Emma jamás imaginó que amar a Andrew significaría estar condenada a huir. En un mundo donde humanos, brujos y cambiaformas coexisten bajo frágiles pactos, Emma, una joven común, se ve arrastrada al corazón de una guerra silenciosa tras enamorarse de Andrew, el heredero de una poderosa manada de licántropos. Su amor es puro, peligroso… y totalmente prohibido. Mientras la manada se tambalea y aliados inesperados caen uno por uno, Emma deberá encontrar la fuerza para sobrevivir, escapar y luchar por lo que ama. Pero no está sola: cada elección que haga resonará en un destino mayor, donde el sacrificio, la magia y la sangre van de la mano. Un amor prohibido. Un secuestro brutal. Una guerra inminente.
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Capitulo 10: Conexión
Respiré hondo y comencé a caminar, tambaleándome ligeramente mientras el terreno resbaloso y empinado intentaba jugar en mi contra.
Cada paso me hacía jadear de dolor; mis rodillas latían con fuerza, y cada raspón de las ramas contra mi piel me recordaba lo vulnerable que estaba.
Pero a los pocos segundos, el terreno simplemente desapareció bajo mis pies.
Me detuve justo a tiempo, mirando hacia adelante con el corazón en un puño. Había llegado al final de un precipicio que daba a una caída rocosa hacia el arroyo. La idea de intentar descender por allí era un suicidio, y no tenía más opciones.
—Mierda… —jadeé, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a arder en mis ojos.
El sonido de un gruñido bajo, gutural y lleno de amenaza, me hizo congelarme en mi lugar. Era tan cercano que la piel se me erizó al instante, y un escalofrío recorrió mi espalda.
Cerré los ojos con fuerza, tratando de calmar mi respiración. Este era el final, y lo sabía. La adrenalina que había estado empujándome hasta ahora parecía desvanecerse, dejando solo un frío vacío.
Con todo el miedo del mundo, giré lentamente sobre mis talones.
Y allí estaba.
El lobo gris, más grande y aterrador de lo que parecía cuando lo vi por primera vez, estaba frente a mí. Sus ojos ámbares brillaban con una intensidad casi sobrenatural, y su postura era la de un depredador listo para atacar. Sus dientes estaban al descubierto, y un gruñido constante vibraba en su pecho, haciendo eco en el aire cargado de tensión.
No había escapatoria.
Mis labios temblaron al intentar hablar, pero no salió ningún sonido. Solo podía mirar a la criatura frente a mí, preguntándome si este era realmente mi final.
El lobo dio un paso hacia adelante, y yo retrocedí instintivamente, sintiendo cómo las piedras sueltas bajo mis pies amenazaban con lanzarme al vacío.
—Lindo lobito…por favor, no te va a gustar comerme, soy puro hueso —susurré, aunque sabía que mis palabras no tendrían efecto alguno.
El lobo inclinó ligeramente la cabeza, sus ojos fijos en los míos, como si pudiera entenderme.
Pero entonces, soltó otro gruñido profundo, y mi cuerpo entero se tensó, incapaz de moverse, atrapada entre la furia de la naturaleza y la ferocidad del animal frente a mí.
Andrew
Andrew estaba sentado en la gran sala de reuniones de la reserva, un lugar amplio con techos altos y vigas de madera que dejaban entrar la luz del sol. Frente a él estaba Ethan, el alfa de la manada de Black Ridge, un viejo amigo con quien había compartido incontables momentos desde la infancia.
Ethan era un hombre imponente, con cabello oscuro y ojos claros que siempre parecían analizarlo todo, un rasgo que Andrew apreciaba y temía a partes iguales.
—¿Y bien, Andrew? —dijo Ethan mientras se recargaba contra el respaldo de la silla, con una sonrisa burlona curvándole los labios—. ¿Cuánto más planeas mantener el mando sin una compañera? Sabes que es un desastre esperando a ocurrir.
Andrew gruñó, no de forma amenazante, sino con la familiaridad de alguien que había escuchado la misma pregunta una y otra vez.
—No todos tenemos la suerte de encontrar a nuestra mate en el momento perfecto, Ethan. —Su tono era seco, aunque no podía negar el nudo que se formaba en su estómago al recordar a Emma.
—No es cuestión de suerte, amigo. Es cuestión de destino. —Ethan se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa de madera—. ¿O acaso el gran Andrew Blackwood está empezando a dudar de que los dioses nos guían?
Andrew le dirigió una mirada afilada, pero la chispa de humor en los ojos de Ethan desarmó su ira.
—No dudo de nada, Ethan. Solo… —Andrew se detuvo, sus palabras quedando a medio camino.
Ethan levantó una ceja, intrigado.
—¿Solo qué? —presionó.
Andrew suspiró y se pasó una mano por el cabello oscuro.
—Hay alguien. Pero no es sencillo.
La expresión de Ethan se iluminó con una mezcla de sorpresa y diversión.
—¡Así que ya la encontraste! —exclamó, ignorando la expresión de advertencia de Andrew—. Y por la forma en que lo dices, parece que no se trata de un típico encuentro de —amor a primera vista–.
—Ella… no sabe lo que somos. Es humana y no confía en mí. —Andrew se recargó en la silla, mirando hacia la ventana. Su mente viajaba inevitablemente hacia Emma, recordando su mirada desafiante y su terquedad que lo desarmaba y lo volvía loco a partes iguales.
Ethan soltó una carcajada.
—Oh, amigo, estás en problemas hasta el cuello. ¿Quieres un consejo?
Andrew lo miró de reojo, levantando una ceja.
—¿Desde cuándo das buenos consejos?
—Desde que aprendí a mantenerme vivo, lo cual debería contarte algo. —Ethan se inclinó más cerca—. Sé paciente, pero no demasiado. Las mates son un regalo, pero también un desafío. Si no lo haces bien, podrías perderla.
Andrew estaba a punto de responder cuando un cambio en el aire lo hizo detenerse. Su cuerpo entero se tensó, y un gruñido bajo salió de su garganta antes de que pudiera detenerlo.
—Andrew, ¿qué pasa? —preguntó Ethan, alertado por el repentino cambio en su amigo.
Andrew se levantó de golpe, sus sentidos volviéndose locos. Un olor familiar y metálico llenó sus fosas nasales: sangre. Pero no era cualquier sangre. Era la de Emma.
Su lobo rugió dentro de él, exigiendo salir, tomar el control y proteger a su mate.
—Es ella. Está en peligro. —Andrew ni siquiera se molestó en explicarle más a Ethan.
Ya veo venir el giro que tomara la trama
Digo, no es normal que ella como humana pueda sentir el aroma de Andrew, se supone que es entre especies.
Es eso o tiene muy buen olfato mi chica Emma 😂😂😅
Necesito mi dosis diaria de Andrew