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Ecos De Un Tiempo Perdido

Ecos De Un Tiempo Perdido

Status: Terminada
Genre:Completas / Elección equivocada
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Litio

En un pequeño pueblo donde los ecos del pasado aún resuenan en cada rincón, la vida de sus habitantes transcurre en un delicado equilibrio entre la esperanza y la desesperanza. A través de los ojos de aquellos que cargan con cicatrices invisibles, se desvela una trama donde las decisiones equivocadas y las oportunidades perdidas son inevitables. En esta historia, cada capítulo se convierte en un espejo de la impotencia humana, reflejando la lucha interna de personajes atrapados en sus propios laberintos de tristeza y desilusión. Lo que comienza como una serie de eventos triviales se transforma en un desgarrador relato de cómo la vida puede ser cruelmente injusta y, al final, nos deja con una amarga lección que pocos querrían enfrentar.

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Capítulo 24: La Última Esperanza

El cielo de San Gregorio se tornó gris, y la lluvia empezó a caer con una persistencia melancólica que parecía reflejar el estado de ánimo de Clara. Mientras el pueblo se sumía en la penumbra de un día lluvioso, Clara se encontraba en su casa, revisando los últimos detalles para el evento de recaudación de fondos que se llevaría a cabo al día siguiente. Su mente estaba llena de preocupación y ansiedad.

La noche anterior, Pedro había llamado para informarle que la situación financiera del proyecto era aún más crítica de lo que se había anticipado. Clara había estado trabajando incansablemente para asegurarse de que el evento fuera un éxito, pero el peso de la incertidumbre la estaba agobiando.

A la mañana siguiente, Clara se reunió con Gabriela y Pedro en el centro cultural para ultimar los detalles del evento. La atmósfera era tensa, y todos estaban conscientes de la importancia crucial de la recaudación de fondos. Gabriela había estado revisando la lista de actividades, mientras Pedro coordinaba con los proveedores.

—Clara —dijo Gabriela mientras revisaba un documento—, tengo que preguntarte algo. ¿Estás segura de que todo está en orden para el evento de esta noche?

Clara respiró hondo.

—Sí, he revisado cada detalle. Pero la verdad es que estoy muy preocupada. La situación financiera es aún más crítica de lo que pensábamos, y no sé si será suficiente para cubrir todos los costos.

Gabriela asintió con comprensión.

—Lo entiendo. Pero hicimos todo lo posible para asegurar que el evento fuera un éxito. Tenemos que confiar en que la comunidad responderá positivamente.

Pedro, que había estado revisando algunos papeles, se acercó a Clara.

—He estado hablando con algunos patrocinadores. Nos han asegurado que harán un último esfuerzo para contribuir. Pero si el evento no logra recaudar la cantidad necesaria, podríamos enfrentarnos a una situación muy difícil.

Clara sintió un nudo en el estómago.

—¿Y qué pasa si no logramos la cantidad necesaria? ¿Qué haremos?

Pedro le lanzó una mirada seria.

—Haremos todo lo que esté en nuestras manos, pero también tenemos que prepararnos para la posibilidad de que no obtengamos los fondos necesarios. La realidad es que podríamos tener que reducir o incluso cancelar el proyecto si no conseguimos el apoyo necesario.

Esa noche, el evento comenzó. El centro cultural estaba decorado con luces y banderines, y las mesas estaban llenas de artículos para la venta y actividades para los niños. La música en vivo y los espectáculos estaban en marcha, y el lugar se llenó rápidamente con la comunidad local.

Clara, vestida con una blusa elegante y con el cabello recogido, se movía entre los invitados, tratando de mantener una sonrisa en su rostro a pesar de la creciente preocupación. Cada vez que se acercaba a una mesa de donaciones, sentía una mezcla de esperanza y desesperación.

En medio del bullicio, Clara se encontró con Ana, una antigua amiga de la escuela secundaria. Ana, con una expresión de sorpresa y calidez, se acercó a ella.

—¡Clara! No puedo creer que seas tú. ¿Cómo has estado?

Clara la miró con una sonrisa forzada.

—Hola, Ana. Estoy bien, solo ocupada con este evento. ¿Cómo estás tú?

Ana le dio un abrazo.

—Estoy bien. Escuché sobre el proyecto del centro cultural y pensé que debería venir a apoyarte. Espero que todo salga bien.

Clara agradeció el gesto de Ana, sintiendo un leve consuelo en su presencia. La conversación con Ana se desvió hacia recuerdos de la escuela y los viejos tiempos, proporcionando un breve respiro de la presión constante del evento.

A medida que la noche avanzaba, Clara y sus colaboradores trabajaban arduamente para mantener el flujo del evento y maximizar la recaudación. Las donaciones estaban llegando, pero no en la cantidad que se había esperado. Clara miraba el reloj, cada minuto que pasaba le parecía una eternidad.

Cuando la noche llegó a su fin, Clara se reunió con Pedro y Gabriela para hacer un balance provisional de los fondos recaudados. El ambiente era sombrío, y el cansancio se notaba en todos.

Pedro miró los números y luego a Clara.

—Hicimos todo lo posible. La recaudación fue buena, pero no alcanzó el objetivo que necesitábamos.

Gabriela suspiró.

—Lo siento mucho, Clara. Pusimos todo nuestro esfuerzo, pero parece que no será suficiente.

Clara sintió una ola de tristeza. La esperanza que había estado aferrándose se desmoronó lentamente.

—No sé qué hacer ahora —dijo Clara, con la voz quebrada—. Este proyecto significaba mucho para mí y para el pueblo. No puedo creer que esto esté sucediendo.

Pedro la miró con compasión.

—Estamos tratando de explorar otras opciones, pero necesitamos tiempo. Si hay algo que podamos hacer, lo haremos.

Esa noche, Clara regresó a su casa con el corazón pesado. El centro cultural estaba en riesgo, y el esfuerzo que había puesto parecía estar al borde de la desesperanza. Se sentó sola en la oscuridad de su sala de estar, sintiendo cómo la tristeza se apoderaba de ella.

A medida que pasaban las horas, Clara reflexionó sobre todo el viaje que había emprendido. El dolor de ver su sueño desmoronarse era abrumador. Sin embargo, sabía que tenía que encontrar una manera de enfrentar la realidad y seguir adelante.

En medio de la noche, Clara se dio cuenta de que la batalla por el centro cultural no solo era una cuestión de fondos, sino también de determinación y resiliencia. A pesar del dolor y la frustración, tenía que buscar un camino para salvar el proyecto o encontrar una manera de aceptar la pérdida y seguir adelante.

Al amanecer, Clara estaba decidida a enfrentar lo que viniera con valentía. La lucha por el centro cultural había sido una parte importante de su vida, y aunque no sabía qué depararía el futuro, estaba lista para enfrentar cualquier desafío.

1
Raquel Aboyte
muy buena historia inspira a yebarla acabo
Raquel Aboyte
esta lectura esta triste
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