En un mundo donde la magia y la mitología se entrelazan, "Círculos de Fuego: La Llama Eterna" narra la épica historia de un joven guardián, Elian, que descubre su destino en una antigua profecía. Su vida da un giro inesperado cuando encuentra un artefacto perdido que despierta una llama mística con un poder inimaginable. Esta llama, conocida como la Llama Eterna, tiene la capacidad de cambiar el destino del mundo, pero también atrae a fuerzas oscuras que desean controlarla.
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CAPITULO 24: UNA CEREMONIA CON TRAMPA
La Fortaleza Negra estaba en silencio después de la batalla. Los ecos de la victoria resonaban entre los pasillos, pero para Elían, el dolor por la pérdida de Kael seguía fresco. Junto con Lyra y el dragón, preparó una ceremonia en honor a su amigo caído, pero también urdió un plan para enfrentar a Malakar.
En el corazón de la fortaleza, en la sala del trono ahora vacía de Malakar, Elían esperaba en silencio. La Llama Eterna ardía con una luz intensa a su lado, iluminando la oscuridad que aún se aferraba a los rincones más oscuros. Lyra había tejido hechizos protectores alrededor de ellos, mientras el dragón vigilaba desde las sombras, listo para intervenir en cualquier momento.
Elían había enviado un mensaje a Malakar, desafiándolo a enfrentarse solo en un acto de supuesta paz y rendición. Sabía que Malakar no podía resistir la oportunidad de humillarlo y demostrar su poder una vez más. Pero Elían tenía otros planes.
El tiempo pasaba lentamente, cada segundo lleno de anticipación y tensión. Finalmente, las sombras comenzaron a agitarse, anunciando la llegada de Malakar. Con paso arrogante y sonrisa burlona, el señor de la oscuridad apareció frente a Elían.
"¿Aquí estás, Elían? Esperando tu rendición," dijo Malakar con voz fría.
Elían se mantuvo impasible, su mirada fija en su enemigo. "No estoy aquí para rendirme. Estoy aquí para hacer justicia por la muerte de Kael."
Malakar se rió, un sonido despectivo que resonó en la sala del trono. "Kael eligió su destino al enfrentarse a mí. La debilidad de los mortales siempre ha sido su mayor fallo."
Elían apretó los puños, conteniendo su ira. "Tu arrogancia será tu perdición, Malakar. Esta vez, no escaparás."
Con un movimiento rápido, Malakar lanzó un hechizo oscuro hacia Elían, pero el joven guerrero lo esquivó ágilmente. Lyra intervino con un contrahechizo, desviando la magia de Malakar hacia un lado. El dragón rugió y se lanzó hacia Malakar con garras y colmillos afilados.
La batalla era furiosa y despiadada. Elían luchaba con ferocidad, cada golpe de su espada guiado por la memoria de Kael y la necesidad de venganza. Malakar, por su parte, desataba todo su poder oscuro, tratando desesperadamente de derrotar a sus adversarios.
Pero lo que Malakar no esperaba era la trampa sutil tejida por Elían y Lyra. Cada movimiento, cada hechizo, estaba diseñado para acorralarlo. La magia de Lyra debilitaba las defensas de Malakar, mientras que Elían aprovechaba cada oportunidad para acercarse más a su enemigo.
Finalmente, con un movimiento calculado y certero, Elían lanzó un golpe definitivo. La espada imbuida con la Llama Eterna atravesó el corazón oscuro de Malakar. Un grito angustiado llenó la sala del trono cuando la figura de Malakar se deshizo en sombras y desapareció en el aire.
El silencio descendió sobre la Fortaleza Negra una vez más. Elían, Lyra y el dragón se miraron entre sí, el peso de la batalla y la venganza pesando en sus corazones. Kael había sido vengado, pero su sacrificio seguía siendo una llama brillante en sus recuerdos.
Con una mirada de determinación, Elían tomó la espada de Kael, ahora un símbolo de honor y memoria. "Descansa en paz, amigo. Tu sacrificio no será olvidado."
Lyra colocó una mano en el hombro de Elían, ofreciéndole consuelo silencioso. Juntos, dejaron la sala del trono, sabiendo que la lucha por la luz y la justicia aún no había terminado.