

-          Hola, - dijo Daniel

-          Señor, le hablo de la agencia de acompañantes… - dijo una voz de mujer – usted contrató a Ema como acompañante

-          Si… - contestó confundido – para una cita con mi amigo

-          Quería avisarle que Ema está un poco retrasada – continuó la voz – pero a más tardar 20 minutos estaría llegando a la dirección que usted nos dio…

-          No hace falta que venga, mi amigo ya se fue – contestó en forma mecánica – cóbreme de la tarjeta que le di de todas maneras.

-          Lo sentimos mucho señor… - se disculpaba

-          No se preocupe… está todo bien – y cortó la comunicación.

Se miraron ambos y volvieron a mirar la puerta por donde, su amigo y su misteriosa acompañante habían salido tomados de la mano…

***

En cuanto ese hombre se levantó de la silla y avanzó hacia ella, los reflejos militares se activaron en Iván…, se acercó a ella y cuando se interpuso entre la mano de ese hombre y ella no pudo evitar sentirla y olerla… simplemente era exquisita.

Cuando sintió que ella se arrebujaba en su cuello, no pudo evitar estremecerse, independientemente que era una acompañante, ningún hombre tenía el derecho de tratarla de forma agresiva, además era tan bella de cerca como no lo podía apreciar de lejos.

Cuando comenzó a golpear al hombre, su instinto le hizo detenerla y al abrazarla contra su pecho todos sus instintos sexuales se activaron. Por eso no quiso soltarla, con la excusa que no se tranquilizaba la tenía justamente como quería: entre sus brazos.

Cuando ella dijo que no quería que le dijeran “Mojigata”, él no pudo evitar sentir ternura… esa chica no parecía ser una acompañante pagada o por lo menos eso era lo que quería creer él cuando le tomó de la mano y le pidió que lo acompañara.