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Corazón de Sangre Y Seda

Corazón de Sangre Y Seda

Status: En proceso
Genre:Vampiro / Amor a primera vista / Amor eterno / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:852
Nilai: 5
nombre de autor: Drusila15

Eleanor Whitmore, una joven de 20 años de la alta sociedad londinense, vive atrapada entre las estrictas expectativas de su familia y la rigidez de los salones aristocráticos. Su vida transcurre entre bailes, eventos sociales y la constante presión de su madre para casarse con un hombre adecuado, como el arrogante y dominante Henry Ashford.

Todo cambia cuando conoce a Alaric Davenport, un joven noble enigmático de 22 años, miembro de la misteriosa familia Davenport, conocida por su riqueza, discreción y antiguos rumores que nadie se atreve a confirmar. Eleanor y Alaric sienten desde el primer instante una atracción intensa y peligrosa: un amor prohibido que desafía no solo las reglas sociales, sino también los secretos que su familia oculta.

NovelToon tiene autorización de Drusila15 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Té y cuchicheos

El vapor del té ascendía en volutas perezosas, deshaciéndose en el aire perfumado de la sala. Las tazas de porcelana, finísimas, tintineaban de vez en cuando contra sus platillos al compás de las manos enguantadas de las damas. Los cortinajes de terciopelo, corridos a medias, dejaban entrar la luz suave de la tarde, que se quebraba en los espejos altos y en las hebillas doradas de los zapatos femeninos.

Eleanor permanecía en silencio, la mirada fija en su taza sin haber probado apenas el líquido ámbar. Su mente estaba muy lejos de esa mesa cubierta de pastelitos de limón y scones tibios. Volvía, una y otra vez, al recuerdo del bosque, del jadeo de su caballo desbocado, de la sensación del aire cortándole el rostro… y de las manos de Alaric sujetándola con firmeza.

No podía apartar de su memoria el instante en que lo había mirado a los ojos después del accidente. Había en ellos una mezcla desconcertante: poder y vulnerabilidad, misterio y calidez. Un hombre al que debería temer, y sin embargo, junto a él había sentido una seguridad que no había conocido jamás.

Eleanor inspiró despacio, tratando de calmar el cosquilleo en su pecho. Se reprendió por su debilidad. ¿Qué hacía, soñando con un hombre que apenas conocía, cuando el destino de su familia ya había sido sellado para ella? Henry. El nombre se clavó en su mente como un ancla pesada.

—Eleanor… —una voz aguda, cargada de fingida dulzura, la sacó de golpe de su ensueño—. Eleanor, ¿en qué estabas pensando?

Parpadeó, como si despertara de un sueño, y alzó la mirada. Frente a ella, tres rostros expectantes la observaban con sonrisa burlona. Lady Charlotte, con sus rizos dorados demasiado apretados; Lady Amelia, que jugaba con su collar de perlas como si aquel tic nervioso fuera una costumbre encantadora; y por supuesto, Lady Beatrice Montclair, impecable en un vestido color malva, los labios curvados en una mueca que era todo menos amable.

—Oh… —balbuceó Eleanor, intentando recomponerse—. Nada de importancia.

—¿Nada? —intervino Charlotte, inclinándose hacia adelante como si hubiera descubierto un secreto delicioso—. ¡Seguro que pensabas en Henry!

Un coro de risitas la secundó. Amelia dejó escapar una exclamación suave:

—Por supuesto, ¿en quién más podría pensar? En apenas seis meses estarás casada con el soltero más codiciado de Londres. ¡Qué envidia nos das!

Eleanor sintió un calor incómodo subirle por el cuello.

—Envidia, ¿de mí? —replicó, esbozando una sonrisa forzada.

—¡Naturalmente! —intervino Amelia, con voz cantarina—. Henry es guapo, distinguido, con una fortuna segura… y tú apenas tienes que esforzarte. Algunas de nosotras, en cambio… —puso los ojos en blanco con exageración—, debemos fingir encanto día y noche para captar una sola mirada.

Las risas sonaron otra vez, superficiales, huecas. Eleanor no pudo evitar fijarse en lo infantiles que parecían, sentadas allí entre montañas de dulces, como si su mayor preocupación fuera el color de la cinta que adornaría su próximo vestido.

—Aunque —dijo Charlotte, con un suspiro teatral—, si se me permite, yo siempre he pensado que Henry es un tanto… cómo decirlo… seco.

—¡Charlotte! —exclamó Amelia, llevándose la mano al corazón en fingido escándalo.

Charlotte se encogió de hombros.

—Lo digo con cariño. Claro que es un excelente partido, pero conversar con él es como hablar con un diccionario. Muy correcto, muy formal, pero… nada emocionante.

Las jóvenes estallaron en carcajadas. Eleanor, sin quererlo, dejó escapar una pequeña risa, que sofocó enseguida.

Fue entonces cuando Beatrice intervino. Su voz se deslizó entre las risas como un cuchillo envuelto en terciopelo.

—Oh, pero Henry no necesita ser emocionante. Para eso ya tendrá a Eleanor. Ella siempre ha sido tan… distinta de las demás.

La mirada que le lanzó era un desafío velado. Eleanor la sostuvo, consciente de que el cumplido escondía veneno.

—Supongo que cada cual busca algo diferente —respondió con calma—. Algunos prefieren seguridad a emoción.

Beatrice entrecerró los ojos un instante, pero su sonrisa no se borró.

—Y algunos —añadió en tono ligero— buscan misterio donde no deberían.

Eleanor sintió que su estómago se contraía. ¿Era aquello una simple observación… o una indirecta? La imagen de Alaric cruzó fugazmente su mente, y con ella el recuerdo de la intensidad de su mirada.

—¿A qué te refieres? —preguntó, con un hilo de voz.

—Oh, nada —replicó Beatrice, revolviendo su té con indiferencia—. Sólo recordaba lo curiosa que fuiste la otra noche, en los jardines. Tanta devoción por la luna… y tanta afición a escaparte sola.

Charlotte soltó un gritito.

—¡Eleanor, no me digas que paseabas sola de noche! ¡Qué imprudencia!

—Imprudencia, sin duda —repitió Beatrice, alzando una ceja—. Sobre todo porque dicen que Londres guarda secretos oscuros. Familias que nunca muestran el rostro a plena luz del día… Hombres que prefieren la compañía de las sombras.

Amelia dio un respingo, impresionada.

—¡Oh, Beatrice, qué cosas dices!

Eleanor apretó los labios. La referencia era demasiado clara. Beatrice hablaba de los Davenport. Hablaba de Alaric.

—Rumores absurdos —dijo con firmeza, aunque su corazón latía con violencia—. No deberíamos dar crédito a semejantes habladurías.

—Tal vez —murmuró Beatrice, dejando su cucharilla sobre el platillo con un tintineo—. Pero a veces los rumores… encierran una pizca de verdad.

El silencio que siguió fue breve, roto por la entrada de una doncella con otra bandeja de dulces. Charlotte y Amelia desviaron la conversación hacia vestidos y próximos bailes, riendo por cualquier nimiedad.

Eleanor, sin embargo, apenas probó bocado. Sus pensamientos ardían bajo la superficie, mientras Beatrice, sentada frente a ella, no dejaba de sonreír con ese aire de triunfo silencioso.

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Paola Uchiha 🩸🔥✨
No sé cómo voy a aguantar el suspense, ya quiero leer la siguiente parte. 😭
muhammad iqbal
Tu historia es increíble, estoy obsesionada. 😍 Por favor publica más rápido, ¡necesito saber lo que sucede después! 🤞
Uryū Ishida
Hola, necesito la continuación
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