Elena nunca había imaginado que su vida cambiaría de manera tan drástica al cumplir diecisiete años. Criada en una tranquila ciudad costera, sus días transcurrían entre las aulas del instituto y las tardes en la biblioteca local, donde su amor por la historia y el arte florecía. Sin embargo, todo dio un giro inesperado cuando su padre, un renombrado historiador, recibió una oferta de trabajo que no podía rechazar.La oferta provenía de Adrian, el misterioso dueño de una galería de arte en la lejana ciudad de Ravenwood.
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Capítulo 7 : La Excursión al Bosque Encantado
El sábado amaneció con un cielo despejado y un sol radiante, una rareza en la generalmente sombría Ravenwood. Elena se despertó con entusiasmo, lista para su primera excursión con sus nuevos amigos. Había estado esperando este día desde que Sarah, Tom y Emily la invitaron a explorar el misterioso bosque que rodeaba la ciudad.
Michael, su padre, le había dado permiso con una sonrisa y un recordatorio de que tuviera cuidado. “Disfruta, pero mantente cerca de tus amigos y no te alejes demasiado en el bosque,” le dijo antes de salir de casa.
Elena se reunió con Sarah, Tom y Emily en el punto de encuentro acordado, un pequeño café en la plaza principal de Ravenwood. El lugar estaba animado con el bullicio de la mañana, y el aroma del café recién hecho llenaba el aire.
“¡Hola, Elena!” saludó Sarah, agitando la mano. “¿Lista para la aventura?”
“¡Totalmente!” respondió Elena, sonriendo mientras se unía al grupo.
Después de un rápido desayuno y una charla animada sobre lo que esperaban encontrar, el grupo se dirigió hacia el bosque. El camino era sinuoso, bordeado de árboles antiguos cuyas ramas se entrelazaban formando un techo natural sobre sus cabezas. La luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando patrones de sombra y luz en el suelo del bosque.
“Este lugar es increíble,” comentó Elena, maravillada por la belleza y la serenidad del entorno.
“Sí, es uno de mis lugares favoritos,” dijo Emily. “Hay tantos rincones secretos y leyendas sobre este bosque. Cada vez que vengo aquí, siento que descubro algo nuevo.”
“¿Qué tipo de leyendas?” preguntó Elena, intrigada.
“Bueno,” comenzó Tom, adoptando un tono misterioso, “se dice que este bosque está habitado por espíritus antiguos y criaturas mágicas. Algunas personas creen que hay portales a otros mundos escondidos entre los árboles.”
“¡Y también está la historia del vampiro solitario!” agregó Sarah con entusiasmo. “Supuestamente, un vampiro solitario vive en una cueva oculta en el bosque, protegiendo algún tipo de tesoro o secreto oscuro.”
“Suena fascinante,” dijo Elena, sintiendo un escalofrío de emoción. “Aunque espero no encontrarme con ningún vampiro hoy.”
El grupo se rió y continuaron su camino, disfrutando de la conversación y el paisaje. Después de caminar durante un buen rato, llegaron a un claro con un pequeño arroyo que cruzaba suavemente el terreno. Se detuvieron allí para descansar y disfrutar de la tranquilidad del lugar.
Sarah sacó una manta de su mochila y la extendió sobre la hierba, mientras Emily desempacaba algunas meriendas que habían traído. Se sentaron juntos, compartiendo historias y risas mientras comían.
“Este lugar es mágico,” dijo Elena, mirando el reflejo del sol en el arroyo. “Me alegra mucho haberme mudado aquí y haberlos conocido a ustedes.”
“Nosotros también estamos felices de tenerte con nosotros,” respondió Sarah. “Eres una gran amiga, Elena.”
“Gracias,” dijo Elena, sintiéndose verdaderamente aceptada por primera vez en mucho tiempo.
Después del almuerzo, decidieron explorar más a fondo el bosque. Sarah les mostró un sendero menos transitado que conducía a una antigua ruina oculta entre los árboles. “Es un viejo monasterio abandonado,” explicó. “Nadie sabe exactamente cuándo se construyó, pero es un lugar fascinante para explorar.”
El sendero era estrecho y sinuoso, y el follaje se hacía más denso a medida que avanzaban. Elena podía sentir la historia en el aire, como si el bosque susurrara cuentos antiguos de tiempos pasados. Finalmente, llegaron a las ruinas, un conjunto de estructuras de piedra cubiertas de musgo y enredaderas.
“Wow,” exclamó Elena, admirando la belleza melancólica del lugar. “Es como si el tiempo se hubiera detenido aquí.”
“Sí,” dijo Tom. “Este lugar siempre me ha parecido muy tranquilo, a pesar de las leyendas que lo rodean.”
“¿Qué tipo de leyendas?” preguntó Elena, su curiosidad despertada nuevamente.
“Dicen que el monasterio fue abandonado después de que ocurrieran eventos extraños,” explicó Emily. “Los monjes desaparecieron sin dejar rastro, y algunos creen que fueron víctimas de una maldición.”
“Bueno, espero que no nos encontremos con ninguna maldición hoy,” dijo Elena con una sonrisa nerviosa.
El grupo se rió y comenzó a explorar las ruinas, examinando las viejas paredes y las esculturas erosionadas por el tiempo. Encontraron inscripciones en latín en algunas piedras, y Tom, que había estudiado algo de latín, intentó traducirlas.
“Parece que hablan de rituales antiguos y protección,” dijo, frunciendo el ceño mientras descifraba las palabras. “Es realmente interesante, aunque un poco inquietante.”
“Deberíamos tomar algunas fotos,” sugirió Sarah. “Este lugar es increíblemente fotogénico.”
Todos estuvieron de acuerdo y pasaron un buen rato tomando fotos y explorando cada rincón de las ruinas. La luz del sol comenzaba a desvanecerse, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados cuando decidieron que era hora de regresar.
El camino de vuelta fue igual de encantador, con el atardecer proporcionando un telón de fondo mágico para su aventura. Elena se sentía más conectada con sus nuevos amigos y con la ciudad de Ravenwood. Sabía que este era solo el comienzo de muchas más aventuras juntos.
Cuando llegaron de nuevo a la plaza principal, el grupo se despidió con abrazos y promesas de futuros encuentros. “Fue un día increíble,” dijo Elena. “Gracias por invitarme.”
“De nada,” respondió Sarah. “Nos divertimos mucho contigo. Nos vemos el lunes en la escuela.”
“Hasta el lunes,” dijo Elena, sonriendo mientras se dirigía a casa.
Elena caminó de regreso a casa con una sonrisa en el rostro y una sensación de pertenencia en su corazón. Al llegar, encontró a su padre en la cocina, preparando la cena.
“¿Cómo te fue?” preguntó Michael, levantando la vista de la olla que estaba revolviendo.
“Fue increíble,” respondió Elena, abrazando a su padre. “Exploramos el bosque, encontramos unas ruinas antiguas y pasamos un tiempo genial juntos. Me siento realmente feliz aquí, papá.”
“Me alegra escuchar eso,” dijo Michael, sonriendo mientras devolvía el abrazo. “Sabía que Ravenwood sería un buen lugar para nosotros.”
Elena pasó el resto de la noche contando a su padre cada detalle de su excursión, sintiéndose más segura y contenta con cada palabra. Estaba emocionada por lo que el futuro le deparaba en Ravenwood y por las nuevas amistades y aventuras que estaban por venir.
Y así, con el corazón lleno de gratitud y esperanza, Elena se preparó para el siguiente capítulo de su vida, sabiendo que había encontrado un verdadero hogar en Ravenwood.