Simple Deseo Insaciable

Eiden sé encontraba en la habitación de la clínica por extraño que pareciera no podía dejar de pensar en ella cada vez que cerraba sus ojos, empieza el deseo de tenerla cerca de sentir su cuerpo, de mirar esos ojos verdes hechizadores, sin darse cuenta al analizar los documentos de trabajo, solo terminó dibujando su rostro recordando cada detalle de su cara, cuando la observó estudiar en el escritorio y la luz alumbraba su cara haciendo la ver hermosa. Eiden únicamente movía su lápiz trazando cada línea sin darse cuenta de que había dibujado su rostro. Eiden era bueno pintando era algo que disfrutaba qué lo calma cuando está estresado, pero ahora solo podía pensar en ella, deseando que amaneciera para encontrarse con ella y explicarle todo, él solo acariciando el retrato de Mila deseando sentir su desnudes, sus besos, su cuerpo, su aroma mientras cierra los ojos imaginándola.

En otra parte Mila había ganado implacablemente claro el costo había sido muy alto ella había quedado muy golpeada y los nudillos de sus manos hinchados y llenas de sangre.

Ella sé abre pasó entre la caótica multitud... Hasta llegar a donde se encontraba León, al verla empieza a aplaudir pausadamente al instante que muestra una sonrisa un tanto malévola.

Mila: El reloj. — Mirándo al hombre ferozmente, su rostro era evidente los golpes y la sangre que salía de su boca al igual que sus dientes manchados de ella.

León: (Sonríe, toma el reloj y se lo lanza a Mila, en un solo movimiento lo atrapa, sintiendo un fuerte dolor en su abdomen).

—Te lo ganaste acabaste de verdad con mi mejor peleadora...No te gustaría tomar su puesto, ganaría mucho dinero ¡piénsalo!. —Tratando de tocar la cara de Mila, pero ella aleja su mano con brusquedad.

Mila:¡ En tus sueños pelearé para ti!.— con determinación, con la frente en alto.

León: (sonríe tomando un bolso con dinero. Pero antes de irse se acerca al oído de Mila).

—Nos volveremos a ver mi dulce Mila. — Para irse Mila al escuchar siente un escalofrío que le hace erizar los vellos de su piel. En ese instante ella empieza a caminar adolorida por los golpes que había recibido anteriormente haciéndose paso entre la multitud. Hasta lograr salir de ese lugar y caminar para volver a su casa, cuando está lejos de ese lugar vuelve a respirar sintiéndose a dolorida, saca el reloj de su bolsillo, observando el objeto que había sido la razón de su mala suerte, que ese reloj había sido como una maldición que había empeorado su vida, desde entonces, todo su vida está patas para arriba, al tomar la decisión de robarlo.

Pero Mila sabía que su tiempo en ese lugar estaba contado, ella no solo se había ganado la pelea había hecho qué León se interesará en ella. Mila siempre trató de pasar desapercibida en ese barrio teniendo un perfil bajo, pero ahora debido a la pelea León ha puesto sus ojos en ella. Ella sabe que tiene las horas contadas en ese sitio y para que León la busque y haga cualquier cosa para que vuelva a pelear para él. Mila empieza a caminar a su casa con el reloj en su poder dispuesta a devolverlo a su dueño. Saca un gorro de color negro para cubrir su cabellera, y cubrir los golpes mientras le dolía, hasta las pestañas con dificultad camina, por las solitarias y oscuras calles. Hasta llegar a su modesta casa. Solamente abre la puerta y le pone seguro se quita el gorro y el buzo se tira en la cama sacando el reloj de su sudadera observándolo hasta ponerlo en su pecho, piensa en él y solo se queda viendo el techo. Después de un tiempo se levanta, se desnuda por completo para asearse. Entrando a la regadera mientras el agua moja su cuerpo el agua se va tiñendo rojiza por la sangre aún sentía que no podía respirar las imágenes de esa pelea de ella casi matando a "La reina" se aparecían como si fuera una tortura en su mente, Mila sale se cambia de ropa se seca el cabello para poderse curar las heridas de su cara pues tenía muchos golpes y hematomas en su cuerpo y su abdomen estaba morado de los impactos recibidos que le costaba un poco caminar con rapidez. Mila no sabía qué hacer.

Por un lado, sabía que tenía que salir de ese lugar porque si no León buscaría la forma de hacerla pelear lo vio en sus ojos que la había fijado como objetivo, nada más suspira cansada de ese día de mierda y solo se mira sus manos y sus nudillos hinchados, sus manos estaban peor que antes, se quita una curita que queda casi despegándose y piensa de nuevo en él, en la forma en que curó sus heridas le puso curitas, cuando tomo su mano cuando le contó sobre su padre Julián. Ella creyó que había encontrado algo que sería su refugio para su soledad y su miseria, pero únicamente fue un error, una ilusión que ella había creado sintiendo rabia de nuevo.

Pero escucha la puerta, alguien había tocado, por un instante ella pensó, que podría ser Alexis, sintió su corazón acelerarse. Y sin pensarlo va hacia la puerta encontrándose con un hombre parado frente la puerta con un bolso. Ella lo mira de los pies a la cabeza, se le parece algo familiar.

Harold: Se encontraba en la puerta de Mila observando su cara llena de golpe y con molestias para caminar, ella lo mira de los pies en cabeza, mientras él no deja de ver la chica golpeada frente a él. Sabiendo que su jefe va a matarlo, si llega ver el rostro de señorita en ese estado.

— Buenas noches, señorita Mila, lamento la hora, sé que es un poco tarde. Pero estoy aquí de parte de mi jefe el señor Alexis.— Mila observa a su alrededor para ver si él está por ahí, quería que le diera la cara. En el fondo de su corazón espera una explicación aunque lo negará. Pero solo había un mensajero de su parte para ella era un hombre que no tenía decencia humana. únicamente miro al hombre frente a ella.

Mila: ¿Que quieres?.— mirándolo con severidad

Harold: Señorita tengo algo para usted de parte de mi jefe. — Ella suspira se hace un lado para dejar entrar al hombre haciéndose aún lado.

Harold entra no tanto el lugar un poco oscuro, y pone el bolso en la pequeña mesa con dos sillas

Mila: ¡Habla! Que no tengo toda la noche. —con fastidio

Harold: Mi jefe le envía esto para usted. —Mila observa el bolso mientras camina haciendo él un poco adolorida. Harold observa sus manos y nudillos hinchados, como si hubiese está en pelea. Solo escucha el sonido del cierres del bolso. Ella lo abre observando una cantidad de dinero en su contenido. Mila observando al hombre

Mila: ¿Que significa esto? señalando el dinero. Con seriedad y un tanto molesta.

Harold: Mi jefe le envía eso para usted y le envía una tarjeta, con la dirección de un lugar donde él la espera mañana a las doce del medio día. Él explicará todo.— Recalcando.Mila tomé la tarjeta, la lee para mirar Harold.

Mila: De verdad él quiere verme.—Sonríe

Harold:¡ por favor!. vayas a esta dirección, Él la espera ahí.—

Mila sonríe, para luego poner un rostro frío Empieza a romper la tarjeta en pedazo, cayendo cada pedazo en el piso.

— Dile a tu jefe, Que le falta las pelotas, para venir el mismo. Acoso cree que es dueño del mundo. Yo vivo alquilada en él, se cree que el dinero lo compensa todo esta muy equivocado, si me mandó el dinero por lástima. — Mila toma tres fajo de billetes y los pone en la mesa, tomando el bolso lleno de dineros, y se lo lanza al los pie de Harold.

— Llévate de vuelta, solo tomé lo corresponde, dile que no quiero su lástima, y piense que yo estoy muerta para él, así como él lo está para mi.— Camina hacia la mesa junto a su cama, toma el reloj vuelve hacia el hombre que no sabe que decir.

—Aquí está su reloj, ahora como él dijo no nos debemos nada, ya te puedes largar— señalando la puerta.

Harold: Usted a malentendido a mí jefe. —Mila lo mira

Mila : Te vas a hora o te saco— Tomando un bate. Harold no pueda hacer nada, pues la chica estaba lastimada, así que solo toma el maletín.

Harold: Le dejó otra trajera. ¡por favor!, vaya y hablé con él... solo escuchelo. — La mujer lo mira ferozmente. Harold solo se va sin antes poner un tarjeta en la mesa. Ella cierra su puerta, observando la tarjeta con la dirección ella solo toma y arroja al piso...