Un Secreto Para Ambos

...Antonella - 6 años...

Lloré desconsoladamente cuando el viejo gato sin nombre murió. Nunca le puse uno porque creía ciegamente que todo lo que amaba me terminaría dejando.

Y ahora mi amada mascota me había dejado para pasar a otra vida, algo así como un paraíso de animales, el viejo gato estaría jugando con otros de su misma especie mientras molestan a los perros por su ingenuidad.

No recuerdo cuando llego, pero nunca olvidaré cuando se fue. A mis 6 años, sufrí por la perdida de mi primera mascota, por mi compañero y por única salvación de la soledad que mi madre me entregó sin siquiera saberlo.

—Fuiste un buena compañera.—Su mano acarició mi cabeza con gentileza mientras me dejaba ver la tierra que ahora cubría el cuerpo del viejo gato.

Mamá no estaba aquí, decidió asistir a una fiesta en nombre de Matteo mientras él me había ayudado con el entierro de mi mascota. Intentó insisto en decirle que la fiesta no era más importante que el dolor de su hija, pero Carina era de ese modo.

Ella nunca me abandonaría y haría lo que sea para entregarme todo lo que estuviera en sus manos, pero el amor o la empatía no estaba en su diccionario y tendría que aceptarlo para no buscar algo que ella no está dispuesta a entregarme.

—Cuando desperté, él ya estaba muerto.—Declaré con tristeza.—¿Se habrá sentido solo en sus últimos momentos de vida?

—A veces, los dueños de un gato se sienten perturbados por el hecho de que, en los últimos momentos de su vida, su mascota haya querido alejarse para morir sola.—Comentó él.—Algunos especialistas consideran que este efecto se produce porque buscan la comodidad, alejados de ruidos o luces molestas.—Explicó.—Es lógico sentir lástima por un animal con el que hemos compartido tantos momentos y que ha formado parte de nuestra familia. Pero recuerda que, al contrario que los humanos, no tiene miedo a la muerte porque no sabe lo que es. Simplemente, lo vive como una amenaza y quiere protegerse de los peligros que su propia naturaleza, instinto y evolución le transmiten.

—¿Entonces murió sin siquiera saberlo?.—Hice una mueca de confusión.

—Exactamente.—Asintió él.—No se sintió solo ni mucho menos tuvo miedo, porque pensó que solamente debería superar esta "enfermedad" para volver a tu lado.

Sus palabras me trajeron consuelo, realmente estaba preocupada por mi viejo gato, no me hubiera gustado saber que murió sintiéndose solo o aterrado por un futuro que ahora no podrá ver.

—Matteo, ¿amas a Carina?.—Pregunté y no pude entender de dónde surgió esa pregunta.

Carina odia que la llame madre o mamá y sería demasiado vergonzoso e incómodo llamar a Matteo por padrastro o padre. Así que opté por llamarlos con sus respectivos nombres.

...Matteo es Matteo....

...Y.....

...Carina es Carina....

—Ame a tu madre en su momento, pero ahora ambos nos necesitamos sin necesidad de aferrarnos a ese sentimiento.—Respondió.—No sigas nuestro ejemplo cariño, tú mereces algo mejor que una relación por simple compromiso.