De la novela "Los hijos que me dio la vida", de la cual surgieron tantas historias con cada uno de sus personajes más relevantes, llega ahora la historia de Emma e Isabella: dos hermosas niñas que fueron la cereza del pastel y la cura para un par de almas rotas. Dos personas que fueron víctimas de la vida y de las circunstancias, pero que, juntos, sanaron y dieron vida a sus dos princesas.
Ahora, esas pequeñas han crecido. Las gemelas maravilla tienen 27 años y han vivido una vida cargada de locuras, ingenio, travesuras y momentos llenos de risa. Comparadas con sus hermanos —en especial con Duván, el más revoltoso—, ellas siempre llevaron todo al extremo. Nunca hubo tranquilidad en ese hogar, pero heredaron el corazón noble de sus padres. Aunque son mujeres alocadas, poseen muchas virtudes y una lealtad inquebrantable.
A sus vidas llegarán dos personas que les robarán la razón y harán palpitar sus alocados corazones. Acompáñenme en esta nueva aventura.
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CAPITULO SEIS
Me iré de Colombia en 10 días, estaré en muchos lugares, ¿cómo podemos hacer eso posible?_ pregunté.
- por ahora no sé, pero algo se me va a ocurrir, solo quiero saber, si tú estás dispuesta a intentar vernos antes de que te vayas o si está será nuestra despedida _ lo miré a los ojos y sentí una fuerte atracción, que hizo que juntara de nuevo mis labios a los de él.
Aceptó este beso sin problema, puso sus manos en mi cuello y profundizó el beso, comencé a sentir como mi entrepierna palpitaba, pero sabía que debía controlar mis instintos, aunque las palabras de mi hermana rondaban en mi cabeza, ella y sus consejos influenciables, aun así me resistí, y de un beso, no pasó.
La discoteca empezó a avisar que el servicio estaba por terminar, así que salimos de aquel lugar, nos fuimos tomados de la mano todo el camino, cada tanto él me abrazaba y volvíamos a besarnos, era como si quisiéramos dejar grabados nuestros labios el uno en el otro. Caminamos tanto, que terminamos llegando al hotel.
- Hemos llegado _ dijo en un tono bajo.
- si, eso parece _ hice una breve pausa _ lástima que pasó el tiempo tan rápido, es hora de despedirnos _ le dije tratando de que mis emociones no me agobiaran.
- no me respondiste la pregunta que te hice, pero vuelvo y te la repito...¿estás dispuesta a vernos antes de irte del país?_ yo asentí.
- Si, solo que no se cómo haremos para que eso suceda, pero me encantaría mucho_ el sonrió al escuchar mis palabras.
- Esa era la respuesta que quería escuchar, el resto déjamelo a mi_ me abrazó y yo le correspondí, luego nos besamos por última vez antes de que él se fuera para su hotel. Al subir a mi habitación, mi hermana ya estaba dormida, era obvio, ya casi iba a ser las 4 de la madrugada, me quité el vestido, me dejé solo la ropa interior y así me acosté a dormir, me dormí de inmediato, no sin antes recibir un mensaje de Agustín, avisando que ya estaba en su hotel, le mandé un emoji de corazón y dejé el celular a un lado.
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- ¡Emma, Emma!_ escuché la voz de mi hermana a lo lejos, me removí entre las sábanas, hasta que mi subconsciente me levanto de golpe recordándome que debíamos viajar.
-¿que hora es?_ pregunté asustada.
- Las 7 de la mañana, ya nos llamó el conductor, debemos estar listas, ve y te duchas rápido _ me dijo, me puse de pie y fui al baño.
Al salir, Isabella ya tenía las camas tendidas, me vesti rápidamente y comencé a recoger la ropa, a doblarla y a organizar el equipaje, todo lo dejé perfectamente organizado, gracias a mamá, que es una fanática del orden, aprendimos a tener nuestras cosas organizadas y a ser meticulosas como papá.
- Ya estoy lista_ dije.
- Ok... ¡ah! Y antes de que se me olvide, te estuvo llamando Agustín, te iba a despertar, pero el dijo que no lo hiciera, que te dejara descansar_
- No debiste hacerle caso, debiste despertarme, pero no importa, ahorita lo llamo, gracias _ le respondí.
- Bueno, entonces bajemos a desayunar _ asentí, tomé mis maletas, hice una última revisada a la habitación, cerciorándome que no haber olvidado nada.
Bajamos a desayunar, yo pedí solo una avena con almojabanas, me la comí como me enseñó Agustín, refrescante y deliciosa. Al terminar, llegó Don Arnulfo, el nos ayudó con el equipaje, luego nos subimos al auto y nos fuimos de aquel hermoso lugar. Eché un vistazo hacia atrás una última vez, para grabar en mi mente el sitio donde conocí a Agustín.
Agarré el celular y lo llamé, escuché el repicar de su línea telefónica muchas veces, pero no obtuve respuesta, lo intenté dos veces más, pero obtuve el mismo resultado, no logré hablar con el y eso de cierta manera, me hizo sentir un poco triste, dejé el celular en el bolso y decidí que iba a dormir un poco para que mi mente no se ocupará en pensamientos vanales y vacíos, aprovechando el cansancio por salir esa noche, me dormí enseguida.
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Cuando desperté, ya eran las 12 del medio día, y Don Arnulfo estaba parqueando el auto en un estadero, dónde habían restaurantes y zonas de alquiler de baños. Nos bajamos y fuimos a hacer nuestras necesidades, después compramos algo para almorzar, y cuando descansamos un poco, volvió a poner el auto en marcha, de nuevo me dormí.
Llegamos a un hotel en Armenia, estábamos solo a 20 minutos del parque al que iríamos la mañana siguiente, aunque aún eran las 4 de la tarde, decidimos quedarnos a descansar, Isabella salió a dar un paseo por el sector, llegó con varias cosas para comer, incluso fuimos a la piscina que había en el hotel, me distraje mucho.
Cuando regresamos a la habitación, agarré el celular con la esperanza de encontrar una llamada o un mensaje de Agustín, pero de nuevo, no había nada, decidí simplemente ignorar mis sentimientos y dejar atrás esa situación, quizás así es esto, vida solo hay una, no podemos engancharnos en la misma situación.
Al día siguiente nos levantamos muy temprano, nos organizamos, nos recogieron puntuales y nos dirigimos al parque, gracias a la agencia de viajes, ya teníamos las entradas compradas, no tuvimos que hacer fila, llegamos directamente a la plataforma del metro cable, este nos trasladó hasta el parque, un lugar hermoso, rodeado de árboles, mucha naturaleza, realmente sorprendida por la fauna y flora que hay en este hermoso país.
Hicimos todo el recorrido, nos subimos a todas las atracciones disponibles, la adrenalina que sentimos fue inexplicable, además las personas a nuestro alrededor fueron muy amables, habían muchas familias visitando el parque.
- Deberíamos planear un viaje en familia, podemos venir aquí con mamá y papá, y el resto de la familia _ comenté e Isabella asintió.
- estaba pensando lo mismo, aunque la abuela no se atrevería a subirse a un avión, pero por ahora, solo sé que quiero regresar _ agregó Isabella.
- Tienes razón, no se subiría a uno, así le dieran una recompensa _ ambas nos reímos, luego continuamos recorriendo el parque.