El Mismo Rostro, Dos Caminos Distintos

Punto de vista, Abril...

Esas palabras que él me dijo, rompieron mi corazón, no entendía como había alguien tan imbécil y al mismo tiempo bueno, por lo visto no me dejaría ser libre nunca.

Sin decir nada y apretando mis puños con fuerza, salí de aquel lugar.

Me encerré en la habitación. Tenía demasiado miedo para volver a salir.

No supe cuándo, pero Mossy entró con una bandeja llena de comida.

Se acercó a mi, y me abrazo para después decir - Vamos, niña, deja de llorar. Si sigues así, te vas a poner mala -

Tenía razón. Si seguía así, me pondría enferma, y me pondría mucho peor.

Me senté tranquilamente en la cama. Mientras me secaba las lágrimas, ella me sirvió comida.

Empecé a comer mientras ella iba de nuevo al armario y sacaba un pijama de seda azul.

Lo colocó sobre la cama.

Luego me dedicó una gran sonrisa.

- Vaya, sí que eres guapa - me dijo con amabilidad.

Le respondo con mucha tristeza en mi alma - No soy tan guapa como mi hermana gemela, ya te lo ha dicho tu jefe, yo tampoco era lo suficientemente guapa como para impedir que mi prometido se acostara con mi hermana el día de nuestro cumpleaños Nro 18 - mientras algunas lágrimas vuelven a resbalar por mis mejillas.

Ella me limpia suavemente la cara.

Ella intenta consolarme con algunas palabras - Eres una buena chica, no te preocupes más, ese dolor que sientes pasará, no perdiste a nadie, fue todo lo contrario, tu hermana perdió a una excelente hermana y amiga, y el traidor de tu ex prometido perdió a una gran mujer, una mujer que lo amó con el alma, no pasa nada si no comprendes lo que ocurre en este momento con tu vida, en un futuro lograrás entenderlo todo -

Esas fueron sus últimas palabras antes de salir de la habitación.

Yo seguía sin entenderlo. Si este hombre tiene tanto poder y es tan rico, ¿por qué sigue con la idea de casarse conmigo? ¿Por qué iba a celebrar una boda falsa?

Terminé de comer y dejé la bandeja en la mesilla de noche.

Fui al baño, me di una ducha y luego me puse el traje de dormir que Mossy había elegido para mí.

Decidí descansar un poco, aunque temía que nada pudiera salvarme de tener que casarme con aquel hombre.

Al día siguiente...

Mossy estaba en la habitación, abriendo las cortinas y arreglando todo para mi boda. Me desperté un poco nerviosa.

- Vamos chica, ya es hora de que te arregles, date prisa, tienes que ponerte el vestido, pronto entrará la maquilladora y la estilista para arreglarte - me dice muy emocionada, ojalá yo pudiera estar tan emocionada como ella.

Me levante de la cama y me fui a bañar, luego salí.

Cuando salí, me encontré con un hermoso vestido con escote corazón y corte estilo sirena. Tenía hermosas piedras de diamantes por todo el escote.

Me puse el vestido y luego el estilista y el maquillador empezaron a hacer su trabajo. En cuanto terminaron, Mossy me cogió de la mano para salir de la habitación.

Llegamos a la entrada y subimos al coche que nos llevaría a la iglesia.

Estaba muy asustada; quería llorar, pero no podía. Me estropearía el maquillaje.

Arruinaría todo este teatro.

Salimos de la casa y llegamos a la entrada de la iglesia. Allí estaba mi padre, esperándome para entregarme como carnero de sacrificio.

El me dice de manera indiferente y con cierta molestia en su voz - Buenos días Abril, ven dame la mano, tengo que entregarte en la iglesia -

Le contesté un poco herida por sus palabras - Prefiero entrar sola que de la mano contigo - mientras comenzaba a caminar hacia las puertas de la iglesia.

Me agarró del brazo.

Me dice amenazante - Mira mocosa, mocosa desagradecida, no me desafíes, porque soy capaz de arrastrarte hasta el altar - Me aprieta el brazon con gran furia. Realmente no le importaba si los demás le veían agredirme.

Mossy, el chófer, y un guardaespaldas observaban atentamente la escena.

Ellos se quedaron pasmados por la escena ante sus ojos, al principio pensaron que mi padre me entregaría ante todos de buena manera, pero lo que no se esperaban era que este se comportará como un completo energúmeno.

Dijo molestó - Ya bastante tengo con tener que devolverle parte de lo acordado a tu futuro esposo, solo porque él quería casarse con Adriana, así que deja de dejarnos en vergüenza ante la sociedad y caminemos juntos al altar -

No sé que era peor, si el hecho de ser vendida de forma tan descarada, o que a mi padre no le diera la gana de entregar a mi hermana, si no que en su lugar prefiero entregarme a mi sin tener piedad alguna.