Que es lo que está dispuesta a hacer una madre por sus hijos?
La respuesta es fácil, todo, absolutamente todo.
Alma, una mujer fuerte y trabajadora dedicada a la ayuda psicológica de niños desea con todo su corazón ser madre, tristemente para ella es imposible.
Un día conoce a un pequeño muy singular, un bebé de apenas un año de vida, con una mirada diferente, intimidante, una mirada que a ella la enamora.
Por culpa del origen del niño ellos son separados, y ahí volvemos al inicio, de que será capaz Alma para volver a ver a su hijo, su amado hijo?...
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capitulo 4
Si su esposa conocía todo sobre su hijo y amante, poco hay que hacer.
Se quedó varias horas dando vueltas en el despacho, ideando la forma adecuada para sacar de esta situación a su pequeña familia, no quería perderlos, no de nuevo, cuando un grito estruendoso resonó en toda la casa.
Salió corriendo en dirección del grito llegando hasta la cocina. Un humanoide con ocho ojos y lengua de serpiente acechaba a Iris, la cosa se puso en cuatro patas, tomó impulso y brincó hacia ellos, Aarón se movió más rápido, adentrando su mano al cuerpo, haciendo que esa cosa explotará
- Que demonios era eso?! - grito Iris
- Exacto, un demonio -
- Que??? -
- No puedo explicarte ahora, vámonos -
César por alguna razón estaba tranquilo, en los brazos de su madre no perdía detalle de todo lo que pasaba, no le asustó ver al demonio, no le asustó lo que su padre hizo, lo único que le asustaba era saber que su madre corría peligro, así que la tomaba tan fuerte como sus pequeñas manos podían.
Corrieron debajo de la casa, ahí había una especie de cuarto de seguridad, Aarón les pidió permanecer ahí, les aseguraba que solucionará todo.
Rugidos, chillidos, sonidos provenientes de todos lados y a la vez de ninguno, Iris se preguntaba cómo podían llegar hasta ellos estando en ese lugar, la respuesta le llegó de inmediato
- Porque están en tu cabeza - la voz melodiosa de una mujer detrás de ella la hizo voltear y sujetar aún más fuerte a su hijo, se encontraba sentada en uno de los sillones - yo los puse ahí para volverte loca - la mujer se levanta y camina unos pasos - pero la verdad no tengo ganas de ver a otra loca, me tienen algo cansada - cada paso que avanza, Iris lo daba alejándose de ella - te diré directamente lo que pasará, me darás a tu hijo si no quieres morir, si te niegas, te mataré delante de él y después lo tomaré de tus fríos brazos, de cualquier forma lo tendré-
- Por qué?, no te hemos hecho nada -
Lilith ríe a carcajadas, ha escuchado esas palabras tantas veces y siempre le causan mucha gracia, limpiando lágrimas falsas le responde
- Oh, tú no pequeña ingenua, pero mi querido esposo sí, tu bastardo es lo único que le he pedido evitar, y su tonto corazón no puede simplemente desaparecerlos, siempre me deja ese trabajo sucio a mí -
- Tu esposo? -
- Que descuidada, me presento, mi nombre es Lilith reina del infierno, y mi esposo es Lucifer, pero tú lo conoces como Aarón Black -
- No es posible -
- Siempre dicen lo mismo - dice Lilith cansada - asimílalo de una buena vez, él te engañó, se hizo pasar por un simple mortal, te hizo ese hijo que ahora desaparecerá y ya -
- No - Iris sujetaba a su hijo lo más fuerte que podía
- Parece un dejavu, las madres siempre hacen lo mismo -
Golpes resonaban en la puerta, ahora era lucifer intentando entrar
- Ya llegó el infiel, bueno, pues que pase el desgraciado - levantando su mano abrió la puerta, Lucifer en su forma demoníaca entro corriendo, Iris retuvo el aire de la impresión y el miedo, en cambio, su pequeño Cesar balbuceaba contento levantando las manitas hacia su padre
- Déjalos - gruñía hacia Lilith
- Por supuesto, solo necesito esto - abrió ambas manos, con una dejaba a Lucifer inmovilizado, con la otra, rompió el sillón donde había aparecido, sacando una gran estaca de madera que lanzó hacia Iris incrustándola en su pecho, ella cayó, aún con su hijo entre sus brazos, lo miró, acarició su rostro y con dulces palabras le dijo
- Te amo, siempre estaré contigo, pero ahora, debes salvarte, sálvate hijo mío -
El pequeñito cerró sus ojos, cuando otra estaca atravesó su cuerpecito, dejándolo incrustado colgando de la pared, Iris alcanzó a observar todo, lo último que pudo hacer, fue derramar lágrimas por su querido hijo.
- NOOO!!! - gritó Lucifer liberándose del dominio de Lilith, corrió hacia el cuerpo de su familia ahora convertido en Aarón, quería llorar, sentía su corazón destrozado, pero no podía, no debía, él era tan culpable como su esposa, sabía que pasaría, sabía que se repetiría la historia, aun así quiso intentarlo, tristemente no cambió nada.
- Te espero en el reino cuando estés listo, tómate el tiempo que necesites - y así de simple Lilith desapareció
Mientras estaba de rodillas observando el cuerpo sin vida de su amante, un pequeño ruido le llamó la atención, detrás de un mueble, una pequeña mano salió, sorprendido se acercó y con una gran sonrisa tomó a su pequeño que estaba muy bien escondido ahí
- De tanto jugar aprendiste a copiar tu imágen, eres muy inteligente hijo mío, lástima que mamá no pudo hacer lo mismo - abrazaba al pequeño mientras veía a su amada - ahora que haré? -
En el bolso de Iris sonaba su móvil, era un mensaje, lo sacó con cuidado viendo que era de parte de la pediatra recordando una cita para el día siguiente
- Confío que ella cuidé bien de ti -
La noche se acercaba, Aarón alistó bien a su hijo, le dio un baño, alimento bien y unas horas más tarde apareció en medio de la casa de la doctora
- Te quiero mucho, y estaré cuidándote desde las sombras - dejando un beso en su frente se fue, desapareció así como llegó.
César comenzó a llorar, por primera vez estuvo solo, sin ninguno de sus padres con quién sentirse seguro, las luces del cuarto se encendieron, salieron la pediatra junto a su esposo, quedando sorprendidos por el hallazgo
- Pero qué? - decía el hombre
- Es César - la doctora de inmediato corrió a su encuentro, lo tomó en brazos y comenzaron a buscar por todos lados, dentro y fuera de su vivienda, pero no encontraron nada
Al día siguiente supieron de la noticia, la madre apareció asesinada y del padre no se sabía nada. Decidieron llevar al pequeño a la policía, ahí lo remitieron a una casa hogar dónde una mujer quedó enamorada de él, su nombre Alma, psicóloga especialista en niños que trabajaba en ese lugar
- Hola César, soy Alma - se acercaba al pequeño que estaba dentro de un corral - no me canso de ver esos lindos ojos que tienes -
- A mí la verdad me dan algo de miedo, parece como si observará dentro de ti - decía una enfermera ayudante de los pequeños
- Eso es maravilloso -
- Si tú lo dices - César estiró las manitas en dirección a Alma, ella con gusto lo tomó
- Sabes que no debes mostrarles tanto cariño, al final del día te irás y ellos son quienes sufren más -
- Pero el es un niño muy bien portado -
- En eso tienes razón, es de los pocos pequeños que parece entender lo que pasa a su alrededor, no llora si no es necesario, incluso...
- Que? -
- Me tomarás como loca, pero en un turno nocturno lo vi jugando con una sombra, le balbuceaba como si le contará algo, fue escalofriante -
- Solo son juegos de niños -
- Tú eres la experta - la enfermera se encogió de hombros restando importancia, entre todas las trabajadoras se hablaba de César, y todas coinciden, ese niño es escalofriante
- César, te gustaría ser mi hijo - la cara del niño se alegró, tomó el rostro de Alma con sus pequeñas manos y le dió un beso en la mejilla, uno muy baboso que para Alma fue el más sincero que alguien le haya dado - ya está decidido, empezaré el trámite para la adopción, seremos madre e hijo muy pronto -
Y así comenzó una nueva vida para ambos, una vida siendo la madre del hijo del diablo...