El Deseo Prohibido De Los Hermanos Sined

Gael

Ellie me estaba evitando. No es que la culpara después de lo que pasó, pero aun así me dolía. Para empeorar las cosas, Charlie, que no conocía toda la historia, me estaba culpando por el nuevo estado de ánimo de Ellie, ya que yo estaba con ella la última vez y se suponía que debía mantenerla a salvo y feliz.

Sólo una de esas cosas se logró y, desafortunadamente, dudé que ella se sintiera muy segura a nuestra alrededor, y mucho menos conmigo.

Cuando nos despertamos esa mañana y salimos de la habitación, era como si todo tuviera sentido, como si alguna barrera o puerta se hubiera aflojado o abierto y ella estuviera allí en alta definición, claridad cristalina, cualquier basura poética como probablemente la contaría Missael.

No fue ese momento de cruzarse miradas o de rozarse las manos acompañado de fuegos artificiales y demás, pero el resultado final fue el mismo. Fueron pequeños momentos que se fueron construyendo.

Arriba, deseando y esperando que cada pequeña cosa que vieras fuera tan encantadora, tan dulce como la miel, y de repente te golpeara de la nada.

Oh, no solo son adorables y maravillosos y tantas otras cosas, sino que los amas. Amas lo que son, lo que pueden ser, lo que serán, y deseas desesperadamente estar allí para verlo. Deseas conocerlos, pasar tiempo con ellos, que te permitan amarlos.

Es como cuando ves a un extraño hacer algo espectacular o dolorosamente tierno y lo amas un poquito. Cuando ves la sonrisa de alguien y te quedas irremediablemente encantado, cuando su risa te hace querer participar, sintiendo calidez.

Creo que eso fue lo que sentimos todos esa mañana, allí de pie, como si finalmente viéramos a Eleonore por primera vez. Mi amiga.

Mi compañera.

Nuestra compañera, que ahora nos tenía miedo a los tres y nos evitaba como a la peste. No era justo. Todo iba tan bien y de repente... cometimos un error.

Lo único que podíamos hacer en ese momento, lo correcto, era mantenerla a salvo, y lo hicimos, y aun así cometimos errores. Seguía dándole vueltas en mi cabeza, pero cuanto más pensaba en ello, más sentía que nunca habría

salido bien sin importar lo que hiciéramos.

Había demasiados secretos entre nosotros, demasiadas incógnitas, demasiados miedos para que funcionara con la forma en que íbamos.

Ellie... tenía miedo de algo. Algo que iba más allá de tener miedo a lo sobrenatural, era mucho más que eso. La distancia, la cautela, la ansiedad que tenía sobre todo eso era sospechosa, pero no era como si pudiéramos preguntarle ahora.

Debería haberlo hecho antes, pero no quería presionar y arruinar nada, pero ahora las cosas estaban arruinadas de todos modos. Al menos, si hubiera preguntado, podríamos haber tenido respuestas.

Me acerqué a ella como un amigo, quería ser su amigo, ser más que amigos. Pero como le oculté cosas, la lastimé, la asusté y ahora me veía como una amenaza.

Lo cual, admito, fue lo que más me dolió de toda la situación.

Todos estábamos heridos por eso, nos culpábamos a nosotros mismos, nos culpábamos unos a otros, pero no había forma de acercarse a Ellie e intentar mejorar la situación cuando sabíamos que no nos creería, así que estábamos atrapados en una especie de limbo de relación, ¡y ni siquiera estábamos saliendo!

Si a mí me iba mal, a Missy y Gabby les iba peor.

Sabía que habían estado celosas de que yo pudiera estar cerca de ella, oírla reír y verla tan a gusto, casi alardeando de la pareja a la que no podían acercarse. Ahora ninguno de nosotros era cercano a ella y todo lo que podía sentir era amarga culpa.

No habían sido tan cercanos como antes, pero ni siquiera habían llegado a conocer a su pareja predestinada antes de que esto sucediera.

Nuestra pareja predestinada.

Y eso era otra cosa. Ella era nuestra. Lo confirmamos, estábamos de acuerdo. Los tres compartíamos una pareja, y eso era... ooohhh, muchacho.

Eso era algo.

Actualmente, todos lo estábamos ignorando, pero tendríamos que hablar de ello en algún momento. Los hombres lobo no suelen compartir pareja, ¿y compartir una pareja predestinada? Cualquiera sea la historia y Además, yo era el que tenía más culpa. No debería haber dejado a Ellie sola durante ese pequeño momento en la fiesta. Debería haber presionado más a Charlie en lugar de querer pasar más tiempo con Ellie, debería haber... hecho las cosas de otra manera.

"Creo..." Gabriel empezó vacilante.

Había pasado una semana y nada había cambiado. Ellie seguía en guardia, evitándonos, y no sabíamos qué hacer.

Peor aún, ni siquiera podía recibir actualizaciones de Charlie sobre Ellie debido a su rencor y Ellie definitivamente no estaba respondiendo ninguno de mis mensajes de texto, incluso con las largas disculpas que le envié.

Ni siquiera se suponía que le enviara mensajes de texto, todos acordamos mantener nuestra distancia, pero después de lo que pasó yo... no podía. Necesitaba al menos intentar arreglar las cosas. Había pensado en preguntarle a alguien más, pero...

Yo... tampoco quería hablar con nadie más porque entonces tendría que explicar POR QUÉ estaba tratando de ver cómo una amiga con la que era muy cercana estaba y... sí. Drama adicional que no necesitaba, ni tampoco necesitaba Ellie.