Maldición Butler

Erick y Laurence siguen con su relación, ella sabe muy bien que no debe hacer nada que despierte sospechas sobre la estafa que su abuelo le hizo al suyo, y tampoco lo de la maldición, total eso fue hace tantos años y no tiene sentido remover heridas de un pasado tan antiguo. Lo más importante es cobrar a la familia los cargos que le imputaran por infanticidios calificados y dolosos.

-Laurence ¿Estás bien? – Erick sintió cambios en Laurence.

- Estoy bien, cariño ¿Por qué lo preguntas? – Laurence mantiene sus nervios tranquilos mientras acaricia el pecho de Erick y apoya su cabeza sobre su hombro.

- Has estado algo callada, te siento algo distante, el brillo de tus ojos ya no son los mismos. – le enlista los cambios que vio en su enamorada, mientras la acaricia.

- ¡Ay, cariño! – se lamenta Laurence – Así es como me pongo cuando estoy estresada.

- ¿Pero cambiar el brillo de tus ojos? Tu mirada ya no es la misma que conocí.

- Estoy durmiendo mal, el estrés no me deja. – se justifica sin dejar de acariciar el pecho de Erick.

- ¿Quieres dar un paseo, mi amor? A lo mejor eso te ayudará un poco. – le invita a salir.

- Erick ¿Tus clases de francés? Que no te vaya a perjudicar.

- Por la tarde, si quieres puedo ir a verte y salimos un rato. – le ofrece una opción más sensata.

- Me encanta la idea, entonces te veo en mi casa. Solo dime la hora para estar lista. – ella recupera el brillo de sus ojos.

-Tus ojos han vuelto a ser los mismos cuando te conocí. – la mira con atención y le sonríe por qué siente la felicidad de recuperar la dulce mirada de su enamorada.

Ambos se dan un tierno beso, reforzado con caricias, pero lo que no saben es que están siendo seguidos por alguien y les toman fotos de ese momento tan romántico.

Los tortolitos vuelven a sus clases y al final se despiden con un nos vemos en la tarde, Laurence tiene su mirada llena de amor por Erick. A las seis de la tarde vino a verla, se orientó con la ubicación en tiempo real dada por su enamorada por whatsapp. Laurence se arregló para ser más bonita solo para él y ni bien sonó el timbre salió disparada diciendo que vuelve enseguida.

Charles e Marianne se miran y no entienden para nada la conducta de Laurence, fueron tomados por sorpresa. Papá quería una explicación al ver su hija volar por las escaleras, pero fue tan rápida que se quedó con la palabra en boca.

Los enamorados se fueron a pasear por los alrededores, ignorando por completo que alguien los ve. Hugo no puede salir de la corte, el proceso está tomando más tiempo de lo necesario, pero Julien está afuera esperando a su hermano, pues han pactado estar allí porque en casa no se puede, mamá y papá van a querer saber todo y el plan podría salir mal.

Martin toca la puerta de la casa del tío Charles, a él le parece raro, pues sus hijos tienen llave, y si en caso hubieran olvidado ellos no tocan la puerta de esta manera, el guardaespaldas tampoco, porque él siempre se comunica por teléfono antes de venir, es más, es Charles quien lo llama primero, el guardaespaldas sólo llama para confirmar su llegada. Es Charles quien ve por una pantalla que está instalada en la columna de la cocina, el timbre tiene cámara así que, en casa siempre sabrán quien toca la puerta (siempre y cuando miren la pantalla), se percata de la presencia de su sobrino Martin.

Le abre la puerta y Martin no saluda su no que de manera rápida golpea a su tío tan fuerte que éste cae al suelo de inmediato, pero no lo mata, Marianne está asustada y atiende a su esposo, pero de inmediato avisa a su hijo Julien de lo que pasó. Confía más en Julien por ser más tranquilo.

Por su parte, Martin sube a las habitaciones a buscar algo, algo que es del abuelo, y es el diario, él ha venido para rescatar el diario del abuelo ¿Será una nueva confabulación?, ¿oyó de la entrega del diario y por eso vino?, ¿o es que ha sido enviado por alguien para ese fin?

Julien comparte el mensaje con Hugo vía whatsapp, recién puede abandonar la sala de la Corte y ellos deciden dejar su reunión para acudir en el pedido de ayuda de mamá. Y cuando es mamá quien busca ayuda, ellos vuelan, dejan todo sin importar las consecuencias. Hugo llama por teléfono a su hermano porque necesita darle instrucciones en el camino...

-Escúchame, yo me quedaré a fuera de la casa por si el hijo de puta escapa. – Hugo planifica el atraco.

- Está bien. Pero al maricón le quiero partir la cara. – Julien expresa su disgusto por su primo.

- Has lo que quieras, total, mamá a ti te lo confió, por ser más calmo. – acata la decisión de mamá, porque ha entendido por qué ella lo quiso así.

- Mamá sabrá hoy que su niño Julien no es tan dulce. – Julien hace un juramento mientras acelera.

- Te cuidado, puede que él vaya a buscar el diario que me dejó el abuelo. – aclara la intención de Martin.

- También puede ser que vaya a rebuscar en la habitación de Laurence. – Julien da esa otra opción - ella tiene el diario muy importante.

- Laurence sabe qué hacer. Tú solo inmoviliza al intruso para que Laurence le de unas caricias que desfiguran el rostro.

- Está bien ¿En cuánto tiempo llegas?

- Estoy en el parqueo, en minutos de doy el alcance. - cuelga la llamada.

Los hermanos corren por las calles Parisinas, uno a tras del otro, llegando a casa en el menor tiempo posible.

Por otro lado, en casa, Marianne reclama a Martin por su terrible conducta y ambos están en el cuarto de Laurence.

- Eres un malcriado ¿Qué mal te hicimos nosotros? – está molesta y quiere poner en regla al muchacho.

- Escucha bien, vieja bruja, por tu culpa la familia va a derramar sangre. Has criado a una maldita. - le falta el respeto y pone el dedo. Esta muy furioso porque no encuentra el diario.

- ¿Tú también crees en tonterías como está? - intenta ganar tiempo y hacer que cambie de parecer.

- Debería matarte, vieja tonta ¿Vez este cuaderno? – le muestra el diario del abuelo Alain – tu hija es una ladrona. Cómo madre eres de lo peor, y hoy te vas de este mundo.

- Sobre mi cadáver, Martin. – Charles estaba allí parado, sucio de sangre por el golpe en la cara, pero el sangrado fue detenido por los cuidados de Marianne.

- Me vale madre, todos ustedes cinco deberían de morir.

En ese momento entran en casa Laurence abrazando a su enamorado. Martin empuja con fuerza a sus tíos para escapar porque si es Hugo, el que muere es él.

- ¿Martin? – a Laurence le sorprendió ver a su primo correr despavorido.

- Mal nacida, he venido a matarte. – y le muestra el puñal.

Erick se interpuso. Y es gravemente herido en el brazo, gracias al rápido movimiento de Laurence.

- ¿Estás loco? Has lastimado a mi novio. – Laurence lo auxilia de inmediato.

- ¿Eres el novio de la maldita?

- Soy novio de Laurence. Soy Erick Butler. – le tiende la mano.

- ¡Ah! Eres Butler ¡Qué coincidencia! – habla con sarcasmo – tu abuelo Blue condenó y estafó a mi familia y no contento con esto maldijo que una mujer acabaría con la familia, y toda niña que nace merece morir, pero ella fue protegida. Por eso yo, Martin Fontainebleau, he venido a matar está mal nacida. Mi misión es salvar el honor de la familia.

-Eres un idiota Martin. – le gritó Laurence – serás mi primo, pero eres un idiota.

- Laurence, ¿es verdad lo que dice tu primo? Porque yo sí creo en la maldición, y mi abuelo dejó en claro de generación en generación que maldijo a una familia francesa. – Erick está serio y retira la mano de su enamorada.

- Son tonterías, Erick. A mí primo le han lavado el cerebro con tonterías. – ella está triste, ya sabe lo que se viene, pero aún tiene una esperanza de que él cambie de opinión.

- Mi abuelo te hizo una maldición, debo dejarme de ti.

- ¿Es una broma? – deja caer sus lágrimas - ¿Me dejarías por una tontería? - intenta razonar con él.

- No te esmeres por cuidar mi herida. Gracias por tu tiempo y toda tu ayuda, pero no podemos continuar – intenta incorporarse y le dice cerca del oído – la maldición debe cumplirse tarde o temprano, debemos alejarnos, me cambiaré de universidad, pero por favor no nos volvamos a ver. - la sentenció sin más.

- ¡Me estás dejando por una cosa insignificante! – ella habla entre lágrimas, su respiración es dificultosa, está muy triste.

- Jamás pensé que el amor fuera bello, pero a la vez tan peligroso. Me equivoqué en escuchar al corazón.

Erick intenta ponerse de pie, Martin se ríe al ver a Laurence derrotada y tan triste, es hora de acabar con ella, papá baja rápido de las escaleras a lo como puede, quiere impedir que una mala maniobra de Martin acabe con la vida de su princesa.

Erick sufre, se enamoró de verdad, pero de la mujer equivocada, llora también, esperar haber hecho lo correcto, no quiere verla así, él quiere que la maldición se cumpla, solo espera que verdad el primo no acabe con la vida de la mujer que quiso tanto, de ser así, la maldición tendría que cumplirse en la próxima generación.

Charles levanta a su hija del suelo, y la abraza con mucho cariño, Marianne llora desconsoladamente, está sentada sobre el suelo, su hijo aún no llega, piensa que su hijo ha fallado, intenta contactarse con Hugo, pero el teléfono esta apagado.

- ¡Ay, hijito! ¿Por qué tienes apagado el teléfono? - llora de las desesperación.

Julien y Hugo estaban bajando de sus autos a las afueras de la casa, justo en ese momento que Martin apunta a su tío con un arma de fuego de corto alcance.

-Suelta a la maldita, o te mato ahora.

- No empeores la situación. – le advierte Erick – Laurence puede destruir todo y le estás dando motivos. No seas tonto.

- No te metas, está noche mueren los cinco y tú también por bocón.

Pero Julien es quien ataca por la espalda a Martin, se abalanza sobre él, Hugo da el refuerzo para reducir al primo y tomarlo como rehén. Luego recoge el arma con la ayuda de su corbata, cosa que de esta manera no deja sus huellas sobre ella.

- ¡Lárgate, Erick! Ya has lastimado el corazón de mi hermana. – ni lo mira, sino que fija todo su odio sobre su primo, a Erick solo lo apunta con el arma.

- No eran mis intenciones de lastimar a Laurence, la quise mucho, pero acabo de descubrir que ustedes han sido víctimas de la maldición de mi abuelo. Se la estoy devolviendo. – se disculpa Erick.

Erick se va del lugar, pero llora como niño a quien no le han complacido su capricho, le duele tener que haber dejado a Laurence.