La Ceo Del Diablo

Sabrina Romano:

***Llamada****

Abuelo

Sabrina, cariño, que gusto oírte

Si, necesito hablar contigo y la abuela

Qué pasa, se escucha serio

Y lo es, podemos vernos

Si, dónde querés reunirte

En su casa, voy a cenar con ustedes

Ok Cariño, te veo en la cena

****Fin Llamada****

—Que planeas.

—Acabar con quién daño a quien amo, trai el resto de las notas, se quien está haciendo esto, y juro que está vez no dejaré que haga más daño

—Tienes la misma mirada de tu padre, cuando está furioso y con alguna tortura en mente

—Oh si, le enseñaré que nadie toca, lo más sagrado que tengo, vamos —voy a ver a mi padre, y está durmiendo, pero dice el médico que no fue grave, paso a ver a Monse, Salvatore y Piero, están bien, tampoco fueron daños graves —debo irme —le dijo a Salvatore

—A dónde crees que vas, con un loco afuera, provocando explosiones

—Estare bien, va Alexander conmigo, y te prometo que a mi no me hará nada, solo a quien me rodea, por eso necesito que se queden juntos y cuiden de mi padre.

—Ire contigo

—No

—No fue pregunta —rodo los ojos, mientras lo veo vestirse, salimos de ahí, subo al auto con Alexander y Salvatore

—A dónde Sabrina

—A casa de mis abuelos maternos —Alexander me ve de reojo, y solo asiente, aunque me hace cara de que estoy loca, al pararme en esa casa, y tal vez tenga razón, estoy un poco más que loca, cuando alguien se atreve a tocar lo que más amo y aprecio, nadie sabe que estoy dispuesta a dar la vida por ellos, y no me temblará la mano, para acabar con quién quiera arrebatarlos de mi lado nadie me amenaza sin salir limpio de esto, por algo soy una Romano, hija del Diablo, y juro que prefiero ser esa villana que incendia el mundo por salvar a los suyos, les mostraré lo que es el verdadero infierno.

—Llegamos —la voz de Alexander me saca de mis pensamientos

—Segura de que podrás

—Si, estoy aegura —tomo mi arma, la personalizada, la que mi padre me regaló como obsequio por mi buen entrenamiento, está solo la uso en ocasiones especiales, como es esta, la pongo detrás de mi espalda, quedando por debajo del saco, sonrió, sale una sonrisa cínica con algo de psicópata, una vez lo deje pasar, pero dos no, y menos por haber dañado a mi familia, al llegar a la entrada, veo a mis abuelos pardos con una sonrisa, la cual se borra, al ver mi rostro serio —mucho tiempo abuelos —les doy un beso en la mejilla a cada uno

—Estas cambiada, que hombre lo hizo

—De mi padre no hables abuelo, que no tienes derecho, dónde está

—Quien —dice mi abuela sin entender, paso por su lado y ellos entran de tras y me voy hasta el despacho, siento la mirada de Alexander y Salvatore sobre mi, al entrar lo veo ahí sentado tranquilamente con un vaso de whisky

—Mi niña, me alegra verte, estás hermosa

—Te dije que en tu vida me llames a si

—Yo que tú me comportó preciosa, tu papi podría sufrir las consecuencias

—No hay problema, dijo ya obtuve en mis manos a tu madre, sin que nadie supiera, puedo hacerlo nuevamente y culparte a ti primo

—No somos primos, no llevo tu sangre

—Cierto, papi no te quiso y mami se fue con otro, y tuvo otro hijo, al que si ama

—Callate, tu no sabes nada

—Oh si, yo los conozco, creeme que creía que era una tontería, que fuera ella, pero investigue y si, resultó que tú mami es esa hija de puta, que se cree la víctima por qué su marido la golpeaba, y es una abandona hijos, y ahora es la pobre viuda, de verdad lo llevan en la estúpida sangre, yo no sé por qué aún te tienen aquí los abuelos

—Por que su nieta de sangre los desprecia

—Claro, después del daño que le hicieron a mi madre, alejarme de mi padre, yo si tengo dignidad, y le jure a mi madre, no amar a quienes la dañaron

—Eso significa que no me amas

—Jamas te ame, y lo sabes, para mí siempre serás el intruso en la familia de mi madre

—Soy más nieto de ellos que tú

—Que dirá tu hermano menor, al saber que existes

—No te creerá, dudo que le intereses

—Que equivocado, el está enamorado de mi, aunque ahorita no le hable, se que si lo llamo, me responderá y le diré la verdad, a si su mami se le caira del pedestal, dónde la tienen como la víctima, cuando sepan realmente la verdad

—Dudo que logres eso

—Recuerdas la frase que te dije la última vez *No dañes a nadie sin saber quien la protege en el mundo real o el espiritual*

—Que podrías hacerme tu, o tu madre mu3rta, solo eres la hija de papi, él orgullo que presumir de los Romanos, solo eres eso —camino hasta la barra y me sirvo un whisky, me recargo con mi brazo sobre la barra

—Quien crees que le descargo un arma entera a tu papi

—Eres una hija de p... —saque mi arma y le apunte

—Quieto ahí, y a mí madre no la insultas, que no es como la tuya, y sabes que, ya me cansé, empecemos a desatar el infierno

—No te atreverás Sabrina —saco mi celular y busco el contacto, sonrió al ponerlo en altavoz y ver qué responde al segundo sonido

****Llamada****

¿Sabrina?

Si, soy yo Isidro