NovelToon NovelToon
EL DRAGÓN OLVIDADO QUE VUELVE A NACER

EL DRAGÓN OLVIDADO QUE VUELVE A NACER

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Viaje En El Tiempo / ABO / Traiciones y engaños / Reencarnación / Fantasía LGBT
Popularitas:2.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Gabitha

El fallecimiento de su padre desencadena que la verdad detrás de su rechazo salga a la luz y con el poder del dragón dentro de él termina con una era, pero siendo traicionado obtiene una nueva oportunidad.
— Los omegas no pueden entrar— dijo el guardia que custodia la puerta.
—No soy cualquier omega, mi nombre es Drayce Nytherion, príncipe de este reino— fueron esas últimas palabras cuando ellos se arrodillaron ante el.

NovelToon tiene autorización de Gabitha para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

ATAQUE RUMBO A LORIAN

El día los iluminaba con una luz cálida y dorada. Los soldados marchaban con ánimos renovados: después de meses de duros entrenamientos, por fin el dragón les había permitido dirigirse a una ciudad.

Algunos, originarios de Lorian, no podían ocultar la emoción. Solo por unos minutos podrían ver a sus familias, abrazar a sus hijos, sentir que aún existía algo de normalidad entre tanta guerra.

—¿La sombra no ha dejado de seguirnos? —preguntó Drayce, sin apartar la vista del camino.

—Eso parece —respondió Vhagar con tono grave—. Como te dije, no ha venido a atacarnos, pero debemos estar atentos. No podemos fiarnos de que solo haya una.

—Lo sé, Vhagar. A veces pareces mi padre, sobre todo cuando comienzas a sermonearme.

—Eso es porque tus ideas a veces desafían mi comprensión. Desde que nos conocimos supe que no sería fácil tenerte como portador —refunfuñó el dragón.

Drayce sonrió apenas.

—¿Qué puedo decir? Soy joven. Aunque eso no sea una excusa. Me pregunto cómo estarán mamá y papá.

—Muchas cosas deben estar ocurriendo en el imperio, eso es seguro —respondió el dragón, intentando aliviar la inquietud del joven omega—. Tu padre y tu madre saben manejar los asuntos del reino.

—Eso espero… —susurró Drayce, bajando la mirada.

Mientras el ejército avanzaba por los senderos de piedra, lejos, en el Imperio Zaryon, la vida continuaba con cierta calma.

Vladimir había cumplido con lo que Drayce le había pedido: capturó a los nobles traidores cuyos nombres estaban escritos en la lista que su hijo le había dejado. Tal como el joven omega había previsto, sus cálculos fueron exactos.

En la oficina imperial, Christian entró sin avisar, cargando al pequeño Dereck en brazos. El niño reía, intentando atrapar los mechones de cabello rojo de su padre.

—Este niño me da dolores de cabeza —suspiró el omega, dejando al pequeño sobre el regazo de su padre.

—Está creciendo, amor. Es normal —respondió Vladimir con una sonrisa tranquila, jugando con el niño—. Tiene tu carácter… y mis impulsos.

Christian bufó.

—Eso no lo hace mejor. Hace días casi incendia la alfombra de mi habitación jugando con una vela.

Vladimir rió, recordando el caos. Se sentía feliz de tenerlos a ambos. Desde el incidente con la joven noble —la que había sido enviada para “probar la fidelidad” del emperador—, su relación con Christian se había fortalecido.

La imagen de su omega arrastrando a la muchacha fuera del palacio, despeinada y sin ropa, aún hacía sonreír al alfa cada vez que la recordaba.

—¿Por qué no vamos a cenar? —propuso Vladimir, acercándose a él—. Dejemos al bebé con madre y… podríamos practicar para hacerle un hermano.

Christian le lanzó una mirada divertida.

—Te diré por qué no: porque cierto alfa aún no termina los informes del consejo. Si acabas antes del atardecer, lo pensaré.

Salió de la oficina con paso elegante, dejando al emperador sonriendo de oreja a oreja.

—Me vengaré, omega… —murmuró para sí, riendo.

---

Mientras tanto, Drayce y la armada cruzaban las montañas para acortar el camino hacia Lorian. Nadie imaginó que serían seguidos.

Entre los riscos, un grupo de mercenarios encapuchados observaba su avance. No eran simples bandidos: habían sido contratados por varios reinos enemigos, convencidos de que el emperador viajaba con el ejército.

No sabían que quien marchaba al frente era Drayce, acompañado por el dragón Vhagar y los mejores soldados del imperio.

—Ya vamos a mitad de camino —comentó Tobías, el general y estratega—. Después de esta colina podremos ver la ciudad de Lorian.

Drayce asintió, pero Vhagar habló de pronto con voz cortante:

—Joven príncipe, hay humanos observándonos. Se acercan… y vienen dispuestos a matar.

El omega respiró hondo.

—Gracias, Vhagar.

Giró hacia el general y los líderes de ambos escuadrones.

—Vhagar, úneme a los soldados.

El dragón dudó.

—Podrías desgastarte con tantas voces al mismo tiempo.

—Lo sé. Pero es la única forma de que no noten que los hemos descubierto. —Su tono era sereno, pero sus ojos resplandecían con decisión.

Vhagar obedeció, conectando la mente del príncipe con la de todos los soldados.

La voz de Drayce resonó clara en sus cabezas:

—Soldados, no se alarmen. Lo que escuchan es mi voz. Escuchen con atención: hay un grupo de mercenarios acechándonos. Nos están acorralando. Muévanse con cautela.

Los que estén atrás, atentos a cualquier movimiento entre los árboles. Los de los costados, protejan los suministros. Los del frente, preparen defensas y observen el terreno.

Si alguno ve a un compañero en peligro, no duden en cubrirlo. Debemos llegar todos a Lorian. ¿Entendido?

—¡Sí, alteza! —respondieron todos en sus mentes, sin pronunciar una sola palabra en voz alta.

El plan era simple, pero efectivo. Mientras los mercenarios creían tener la ventaja, el ejército ya estaba listo.

—Vhagar, ¿sabes cuántos son? —preguntó Drayce.

—Aproximadamente veinte. Pero entre ellos hay algunos que manejan magia. Puedo sentir su energía… —La voz del dragón se cortó cuando Román, uno de los capitanes, habló.

—Alteza, lo llevaremos con bien a Lorian —dijo, decidido.

Drayce le sonrió levemente.

—No se preocupen por mí. Asegúrense de volver todos con vida.

---

No habían avanzado mucho cuando la primera flecha silbó en el aire.

—¡Emboscada! —gritó uno de los soldados.

El estruendo del acero llenó el valle. Los mercenarios emergieron entre las rocas, lanzando hechizos y proyectiles. El aire se volvió denso, cargado de humo, fuego y gritos.

Drayce desenvainó su espada, el filo brillando con energía azulada. Vhagar rugió en su mente, desatando un torrente de poder que recorrió su cuerpo.

—¡Formen defensas! ¡Protejan el flanco izquierdo! —ordenó Drayce, mientras esquivaba un golpe de lanza y contraatacaba con un corte certero.

El suelo tembló. Un mercenario conjuró una bola de fuego, pero Drayce extendió la mano y la desvió con una ráfaga mágica. Las chispas estallaron a su alrededor como estrellas rotas.

El dragón rugió en su mente:

—¡Ahora, Drayce! ¡Libera mi poder!

El joven asintió. Sintió el fuego interno de Vhagar recorriéndole las venas, su magia expandiéndose como un vendaval.

Una llamarada azul envolvió su espada, cortando el aire con un rugido atronador.

Los mercenarios retrocedieron. Algunos cayeron inconscientes; otros huyeron al ver la figura del príncipe envuelta en fuego azul, con los ojos brillando como dos cristales ardiendo.

El combate duró apenas unos minutos más, pero se sintió eterno. Cuando el silencio regresó, el valle olía a hierro, sangre y humo.

Drayce cayó de rodillas, exhausto. Su respiración era pesada, y su cuerpo temblaba por el esfuerzo de canalizar tanto poder.

—Alteza… —dijo Román, acercándose cojeando—. Lo logramos… pero tenemos heridos.

Drayce asintió.

—Atiendan a todos. Nadie queda atrás.

Entre los heridos, yacía un joven soldado omega, apenas consciente. Su respiración era débil. Drayce se arrodilló junto a él.

—No… no me dejen —susurró el chico.

El príncipe apretó su mano.

—No vas a morir, ¿me oyes? No mientras yo esté aquí.

Colocó su mano sobre el pecho del soldado. Vhagar rugió desde el interior de su alma. La energía fluyó como un río, cálida, poderosa, azul.

Una luz envolvió al joven y, poco a poco, su respiración se estabilizó.

Los soldados miraban en silencio. Algunos se arrodillaron, otros bajaron la cabeza. Sabían que estaban presenciando algo más que un milagro.

Drayce abrió los ojos, agotado pero sonriente.

—Vhagar… lo logramos.

El dragón respondió con voz orgullosa:

—Sí, pequeño dragón. Lo logramos.

Y fue el momento de alivio que lo llevo a desmayarse siendo atrapado por Mikael, quien estaba atento a los movimientos del omega.

Y mientras el sol descendía sobre el horizonte, iluminando el valle cubierto de humo, el ejército volvió a ponerse en marcha.

Lorian los esperaba. Pero Drayce sabía que aquella batalla no era el final… sino solo el principio de muchas

1
Priscy Agudelo
me encanta tu novela, cada capítulo me llena de intriga y no puedo parar de leer. 👏👏👏felicitaciones.
Gaby Rodriguez: Gracias por tus palabras y me alegra que te esté gustando 🤭☺️
total 1 replies
Limaesfra🍾🥂🌟
🐲🐉
Gaby Rodriguez: Me alegra que te esté gustando🥰
total 1 replies
Adeilis
Más capítulo por favor
Adeilis
La historia es muy interesante, me gusta mucho
Gaby Rodriguez: Me alegra que te guste y gracias por darle una oportunidad 🤗😘
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play