¿Podría un hombre marcado por la sangre cambiar al encontrarse con una mujer que veía la esperanza en todo?
¿O el pasado de ambos sería demasiado fuerte para escribir una nueva historia?
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Cap. 22
—¿Cómo que qué? —preguntó Eva, confundida.
—Hace unos días te vimos bailando mientras vendías tus fideos de pollo —dijo Hendra desde el asiento del copiloto.
—¿Ah sí? —respondió Eva, sin recordar.
—Tu baile fue tan divertido que hasta lo grabé —dijo Hendra, riéndose.
—¡¿Qué?! —Eva se giró, alarmada.
—No te enojes, solo fue un video corto. Pero quedó buenísimo.
—¡Bórralo! ¡Me muero de vergüenza! No quiero que eso se haga viral.
—Pero si te haces viral, más gente va a conocer tus fideos —bromeó Hendra.
—¡No, no, no! ¡Bórralo ya!
Lucifer, desde el asiento trasero, exhaló con fastidio.
—¿No se cansan de hablar? Si siguen así, los dejo en medio de la avenida.
Eva se encogió.
—No, señor... ya me callo.
El silencio volvió al coche. Eva, agotada, se quedó dormida con la cabeza recargada en la ventana. Lucifer cerró los ojos, con los brazos cruzados. Hendra intentó mirar por el retrovisor, pero Lucifer lo notó.
—Concéntrate en el camino, Hendra. No me vigiles.
—Sí, señor —respondió Hendra, nervioso.
Al llegar a la pensión de Eva, Aris la despertó con suavidad. Eva se bajó, aún adormilada. Aris sacó la moto del maletero.
—Gracias por todo, señor Lucifer. Lavaré el abrigo y se lo devolveré —dijo Eva, con respeto.
Lucifer no respondió.
—Y sigo esperando que me dé trabajo. No he cambiado de idea —agregó.
Lucifer seguía sin moverse. Eva agitó la mano frente a su rostro.
—¿Señor...? ¿Me escucha?
Lucifer abrió los ojos lentamente.
—Ya entendí.
—La moto está lista, Eva. Que descanses —dijo Aris.
—Gracias, cuídense —respondió Eva, mientras veía alejarse el coche.
Se estiró, bostezando.
—Este abrigo huele delicioso... qué cómodo está —murmuró, abrazándolo.
...****************...
—¿Y qué trabajo le vas a dar a Eva? —preguntó Aris, mientras el coche avanzaba por Insurgentes.
—Olvídala. Espero no volver a verla —respondió Lucifer, con los ojos cerrados.
—Pero señor, creo que ella hablaba en serio. Se le nota la necesidad...
Lucifer lo miró de golpe.
—Tú encárgate. Dale algo que hacer.
—Sí, señor.
Al llegar al departamento de lujo en Polanco, Lucifer bajó. Antes de entrar, sacó el papel con el número de Eva y se lo dio a Aris.
—Tú encárgate de esto.
—Sí, patrón.
—Y mañana no olvides pasar por mí a las ocho.
—Entendido.
—¿Y qué le digo a Eva?
—Que venga a limpiar. Lo que sea.
Lucifer subió sin mirar atrás.
...****************...
Ya en el coche, Hendra no aguantó la curiosidad.
—Oye, ¿qué hacía Eva en ese club? ¿Por qué estaba contigo? ¿Y qué onda con el trabajo?
—¡Cálmate! Pregunta una por una, no como metralleta —dijo Aris, dándole un zape.
—Jajaja, bueno, ya dime.
Mientras conducían, Aris le contó todo lo que había pasado.
—¿Cómo puede haber papás tan mierdas? —dijo Hendra, indignado.
—Y ese tal Darmo, diciendo que pagó 200 mil por Eva, cuando ella dijo que fueron 100 mil. Puro teatro.
—Y lo de Baron y James... ¿crees que Lucifer tenía razón?
—Claro. Cuando les preguntó, se pusieron nerviosos. Baron casi se atraganta.
—Alguien va a traicionar al jefe, seguro.
—Y por eso Eva quiere trabajar con él. No quiere deberle nada. Al principio Lucifer no quería, pero ya ves cómo es ella... terca.
—¿Y cómo la vas a contactar?
—Ya tengo su número. Le voy a llamar.
Eva estaba por quedarse dormida cuando sonó su celular.
—¿Quién llama a esta hora? —gruñó.
—¿Bueno?
—Eva, soy Aris. Mañana paso por ti a las 7:30 para ir al departamento del señor Lucifer.
—¿Qué? ¿Para qué?
—¿No dijiste que querías trabajar con él?
—¡Ah, sí! Se me olvidó. Claro, voy.
—Y no me digas “señor”, solo soy Aris.
—Entonces tú tampoco me digas “señorita”. Llámame Eva.
—Hecho, Eva. Jejeje.
—¿Pero no tengo que ir vestida como en el club, verdad?
—¡No! Solo ropa normal.
—Perfecto. Mándame la dirección.
—Va. Descansa.
Eva colgó y se dejó caer en la cama.
—Son las cuatro... dormiré hasta las seis—susurró, cerrando los ojos.
Te felicito
espero que ese tipo le diga a Eva que su padre la vendió a el para pagar la deuda que tenia con el aver si con eso ya habré los ojos y se da cuenta que ellos no la quieren y solo la ven como un objeto que pueden usar del cual desacerse
y así ella se aleje y corta lazos con esa gente que si la buscan con escusas barata no los escuche ni les de dinero que solo se preocupe por ella y su hermano que se ve que la quiere y se preocupa por ella