BL.
⚠️ Para mayores de 18, la novela puede contener escenas no aptas para menores. ⚠️
Alfred es un hombre que se dedica a desmentir leyendas junto con su hermano. Toda su vida ha sido relativamente tranquila o así lo cree él, en realidad no tiene casi ningún recuerdo. Estos parecen estar tapados con una espesa niebla blanca.
Jamás sintió demasiada intriga sobre el por qué sus recuerdos habían desaparecido, hasta que una extraña leyenda llega a sus manos, de hecho, fue muy conveniente para poder solucionar también el desastre en el cual su hermano se había metido.
Esta leyenda trataba sobre un Ángel y ofrecía una muy buena recompensa, junto con su hermano se embarca en su nueva aventura, que sin que Alfred lo supiera, se convertirá en el camino para desenvolver su pasado y encontrar a alguien que lo ha estado esperando en secreto.
Pd: La imagen de la portada NO me pertenece.
Newt y Thomas son solo una representación.
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Capítulo 24: La verdad comienza a salir a la luz.
Llegar a Arel les tomo más tiempo de lo planeado, esto debido a que Alfred comenzó a sufrir de desmayos repentinos, y los dolores de cabeza solo aumentaban después de aquella noche en donde vió al gato. Esto los obligó a hacer varías paradas en diferentes posadas para que el hombre descansara, Elast no permitió que su hermano, Hugo, lo cuidará. Él personalmente se quedaba despierto todas las noches en vilo junto a la cama de Alfred, en donde escuchaba al castaño murmurar cosas entre su delirio.
Se moría de ansiedad siempre que lo veía así, la impotencia invadía todo su cuerpo y lo único que podía hacer era poner los dedos de su mano sobre la frente del hombre y murmurar unas palabras para que pudiera tener un sueño más ameno, una pequeña porción de su energía se vertía en el cuerpo del menor para poder relajarlo.
Alfred no sabía que Elast lo inducia en el sueño, cada vez se levantaba más cansado, las bolsas debajo de sus ojos comenzaban a hundirse, y sus dolores de cabeza eran incluso más seguidos. En su brumosa consciencia lograba ver rostros distorsionados, voces riendo y gritando. Miles de imágenes mezcladas danzaban en su mente, y él siempre corría a refugiarse en unos cálidos brazos, se sentía seguro. Pero siempre que levantaba la mirada solo lograba distinguir unos ojos verdes, naturalmente ya sabían a quien pertenecían, nadie en el mundo lo había mirado de tal manera además de Elast.
Se sentía extraño al soñar con el Ángel.
¿Se estaba volviendo un pervertido?
Aunque a veces sentía que no eran simples sueños, recordaba que una de esas noches de delirio había tomado el brazo de Elast, sus ojos se habían abierto levemente, tenían un brillo extraño, algo enfermo, triste. Esto había oprimido el corazón del rubio.
—Dime, ¿te he visto antes?
—Alfred...
—Solo responde.
Esos ojos verdes lo miraron por un largo tiempo, no pudo descifrar las emociones en ellos, pero sin duda eran complicadas. No sabía cómo interpretar su silencio.
¿Qué estaba esperando?, ¿Un sí o un no?, ¿qué pasaría si su respuesta fuer afirmativa?
¿Cuánto más se hundiría?, ¿Cuánto más se enredaría en su propia telaraña mental?
—No...—, fue una simple palabra de dos letras, pero sonó tan titubeante. Alfred lucho por incorporarse, pero su cuerpo parecía no querer responderle, cada musculo se estremecía cada que intentaba moverse. Sus ojos se cerraron contra su voluntad, todo le daba vueltas —Es mi culpa que estés así, si tan solo no me hubieras liberado... Si tan solo no existiera.
No lo soporto más, esas palabras se clavaron en lo más profundo de su alma, sus ojos ardieron y tomo al Ángel por el cuello de su remera, esto tomo por desprevenido al otro, quien se inclinó más cerca de Alfred a su voluntad: —Cállate—. Entonces sus labios chocaron en un beso suave y torpe por parte de Alfred, Elast se acomodó y llevo una de sus manos a la nuca del castaño, así presionándolo más y profundizando el beso con su lengua.
Alfred miro a Elast, el cual estaba bajando el equipaje por él. Aun trataba de averiguar si en verdad esa conversación había sucedido, tenía recuerdos vagos y eran muy incoherentes. Llevo los dedos a sus labios y los toco levemente, muriéndose de la vergüenza.
Esperaba que esa situación no hubiera sucedido, no recordaba si algo más había pasado. Solo sabía que se había despertado con una humedad vergonzosa al frente de sus pantalones y eso hizo que tomara un baño.
—Alfred—, volteo con pereza al escuchar su nombre salir de la boca de su hermano, últimamente sus respuestas estaban siendo más lentas. Esperaba que su rubor pasara desapercibido o fuera confundido por el enrojecimiento de la fiebre ante los ojos contrarios. Hugo se pasó una mano por el cabello, el cual ya le había crecido un poco, la tez acaramelada se había oscurecido más, su rostro brillaba bajo el sol, le tendió un buzo de manga larga a su hermano. —Ponte esto, aquí hace frío, ahora no se siente mucho por el sol. Mira lo rojo que estas.
Levanto la mirada al cielo despejado, el sol brillaba en lo alto, pero sus rayos no producían ese calor sofocante que había en Layare y Moet, era un calor agradable de invierno.
Arel tenía sus encantos, desde que habían pasado las puertas para ingresar al país todo había estado tranquilo, nada comparado con los rumores que había escuchado hace años, incluso pensó que los libros se equivocaban al describir estas tierras como algo sumamente peligroso.
Se sentía en casa.
—Es bonito.
— ¿Mh?
—El frío—, se colgó el buzo en el hombro y camino hacia Elast, el aire fresco le puso la piel de gallina, la sensación hizo que sonriera, el Ángel hace días no veía tal expresión relajada en el rostro del contrario.
—Veo que te sientes mejor, deberías entrar a descansar. Sea ira a buscar a un médico.
—Sabes muy bien que no estoy enfermo, solo no me siento como mi yo normal.
—Jóvenes—, Tob los interrumpió mientras subía a su carro. —Les deseo un buen viaje y espero nuestros caminos se vuelvan a encontrar.
Aquí sus caminos se separaban, Alfred estaba agradecido con este señor, sabía que no diría nada respecto a Elast, el mayor ya había conseguido su dinero y se iría feliz a vivir una vida tranquila junto a su familia. Eso era todo, disfrutar sus años de vejez.
Despidieron a Tob y entraron en la posada que Sea había alquilado, era grande y contaba con un espacioso patio. Estaba perfectamente decorada, las paredes eran de color caoba y los muebles desprendían un leve olor a barniz.
Elast subió las escaleras junto con Alfred, y habitación por habitación fue dejando los bolsos y mochilas de cada uno, pero, para sorpresa del castaño, descubrió que solo había tres habitaciones y sus cosas habían sido colocadas con las del Ángel.
—Te quedaras conmigo, protestar no te servirá—, se apresuró a decir. Ganándose una risa burlona por parte de Alfred.
—No pensaba hacerlo, sé muy bien que me has estado cuidando. No te pondré las cosas difíciles—, se recostó en la cama y cerro sus cansados ojos.
—En verdad últimamente has estado más perezoso. ¿Seguro de que te sientes bien?—, se podría decir que extrañaba a aquel animado Alfred, ya se había acostumbrado a él. Aunque, pensándolo bien, podría acostumbrarse y extrañar a cada una de las facetas del castaño.
—Lo estoy, solo que mi mente es un caos—. Declaró alzando los brazos. —Siento que si duermo, todo se acomodará.
Elast le sonrió y le paso una mano por el cabello.
—Sí, solo descansa. Más tarde buscaremos ese ataúd de cristal, lo más importante es que recuperes toda la energía que puedas.
— ¿Ataúd de cristal?, ¿Qué ataúd de cristal?— Hugo irrumpió y a pesar de que se sintió extraño al ver a Elast acariciando así a su hermano lo que más le impacto fueron las palabras del Ángel. Este mismo se enderezo, sus ojos se habían estrechado, le lanzo una mirada cálida a Alfred.
—Yo le explicaré.
—Bien.
Elast guió a Hugo fuera de la habitación y se dirigieron a otra, el hermano de Alfred le estaba clavando la mirada al rubio, casi como si así pudiera matarlo.
—Explícame, ¿qué quieres hacer con Alfred exactamente?
—Oh, lo mismo podría preguntarte a ti—, Elast lo enfrento mientras se cruzaba de brazos, Hugo cerro con un estrepito la puerta detrás de él. — ¿Qué es lo que planeas?, se lo que piensas. Estamos solos, podías deshacerte de mí.
—Eso me sería imposible, me romperías el cuello antes, ¿verdad?—, Elast se burló con una media sonrisa, sus ojos estaban oscuros. — ¿Qué es lo que le sucede con exactitud?
— ¿Para que preguntar si ya lo sabes?
— ¿Estás seguro de que el ataúd está aquí, en Arel?
—No, no tengo ninguna prueba que indique que está aquí, solo un rumor que escuche antes de ser encerrado. El Emperador de aquella época fue el encargado de difundirlo, quería que llegara a mis odios. Bien podría ser una trampa, esperaba que me liberara en cuanto me encarcelaran. Pero fue imposible, de igual manera no me importa. Mi consciencia divina no puede localizarlo.
Hugo frunció su ceño y se recostó contra una pared sin dejar de mirar a Elast.
— ¿Qué pasara si no lo encontramos a tiempo?
—Su alma podría dividirse del todo, al hacerlo ya no habrá manera de poder juntarla—. En verdad no quería pensar en eso, en el mejor de los casos encontrarían el ataúd, en el pero debería tratar de detener el mayor tiempo posible el deterioro de Alfred. — ¿Por qué le permitiste ir a Moff?, pensé que te había ordenado cuidarlo.
—No eres mi maldito jefe, no sabes lo terco que es ese hombre.
—Ese hombre cree ciegamente que eres su hermano, ¿por qué es así?, ¿qué hiciste?
—Tuve que crear recuerdos falsos eh inducirlos en su memoria, no sabes lo inestable que estaba cuando lo rescate. Su mente estaba en tanto caos que tuve que hacerme pasar por su hermano para que me dejara ingresar.
—Felicidades, eso empeoro todo.
—Agradece que aún no le he puesto ni una mano arriba, realmente me he controlado.
De repente, Elast se movió y lo sujeto por el cuello, una vena palpitaba en sus sienes, debió de haber acabado con él en la maldita cueva, pero no pudo hacerlo porque Alfred lo había atacado, al principio no entendía el por qué. Más tarde cuando vió la interacción de los dos "hermanos" se dio cuenta que posiblemente el desgraciado este, que se hacía llamar "Hugo", le había hecho algo que no estaba en el trato para asegurar su propia miserable vida.
Sabía que si era apegado a Alfred, no moriría.
Hugo movió su puño y le dio un fuerte golpe en la mejilla, Elast se tambaleo un poco, pero no aflojo su agarre, sino que lo hizo más firme. La tez del contrario se estaba poniendo azul. Desesperadamente pateo el estómago del Ángel, logrando que este retrocediera, de la habitación salían los sonidos de una disputa y pelea, las cosas caían al suelo con sonidos sordos y estrepitosos.
A Alfred no podía importarle menos, su rostro estaba pálido, todo su cuerpo temblaba y estaba bañado en un sudor frío.
Lo había escuchado todo a través de la puerta.
Cuando Elast se fue con Hugo, Alfred los siguió y solo se acercó más cuando la puerta fue cerrada, originalmente quería escuchar para que servía ese ataúd de cristal, ya que el rubio no había estado dispuesto a contarle, pero recibió un fuerte shock. Su mente confusa se volvió aún más aturdida.
Las lágrimas calientes no tardaron en rodar por sus mejillas, ¿a qué se refería su hermano cuando dijo que le había inducido recuerdos?, ¿Qué quería decir Elast cuando menciono que no eran hermanos?
Que no eran hermanos...
Lo único que lo mantenía en la tierra era su hermano.
¿Ahora resulta que no tenía uno?
Su corazón se encogió en su pecho y dejo escapar un jadeo parecido al de un animal herido, rápidamente se tapó la boca, las lágrimas mojaron por completo su mano a la par que su rostro se contorsionaba por el dolor, se apresuró a volver a su habitación, pues había notado que la pelea dentro se había detenido.
Sentía que se ahogaba.
Elast se asomó a través de la puerta, su cara estaba magullada por los golpes que Hugo le había proporcionado y este estaba tendido en el suelo, sin moverse. Le había parecido escuchar un sonido desgarrador, pero al salir no había nadie.
¿Quizá lo había imaginado?
Aun así su corazón se sentía profundamente amargo, la ansiedad comenzó a carcomerlo.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Extra:
Sea: Creo alguien los escucho.
Elast: ...
Huego: Le diré que es el día de los inocentes y es una broma.
Alfred escuchando desde un rincón: ...
¿Esto solo logro facilitar o dificultar más las cosas?
¡Te invito a seguir leyendo para descubrirlo! 💗
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