Atada A Mí (Bilogía)

Las semanas pasaron muy lentas, me mantuve cumpliendo en mi universidad y en mis tiempos libres obligando a Brian a cumplir con su reposó y su tratamiento.

Era insoportable siempre queriendo doblegar ante su voluntad, imponente y mandon.

Carlota iba para casi tres meses que no regresaba, no comprendía como podía ser tan desprendida de Deynna, cuide de ella como si fuese mía.

Ni con el atentado se dignó a regresar por Deynna...

Las clases pasaba muy lenta y solo jugaba frenética dando toque con mi lápiz en mi libreta...

Lo ocurrido con Brian, me tenía desconcertada había aceptado consiente en estar con él a cambio de que me devolviera los cuerpos de mis mellizos.

Mientras el profesor hablaba de anatomía, mi mente seguía dispersa pensando y tratando de descifrar que tipo de sentimientos encontrados que tenía con Brian, debía tomar a Deynna y huir lejos antes seguir hundiéndome.

Aunque Brian talvez tuviese algo de cariño o amor no cambiaba lo malo que hacía, no podía ser tan egoísta de olvidarme del sufrimiento de tantas y solo aceptar, pero me sentía entre el deber y el querer.

Tenía las suficientes pruebas en mis manos para entregarlo y tener acceso a iniciar desde cero una nueva vida con Deynna.

Carlota, no se la merecía.

Y no tenía ni la menor idea de que no la amaría como yo lo hacía.

              Flashback

La tarde se tomaba oscura, el tiempo de lluvia y el frío se sentía colarse por mi cuerpo.

-Sigues de reposo, no puedes tomar eso. ¿A quien se le ocurrio traer licor para una merienda?

Hablé regañando a Brian. Le lance una mirada acusadora, colocando mis ojos en blanco en desaprobación al comprender que fuera su idea.

Sentí algunas gotas de agua.

-Vamos adentro, lloverá.

Sentí su agarré firme en mi brazo, su mirada penetrante se clavo en mis ojos sintiendo un nervio en todo mi cuerpo.

Beso mi cuello y mi respiración se atoró.

-Ven

Me jalo sobre su regazo metiendo su mano por mi falda.

-Brian.

Tartamudeo antes su cercanía.

Se agarró con necesidad a mi cabello pegandome a su boca

-Una sola vez Olivia, te daré lo que quieras.

Trague grueso mirándolo a los ojos, con la esperanza reflejada en mis pupilas.

-¿Lo que quiera?

pregunté con una pequeña sonrisa tirando de mis labios

-No te dejare en libertad Olivia, no lo haré por la propia, eso jamás.

Sonreí

Devuélvemee a mis mellizos.

Me miró confuso

-Olivia están...

-No, me importa, lo quiero conmigo.

Lo interrumpí, así estuviesen muertos los quería realmente enterrado donde podría tenerlos, no una lápida vacías.

Su mano se hundió en mi nuca y me beso, me apreté a su pecho fuerte y firme, su otra mano se deslizó por dentro de mi falda tocando mi piel expuesta.

Un jadeo se escapo de mi boca, se separó mirándome con escepticismo, mi respiración agitada, desabrocho los botones de mi camisa dejando descubierto mi brasier negro y la piel expuesta de mis senos, observo mis pecas

Las gotas de agua sobre mi cuerpo me hicieron dar un respingo.

-Podrían vernos.

Regañe cubriéndo mi piel desnuda

-Todos están adentro, está lloviznando.

            Fin del Flashback

Sentí un golpe en mi hombro sacándome de mis recuerdos.

-Amiga, despierta.

Mire a Rossio con mala cara.

-Vamos ya finalizó la clase y tú soñando despierta.

Recogí rápido mi laptop, cerré mi libreta guardando todo dentro de mi bolso, Rossio engancho su brazo conmigo.

-Debes conseguirme el número de ese bizcochito que te sigue a todas partes.

Le dedicó una mirada descarada a René y coloque mis ojos en blanco, era imposible.

-Esta muy rico.

Hablo ahogando un pequeño grito.

No pude evitar mirar de reojo a René, curvando una sonrisa arrogante en sus labios.

Guapo si, muchísimo diría, pero irritante como el solo.

Llegue hasta la camioneta, invite a Rossio, para llevarla hasta su casa, parecía una bebé premiada con dulces.

Se sentó cerca a René, mire sus hombros tensarse y disfrute de su momento incómodo.

Rossio quedó sentada en el medio de nosotros, pero más cerca de René.

-Gerardo, por favor vaya un poco más de espacio que me siento un poco mareada.

Rossio me miró con expresión confundida y le guiñe el ojo, comprendió mi intención.

Observé a René, poner sus ojos en blancos y no pude evitar apretar mis labios para disimular una sonrisa de satisfacción con su incomodidad.

-Cuentame bizcochito, sabroso tienes novia.

Pregunto Rossio bastante descarada.

René aflojó su corbata en desesperación ignorando por completo a Rossio.

-Responde bizcochito, no seas grosero con mi amiga.

Le hable burlona.

-Pequita, estoy trabajando, no socializando.

-Que aburrido.

Se quejo Rossio.

Mi sonrisa se borró del rostro, odiaba su confianza desmedida... ¡Pequita!

<>

El silencio incómodo permaneció hasta llegar a la casa de Rossio.

-Chao, biscochito, sabroso.

Rossio le dió un beso en su cachete al bajarse de la camioneta...

René dió un gran portazo di un pequeño brincó, pero me mantuve en completo silencio.

Me sentía ansiosa de llegar a casa...

Luego de un incómodo silencio llegamos y solo corrí a mi habitación para arreglarme.

Me despoje de mi ropa para entrar a bañarme por largo rato.

Me vestí con un hermoso vestido verde descontado en mi espalda con una caída como cascada hasta mis pies con abertura a un lado de mi pierna.

Recogí mi cabello en una hermosa trenza de pescado que coloque de lago con algunos mechones en mi rostro, resalte el color de mis ojos con sombra, rise mis pestañas.

No era tan necesario el rubor, mis mejillas ya estaban ruborizada por mis nervios, mi boca con un sutil brillo rosado.

Termine de colocarme algunos accesorios.

Estaría con Brian, por la propia, el devolvería los cuerpos de mis mellizos y era lo que esperaba para entregarlo, no podía dejarme hundir por mis sentimientos. No sabía que sentía por Brian, debía pagar por todo el mal que había causado y sin dudarlo lo entregaría.

Me aseguraría que no siguiera causando más daño, mi perdón lo tenía, era suficiente con que pagará por todo.

Mis ojos se humedecieron debatiendo entre el querer y la razón, yo no seria cómplice agachando mi cabeza y quedando callada.