Little Hope

«¡Doble A!»

Repetía sin poder creer lo que tenía enfrente; la nebulosa, el terrorista eléctrico, todo acababa de pasar a segundo plano.

Nunca conocí un A, menos AA.

No era necesario que sacará las cuentas, digamos que, por más entrenamiento o fuerza que desarrollará, él seguiría siendo aún más fuerte.

Aunque ese era el conocimiento que rescataba desde mi ignorancia, seguramente la habilidad de Silvestre, no era tan impresionante como la imaginaba.

Después de todo, los rangos y las habilidades no siempre iban de la mano. Una persona podía tener una habilidad extraordinaria y aún así mantener un rango bajo, y viceversa, pero dejando eso de lado, aunque él solo tuviera velocidad, seguiría siendo igual de fuerte.

-¡Qué injusto! -chille llena de envidia- ¡Y lo dices así, como si nada!

La sorpresa no tarda en reflejarse en su rostro, sorpresa pura, en verdad no puedo creer que no esté fingiendo.

Por lo menos una vez en su vida, alguien debió decirle algo parecido.

-¿Ah, si? -dijo restándole importancia- ¿Cómo más debería decirlo?

-No lo sé, como algo importante.

Silvestre agita la cabeza, pero no sé si es por qué no me toma en serio, o porqué está en desacuerdo conmigo.

-Lo único que importa en este momento -explico recuperando la seriedad- es cómo vas a compensar tu falta de poder con habilidad.

Las palabras de Silvestre son precisas y formales, por un momento, he dejado de ver al agradable chico que me tomaba el pelo hace un segundo. Ahora, habla como lo que es, un maestro, el jefe que está esperando que cumpla con el trabajo que me ha encargado.

-No todo son niveles, Jones. -recalca por si no me había quedado claro

-Para ti es fácil decirlo, puedes vencerlo sin problemas.

Sus brillantes ojos verdes me miran por unos segundos, casi puedo leer la palabra «decepción» de ellos.

«Es extraño» me sigue pareciendo curiosa la fuerza que tiene en la mirada, fácilmente, es algo que sentiría en mi padre, o alguien mayor, pero no, en cambio tengo a un joven con el que casi comparto años.

A pesar de eso, él parece saber de lo que habla.

Tal vez tiene razón, puede que no todo sea cuestión de niveles, pero tampoco podemos ignorar el hecho de que su habilidad tiene una ventaja sobre la mía.

Seria tonto, aunque presiento que lo tiene en cuenta.

-Probablemente -finalizo y alzo la mirada- pero no estamos aquí por eso, quiero ver tu habilidad.

-Solo cambio de forma en animales. -digo ahora escuchándome como una quejumbrosa- Nada más que eso, no puedo.

-No me refiero a tus poderes. -dijo tomándome del hombro- me refiero a tu habilidad, Jones, muéstrame que puedes resolverlo.

«¿Con qué eso quieres?»

Supongo que es un buen punto, «a la falta de recursos, ingenio»

-No soy tan fuerte, Sil... Perdón, Shadow. -digo apunto de nombrarlo

-Al menos lo dijiste sin reírte. -agradeció dejándolo pasar, su expresión volvió a relajarse- eso no importa, a pesar de no ser fuerte, inténtalo, somos un equipo, no dejaré que robes toda la diversión.

-Es una buena forma de decir "no dejaré que te maten"

Silvestre sonríe, acabo de leerle el pensamiento.

-Es prácticamente lo mismo, pero creo que es más posible que lo haga tu inseguridad.

-No es inseguridad, es solo... estrategia, cambio de forma y quién sea que esté detrás de la tormenta, está en su elemento.

-Uhm, ya veo. ¿Y que te hace creer que tú no estás en el tuyo?

-No lo sé, es solo que en verdad deseaba esto, mi primera misión, estar aquí y ahora, siento tantas cosas, estoy mojada, cansada y...

-Tienes miedo. -dijo terminando la frase- Es normal, Jones, ¿Por qué preocuparse?

El labio me tiembla, por un instante siento que voy a llorar.

-No, no lo es, ¡estoy siendo una cobarde!

La lluvia sigue corriendo, debajo, encima y dentro del traje, siento el frío calándome los huesos.

La presión justo enfrente, intento ser valiente, pero los números simplemente no me cuadran, «estoy en desventaja» nunca había estado en una situación así, y... No sé, en verdad, no sé lo que pueda pasar.

Intento dar el primer paso, pero mis pies simplemente no se mueven del suelo.

Silvestre ya lo ha notado, pero a diferencia de la reacción que esperaba, puedo notar en su rostro una expresión comprensiva.

-Esta bien, Jones.

-¿Por qué... Sigues dándome ánimos? Puedes decírtelo.... Al Sargento, no sirvo para esto, yo... no puedo, enserio... no puedo. -digo aferrándome a la seguridad de la azotea

-No es tan difícil como lo crees, solo estás teniendo un ataque de pánico. -Las palabras de Silvestre son opacadas por los estruendos de los rayos

«Ataque de pánico»

...

«¡Claro que estoy teniendo un ataque de pánico!»

...

«¡No se necesita ser un genio, para saber que un rayo puede matarte!»

...

Y veo tantos, miles... y miles de ellos.

...

Veo sus luces moradas y azules, que atraviesan la nebulosa, zarpan sobre el cielo y tejen grandes telarañas eléctricas.

Instintivamente me agachó al escuchar el rugir de los rayos, me imagino la fuerza que tienen, el ardor insoportable que causarían al atravesar el cuerpo, claro, si el calor no consiguiera cocerme antes de averiguarlo, era una muerte segura.

«Intentarlo» que lo intente dice, se que Silvestre tiene su punto, bueno, Shadow.

Pero mi cabeza no consigue creer en las palabras de aliento, no ahora, que está totalmente aterrorizado por lo que está por venir.

Imagino las posibilidades, pintadas ya sin una pizca de optimismo. Veo a una Carrie transformarse en una enorme águila, acercándose a la tormenta, a lo mejor después cambiando a algún animal venenoso, acercándome tanto, lo suficientemente como para poder picarlo, morderlo o lo que sea, envenenarlo y ¡Bam!

Él tipo lanza una corriente sobre su cuerpo, que me deja tiesa -estática- y con el corazón hecho añicos.

Veo la tormenta...

Veo los fríos ojos de Jena y por un momento... Temo que se vuelvan los míos.

Mi cuerpo está tan frío.... Qué, ¿En verdad notaría la diferencia?

Porque...

Porque todo se siente tan pesado de repente...

Estoy...

Tan cerca del suelo, no recuerdo haberme acostado, ni caído, ni... Nada.

-¡Jones! ¡¿Jones?! -los gritos de Silvestre se escuchan lejanos, pero no es así, está agitando mi cara, esperando a que reaccione

Creo que, fue demasiado... ¿Me desmaye? La pregunta es sencilla, pero estoy demasiado aturdida como para poder formular la respuesta.

No puedo creer que el hermano del Sargento siga aquí, y menos preocupado. Es gracioso, pensar, que mi principal sospechoso de asesinato, está aquí, cuidándome.

¿En qué momento deje que el miedo me consumiera?

«¿Fue desde lo de Jena?»

...

«¿Cuándo vi a los descuartizados del bosque?»

...

O... Fue cuando asesinaron a papá.

...

No sé, tal vez solo fue un mezcla de todas, o solo, soy una mocosa que no ha vivido tanto como creía, una que se acostumbro a ser la mejor entre los suyos, entre lo que conoce y puede predecir, pero el mundo es muy grande, y...

En verdad es muy tonto, pero nunca había visto un poder así, de dónde vengo, la fuerza, velocidad, incluso volar, son poderes comunes -pero apreciados- sobre todo en batalla, pero cambiar de forma, ese poder...

Es tan limitante, tan inútil en batallas de este grado, que me parece un suicidio siquiera intentar hacerle frente.

A pesar de eso... La tormenta se acerca.

Todo es gris ahora, quiero, intento mover el brazo, nada, luego la pierna, pero no puedo cambiar de la posición en la que me dejó Silvestre -sentada- si puedo llamarlo así, sigo apoyada contra la pared, como un muñeca vieja en un estante.

Me siento inútil, inútil por no ser útil, inútil por dejar que mis temores tomarán el control de mi cuerpo, ¡una completa inútil por no poder ayudar!

Los labios me hormiguean, las manos, no las siento, pero puedo ver, eso es lo único que puedo hacer.

Una terrorífica neblina esta tragándose hasta el último centímetro del cielo nocturno, ya no hay lluvia, solo destellos, destellos y toneladas de energía explotando en el cielo.

Mi cuerpo seguía paralizado por el miedo. Por la escena que había masacrado la paz de antes, ya ni siquiera era capaz de distinguir el suelo del cielo, porque estábamos dentro de la tormenta.

Shadow está en una pose defensiva, a pesar de eso, se toma su tiempo para ver mi estado.

Su mirada es tan relajada que me abruma, ¿En serio piensa que puede con ello?

-Déjamelo a mi. -leo de sus labios antes que los rayos vuelvan a cimbrar mis tímpanos

«Está loco» me digo a mí misma una y otra vez, sin esperanzas de nada, pues frente a la tormenta no somos más que un par de pequeños y diminutos insectos.

A punto de ser aplastados por un clase B, que mostraba ser mucho más poderoso de lo que debería ser.

Más de lo que yo hubiera imaginado de alguien así.

No entiendo cómo es que Silvestre, sigue estando tan confiado al respecto.

En medio del caos, hay una figura que no logro distinguir por completo, las pestañas se me han pegado en los ojos y se ha vuelto un poco borrosa la imagen.

Para cuando consigo enfocar, la situación parece complicarse aún más.

Del cielo está bajando un hombre.

De ropas chamuscadas y cuencas brillantes, no veo sus ojos por ninguna parte «de ellos solo sale una Luz blanca» como si la energía de su poder, también escapara por ellos.

Vuelvo a mover la pierna, el cosquilleo sigue ahí, pero puedo arrastrarme, eso es suficiente para levantarme, lo intento, pero un destello blanco apaga mi vista.

Luz blanca.

El rayo había pasado justo a mi lado, podía ver la marca negra en la pared.

El corazón golpea tan fuerte mi pecho, que duele, en verdad que lo hace.

Miro al frente, en un intento de corroborar la posición de mi atacante. Y ahí está, a unos pocos metros de nosotros «actuando como si estuviera poseído» su cuerpo se retuerce y sonidos guturales salen de su boca, seguidos de una especie de rugidos.

-Aléjense... -gruñe y sus pies al fin tocan el suelo

Sil... Shadow alza las manos y se acerca lentamente al nombre, está tan cerca que ahogo un grito, si él quisiera, podría matarlo, podría hacerlo con ambos.

-Tranquilo amigo, podemos hablar...

El hombre retuerce todos los músculos de su cara, echa la cabeza hacia atrás y sonríe.

Sonríe...

«¡¿Por qué carajos está sonriendo!?»

Logro levantarme, pero soy cuidadosa, algo me dice, que no es buena idea hacer movimientos bruscos o las consecuencias podrían ser impredecibles.

-Son... -escupe tratando de controlar el movimiento de su cabeza- ¡¡¡Son como ellos!!!

-¡Cuidado! -grito y en menos de un segundo, el hombre ya esta encima de Silvestre.

Un parpadeo, en uno solo «¡¿Cómo era tan veloz?!» actuaba como un animal -mordiendo y arañando- tratando de atacar justamente hacia su rostro, a los ojos, usando las uñas como si fueran dos enormes pinzas, sus uñas están tan largas que podrían serlo si. Problemas.

-¡Ah! -grito Silvestre con los dientes del hombre clavados en su brazo, rasgando el traje

Intento ayudar, pero me es imposible acercarme, del cuerpo del hombre... Salen una especie de chispas. El solo acercarme a ellos hace que mis músculos se retuerzan, como si de una especie de campo estático se tratara.

-¡Suéltalo! -grito tirando un resto de escombro justo en su cabeza

Para mí suerte el tiro fue preciso, lo suficiente para que Silvestre pueda quitárselo de encima. Él hace una palanca y lo empuja usando las piernas «es fuerte» ha logrado un buen impulso, pero su golpe tampoco ha conseguido derribarlo, solo aturdirlo.

Silvestre se levanta, estira las piernas y agita el brazo, un poco de sangre se escurre de el.

-Gracias, Jones. -carraspea- Ese fue un mal inicio.

-¿Qué? -digo haciendo una mueca, ¿Por qué él si podía decir mi nombre?

Él se encoge de hombros y susurra.

-Todavía no te reconocen. -respondió como si eso lo explicará todo

-Pero.... -digo interrumpiendo la frase

Un grito ensordecedor justo a nuestras espaldas, al parecer, al misterioso hombre no le importa para nada romperse las cuerdas vocales.

Esta molesto, más molesto que nunca, sus manos están tan apretadas que parece que va a rasgar la carne de sus palmas con las uñas.

El gruñe, grita y nos mira con rabia.

Por un momento me pongo a pensar sobre la misión, el objetivo de ella. Porque ese no era un terrorista, no estaba ni cerca de la imagen de uno, parecía más bien, alguien que había perdido completamente la cabeza.

El hombre se abalanza como una fiera, con las uñas lista para encargarse en la que se le atravesará en el camino.

-¡Déjenme en paz! -grita y casi puedo sentir su garganta rasgándose

Me echó hacia atrás y él choca contra la misma pared que había quemado antes.

Él usa el muro para impulsarse.

-¡Mierda! -grito saltando al suelo

Por un momento, olvidó que tiene poderes.

Acaba de elevarse del suelo «¡usa los rayos para impulsarse!» no tengo ni la mínima idea de como lo hace, pero lo hace y es horrible.

Silvestre lo esquiva sin problemas, rueda, se tira e incorpora con una facilidad felina.

«¡Pero yo lo esquivo por un pelo!»

En cada roce, puedo sentir el calor de la energía rozando mi brazo, otro cerca de la cara y el último en la pierna, si no hubiera conseguido dar un salto.

No se por cuánto tiempo más pueda seguir con este ritmo, pero el hombre eléctrico no está cansado, ni un poco.

Al contrario, está muy concentrado en arrancarnos la cabeza y no de forma figurativa.

-¡Deja de esquivarlo! -grita Silvestre y casi tropiezo al escucharlo

-¿¡Qué!? ¡Estás loco, está intentando matarnos!

-¡Tienes que golpearlo!

-¡No!

-¡Jones, atácalo!

-¡No!

-¡Sino lo haces va matarte!

Tiene razón, va a matarme, pero aún así, no quiero dañarlo, no si puedo evitarlo.

-¿¡Qué crees que haces?! -advirtió Silvestre, pero ya había dado el primer paso

O más bien, salto, había saltado al edificio continúo.

Y conmigo, el hombre.

Qué no desaprovecharia la oportunidad de una presa fácil, la sola idea me hace un nudo en el estómago, pero ya lo he empezado.

Ahora no puedo detener mi carrera, porque si lo hago «estoy muerta»

Estoy muy cerca del fallo, puedo escuchar a mis músculos gritar, retorcerse y tropezar entre ellos. Es exhaustivo, tratar de huir de alguien que va a una velocidad inhumana «inhumana» repito con amargura, en algún momento también yo fui llamada de esa forma.

«Una bestia»

...

Qué se retuerce y rompe, para volverse la forma que desea.

...

«Un monstruo»

...

Qué nos desaprovecha la oportunidad para atacar.

...

Mis pies se vuelven ligeros, no es que la disfrute, pero decido entregarme nuevamente a mi parte animal.

Dejó que mi don manipule mi cuerpo como arcilla, corrí y mientras lo hago, una curvatura aparece en mi columna. Ahora ando en cuatro patas y mi complexión se vuelve más y más delgada...

«Delgada y atlética» después de todo, que es más veloz que una chita.

Ya ni siquiera me preocupa caer al vacío.

El viento de la tormenta a mis espaldas apenas mueve mi pelaje, aún así, sé qué está pisándome los talones.

«¿Por qué no se rendía?»

Pensaba en su insistencia, una vez más, había saltado tantas azoteas y el seguía ahí, aullando y quemando los cableados cercanos.

Atravieso la avenida, completamente vacía, y detrás escucho los focos de las lámparas explotar, como una tétrica sinfonía que me anuncia que está cerca, muy cerca.

El aire me está faltando, desde hace ya varias cuadras, la lengua sale de mi hocico y el temblor de mi cuerpo humano se conecta con el animal.

Por suerte lo he perdido, por ahora.

Me deje caer junto al neumático, exhausta y jadeante. Mi cuerpo estaba adolorido y mi mente estaba nublada por el esfuerzo de la huida.

Aproveche el momento para descansar un poco, sabiendo que no podría mantener el ritmo por mucho más tiempo.

-Debo... Pensar.... En algo mejor... -digo desperdiciando el poco oxígeno que me queda en el cuerpo

Trato de relajarme y me concentro, solo así, comienza a desaparecer el pelaje y los colmillos. Así son las transmisiones, lentas e incomodas, espero pacientemente a que la columna regresa a su sitio y poco a poco, siento el acomodar de mis ideas nuevamente en su sitio.

-Eso fue impresionante. -dijo Silvestre causándome un susto de muerte

-¡Ah! ¡¿Cómo llegaste hasta aquí?!

Había atravesado media ciudad, era imposible que me encontrará, a menos que su poderosísima y para nada modesta habilidad Rango AA, fuera la teletransportación.

-¡¿Cómo llegaste tan rápido?!

-Solo seguí el rastreador, Jones. -contesto sin misticismo- Por un momento, pensé que él te había alcanzado.

-No, no... Paso, pero ahora no sé dónde está.

Silvestre tuerce la boca.

-Eso es malo.

-¿No dijiste que fue impresionante?

-Si, tú transformación fue impresionante. Pero con esa huida solo perdiste el objetivo. -dijo Silvestre con una mirada sería

-¿Disculpa? Parece que estás olvidando un pequeño detalle.

-¿Si? ¿Y cuál es?

-¡Él iba a matarnos!

Silvestre se echa a reír con mi respuesta.

-¡Qué dramático! -exclama con gracia- No me malinterpretes, adoro la emoción que le pones a todo esto, pero debes recordar porque estamos aquí.

-Él no es un terrorista, Sil... -interrumpí para corregirme- Shadow, esto es ridículo.

-Lo es, pero no por eso deja de ser efectivo.

-Ni siquiera puede formular más de dos palabras, ¿Qué va a hacer con tu nombre?

Silvestre alza la ceja.

-Aún no lo entiendes, ¿Verdad?

-¿Qué debo entender?

-Jones, ese hombre está siendo manipulado.

-¿Qué? ¿Pero y lo de los terroristas?

-Ser terrorista no es andar con una bomba encima, no siempre es tan obvio, a veces es mover los hilos para que otras personas siembren el terror por ti.

-Dices que alguien está manipulando a ese hombre.

-Exactamente eso. -asegura Silvestre

Más problemas y justo cuando estoy recuperando el aliento. Me siento apoyándome contra el vehículo, si esto sigue complicándose más, no sé que es lo que vamos a hacer para detenerlo.

-¿Y ahora que? Tenemos que buscar a los que lo controlan.

Silvestre hace una mueca con su boca antes de negar.

-No te adelantes, Jones. Ni siquiera has atrapado al objetivo, tenemos que buscarlo.

-¿Puedes rastrearlo?

-No.

-¿Cómo lo haremos entonces?

-No debe ser difícil. Es una pila andante, ¿Dónde más podría estar?

Alzo la mirada, ese es un buen punto y en mi cabeza solo asomaba una respuesta

-Buscando más energía.

-Ring, ring, ring. -dijo simulando una campana- Su respuesta es correcta. Debemos buscar la fuente de energía más cercana, la primera fue la tormenta, la segunda, no sé, a lo mejor una planta.

-Una planta eléctrica. -recalco angustiada

-Si, lo se. Será mejor que nos apresuremos a encontrarlo.

La tormenta era la muestra viviente del alcance de la habilidad del hombre, no quería ni imaginarme el alcance que tendría si encontraba una fuente de energía mayor a esa.

Ambos emprendimos la marcha.

El asfalto resuena nuestros pasos secos, en las calles hay un cierto eco, que solo me recuerda que estamos solos.

Dos personas contra una amenaza impredecible, «¿Qué podría salir mal?»

Muchas, muchas cosas en realidad.

Pero al parecer está vez, también tendría que tragarme, cualquier terror o inseguridad que atravesará por mi cabeza.

Puesto que había muchas vidas en juego; la de Silvestre, la mía y la de todas las personas que vivían en el área.

Sigo sin creer que no nos hemos topado con ningún civil en todo el enfrentamiento, pero también lo entiendo.

Si yo hubiera estado en un barrio igual de inseguro, tampoco me asomaría a averiguar lo que pasa fuera. Porque si, no creo que nadie haya escuchado los gritos del hombre eléctrico.

De solo recordarlos, un escalofrío me recorre la espalda, pero ya no hay tiempo para eso.

Estamos cerca.

La avenida aparece en el horizonte y nosotros mantenemos la carrera.

En medio de la intersección está una fuente, detrás de ella, unas cuadras más adelante, está la planta eléctrica de la zona.

Intento apresurarme, pero las piernas simplemente no me responden, ya había gastado toda mi energía en el primer enfrentamiento