Se Metieron Con La Omega Equivocada

A partir de ese día, los vampiros comenzaron a vigilar todo lo que pasaba en la mansión de Leyla, y vieron que ella no contaba con mucha vigilancia.

Tontamente, ellos deducen que sería fácil eliminar a esa mujer y por eso, cuando el día acordado para llevar a cabo dicho suceso llegó. Ellos usando la noche como ventaja, a la media noche invadieron la mansión de Leyla, e hirieron casi de muerte enseguida a los pocos guardias que vigilaban el lugar. Ellos los tomaron por sorpresa.

De manera inmediata, ellos se fueron a hacer la misión principal, pero en cuanto pusieron un pie dentro de esa mansión, se arrepienten de inmediato, porque una descarga de electricidad, les sacude hasta las entrañas.

Leyla quien dormía, sintió el desagradable olor de esos vampiros, y se despertó enseguida y bajó a la planta baja de la mansión, solo para ver cómo esos seres despreciables entran a su mansión, sabrá Dios para qué.

Lo más seguro es que sean ladrones, de ser visitante, hubieran llegado en el día y como una persona decente, pero no, estos llegan a media noche e interrumpen en su propiedad. Es claro que no vienen a dialogar, y ella tampoco lo hará

Ella aún estaba en un camisón.

—Ustedes infelices, ¡fuera de mi propiedad!— vocifera Leyla muy enojada.

No es de su agrado que gente inoportuna, vengan y le quiten su sueño reparador.

Ante ese acto, los vampiros se recuperan y se ríen. Ellos si bien no tenían conocimiento de que aquella Omega era maga de electricidad, pero sí conocen su rostro.

—Perra, será mejor que vengas con nosotros, y evite morir ahora— dice aquel hombre, siendo ese hombre el aliado de Naomi.

Katia, quien había escuchado el ruido que hicieron esos hombres al entrar en la mansión, bajó a ver, solo para ver unos hombres extraños, y a su amiga en camisón. La situación era un poco chistosa.

—¿Qué quieren estas personas amiga?— pregunta Katia desde la escalera y todos miran en su dirección.

Al igual que Katia, los sirvientes se habían despertado, y al ver llegar a esos hombres estaban asustados, ninguno de ellos tenía conocimiento básico de pelea.

Aprovechando la distracción, dos vampiros le echan manos a Leyla, y está al sentir cómo alguien la toca, inmediatamente responde al toque, mandando una descarga de electricidad que los manda a volar lejos de ella.

Al ver aquello, el aliado de Naomi da la orden de capturar a Leyla.

Pero de una manera muy violenta, se defiende.

Inmediatamente se formó una pelea y Katia se unió a ella.

Para alguien como Leyla, pelear con esos sujetos era algo molesto, su olor era repugnante y putrefacto.

Aquellos sujetos parecían zombies de esos que solo han visto en películas, no tanto en apariencias, sino porque se levantan y vuelven a atacar.

Para evitar que ellos sigan haciendo lo mismo, Leyla con su rayo y mucha precisión, ataca directamente en la cabeza a esos vampiros, y la cabeza se explota, haciendo un sonido feo.

Katia imita a su amiga, pues se dio cuenta que los ataques normales no le hacen nada a esos hombres.

En poco tiempo las dos terminaron con esos invasores, pero mancharon todo a su paso.

El aliado de Naomi en medio de la contienda, se escapó, pero estaba malherido.

Él escapó, fue gracias a que Leyla lo dejó ir, para que él le diga a quien los mandó, que con ella no se mete nadie.

Cuando no había a quien más eliminar, las dos amigas con su magia combinada limpiaron la inmunda sangre de esos vampiros; eso sí, toda la parte baja quedó destrozada.

—Qué asco, siento que me enfrenté con un muerto— dice Katia con desagrado y Leyla se ríe.

—Así huelen los vampiros, cuando sientas un olor similar, ya sabes qué hacer en caso de que te ataquen— expresa ella y su amiga pone cara de asco.

—Será mejor que no, vámonos de aquí a ver si todo está en orden, tengo mucho sueño y aún estoy apestosa como un cadáver en descomposición— dice ella y le pide a su amiga ir a ver si los guardias no sufrieron en manos de esos vampiros.

Cuando fueron a ver lo que pasó, se quedaron con la boca abierta. Todos esos amables guardias estaban desmayados con heridas mortíferas.

Ambas sin dudarlo, se fueron a ayudarlos y Leyla usó su poder curativo, para ayudar a sus colaboradores.

Le tomó un poco de tiempo, ya que eran como unos 50 guardias los que estaban heridos, y aunque los vampiros eran menos, aquellos salvajes fueron muy despiadados con ellos.

Cuando por fin ella terminó de curar a todos, les ordenó a cada uno regresar a su lugar de trabajo, y estar alerta por una posible invasión.

Después de agradecer a su ama, ellos se van a cumplir con sus obligaciones, siempre alerta.

Las dos chicas, al no tener más que hacer allí, se van a la mansión, en donde estaban los sirvientes esperando con ellas y también Alejandro, quien estaba siendo sostenido por el mayordomo.

Este último, al ver llegar a su madre, sale a su encuentro y se sube encima de ella sin importar que ella tenga sangre en su camisón.

—Mamá, cuando sea grande quiero ser como tú— dice el pequeño muy emocionado.

Él había visto la situación, y en vez de asustarse, decidió solo mirar. Después de todo, si su mami se comporta así tan bárbara, es porque esos sujetos fueron maleducados con ella.

Es lo que ha visto siempre, su mamá siempre es amable con las personas buenas e indefensas.

Leyla al escuchar aquello sonríe.

—Mi pequeño Alejandro será el mejor guerrero cuando sea grande— dice ella y ordena a todos irse a dormir. Luego de eso, crea un muro en dónde estaba la puerta, y se va con su hijo y su amiga a los dormitorios.

Después de limpiar su cuerpo y el de su hijo que se manchó por ser este un mimado, ella se va a la cama a dormir.

Al día siguiente, Leyla se despierta un poco tarde, y en cuanto desayunó con su familia de tres, se fue a hablar con el mayordomo sobre la situación. Ya el mayordomo había dado orden a los sirvientes de inicial con las reparaciones del lugar.

En la oficina.

El mayordomo le dice a Leyla que debe de darle parte al emperador sobre lo que pasó en la noche de ayer, puesto que, la situación se puede repetir en el futuro.

Más aún cuando ya han sido víctimas de un ataque de vampiros.

Ella decide mandar a su amiga a hablar con el emperador, y Katia, no muy convencida, toma un carruaje y con algunos guardias, sale con dirección al palacio.

Durante todo el camino, ella estuvo pensando qué decir al emperador sobre el ataque, no quiere ofender a dicho hombre, porque este tiene fama de ser difícil de comprender y es un poco despiadado al respecto.

Le tomó una hora llegar al palacio, y su cuerpo se sentía agotado, aún no se acostumbra al viaje en carruaje.

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Nota.

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