Cira, Princesa Cautiva

Estaban Myeong conversando con Cira, quien le iba a hablar de Sinloe y consultarle del plan que tenía; cuando el anuncio del rey de Belgeun llegó, algo que extrañó a Lady Karoly y decidió acercarse. La comunicación era que por orden real la princesa Cira debía presentarse en el palacio en compañía de Lord Myeong y su esposa; los jóvenes esposos se quedaron mirando, Myeong frunció el ceño y apretó los puños.

- "El rey debe estar molesto porque no pudo conseguir lo que quería, (dirigiéndose a la princesa Cira) debes de quedarte en este lugar con Karoly, solucionaré esto, lo prometo", expresó Myeong.

- "No dejaré que pases solo por esto, si actuamos por separado será peor. Prepararé mi armadura e iré contigo, le demostraré a ese rey que con alguien como yo, asustarme no funciona", manifestó con determinación Karoly.

Tiempo después con armadura puesta y sobre su propio caballo, Karoly acompañó a su esposo y a la princesa Cira al palacio de Belgeun; una mujer como la hija del duque de Husag no era para nada común. Cira miraba cada detalle, su sobrina era intrépida y determinada, pero sentía algo extraño, hay un hilo dentro de ella que parece conectarla a una extraña leyenda que recordaba de su madre, solo de una guerrera inusual, podría provenir una divinidad llena de amor.

Las piedras de colores para desplazamiento instantáneo ayudaban siempre a llegar más rápido al destino; y pronto los tres ya estaban llegando al palacio de Belgeun.

El príncipe Carpio ya estaba cansado de esperar, se puso de pie con mirada seria y todos en el lugar hicieron una reverencia, los consejeros del rey de Belgeun, le avisaron que a quienes habían mandado llamar ya estaban llegando al palacio, ante lo cual ordenaron que hicieran pasar al príncipe Carpio al salón del trono.

Carpio ingresó con la firmeza de siempre, ataviado con su traje de Alteza real de viaje, sin lugar a dudas su altura y su porte lo hacían ver siempre imponente; era un futuro rey que siempre causaba cierto temor en otros monarcas, especialmente en aquellos que aparentaban una fuerza que por dentro no tenían.

- "Lamento la demora, Su Alteza, he tenido algunos problemas que han deteriorado mi salud", dijo Huai para disimular su retraso; el príncipe solo podía ver frente a él a un rey miedoso, él siempre parecía detestar a los hombres de ese tipo.

- "No quería molestar su atención, pero necesito transitar por su territorio, y como dictan las normas de Hurmaya necesito notificarlo", expresó Carpio con solemnidad, pero con aquella mirada que lo hacían más distinguido a él, que al mismo rey.

- "Ministro de Buenas Relaciones prepare de inmediato el pergamino para el príncipe heredero de Susumira", ordenó Huai, el ministro se apresuró a obedecer.

- "¿Está muy lejos de este lugar, el valle de los Halcones?", preguntó Carpio, el rey se sorprendió, quería pasar por los terrenos de Lord Myeong.

- "Si utiliza las piedras de colores de desplazamiento instantáneo no demorará, pero justo están llegando Lord Myeong y su esposa, ¿es su tierra la que pide visitar?", comentó el rey de Belgeun haciendo señas para que pasen los recién llegados.

La princesa Cira se preguntó que hacía el príncipe en el palacio, sabía perfectamente que su hermano siempre le ha temido, el carácter fuerte y arrebatado del príncipe de Susumira es conocido en cada reino de Hurmaya, ahora que lo veía después de tiempo, podía darse cuenta de su colosal figura, y entendió la premura de su hermano por llamarla.

Carpio no pudo dejar de mirar a Karoly, había pasado tiempo de la última vez que la vio, vestida de novia, convertida en la esposa del hombre que viene a su lado; tuvo que hacer acopio de voluntad para resistir el encuentro. La princesa Cira observaba cada detalle, las miradas de todos, ese príncipe miraba con amor a la esposa de Myeong, y ella parecía nerviosa y trataba de ocultar su mirada.

Los recién llegados brindaron los saludos protocolares e hicieron la reverencia respectiva, Karoly sentía su corazón latir fuerte, y rogaba que no sea escuchado.

- "Que bueno que esté acá, Lord Halal, la esposa de mi primo anda diciendo que ha sido su entrenador, no sabía que las damas de Fontana eran entrenadas en Susumira, creí que era reservado para las damas nobles y realeza de Susumira, o acaso era alguna aventura que impresionar ¿tenía algún tipo de relación con usted?", preguntó el rey con claro afán de incomodar a su primo y esposa, pretendía desenmascararla, lo que habia afirmado le pareció una completa mentira; Carpio miró con furia al rey.

- "¿Qué insinúa, Su Majestad?, le advertí cuando acosó a mi esposa que ella es una mujer decente y que si continuaba con sus insinuaciones iría a la corte de Hurmaya", expresó Myeong inmediatamente; él debía seguir haciendo su papel de buen esposo, antes que la verdad saltara delante de todos.

- "Lady Karoly, hija del duque de Husag del reino de Fontana, siempre ha tenido el comportamiento de una dama digna, el entrenamiento fue un regalo que ofreció Su Alteza Real a los reyes de Fontana, los mejores amigos de la dama aquí presente, jamás hubiese podido hacerle una propuesta indecente a una mujer de su categoría, me temo que usted no sabe a qué se enfrentaría si la ofende y la lastima", expresó Lord Halal con mirada asesina; Huai tragó saliva.

- "Debo advertirle que si algo le pasara a Lady Karoly por su causa, no solo se enfrentaría a Fontana, sino a mi mismo, ella es una amiga muy preciada para mí", dijo Carpio tratando de no mostrar sus sentimientos en el rostro; sin embargo, no podía engañar a la princesa Cira, que más que nunca necesitaba descubrir la verdad.

- "Esto es un malentendido, jamás he pretendido ofenderla, le aseguro que no volverá a presentarse esta situación", expresó nerviosamente Huai.

Carpio volteó a mirar a Karoly, y no pudo evitar dejar de mirar a Myeong, sabía que ese hombre moriría pronto, pero saberlo cerca de la mujer que amaba provocó los celos, que él había tratado de callar, quería cruzar la distancia que los separaba, tomar a Karoly y llevarla consigo, pero como escuchando sus pensamientos, ella tomó la mano de su esposo, y le hizo un gesto de que quería irse, cuando Myeong pidió permiso para retirarse el rey aceptó de inmediato, cualquier insinuación del rey se detuvo para siempre, todos siempre han tenido reparos con el ejército de Susumira, pero una advertencia directa del príncipe Carpio podía significar la guerra y la muerte.