Reencarnación En Un Personaje Secundario

Grace se encontraba en su habitación, llena de emoción mientras se preparaba para su último día en el jardín de infancia antes de las vacaciones. La casa resonaba con las voces animadas de sus tíos y abuelos que habían llegado para acompañarla y llevarla hasta el jardín. Mientras se peinaba y ajustaba su uniforme, el ambiente festivo se sentía en toda la casa, especialmente en la entrada principal.

Grace, a sus cinco años de edad, recordaba vívidamente las semanas que había pasado con sus tíos. Con su tío August había conocido mejor a Claudia, a quien ahora le gustaba mucho. Los trillizos eran muy cariñosos, y unidos pero también bastante traviesos. Luego estuvo con su tío Fernando, donde conoció a Amelie, la esposa del tío, quien resultó ser doctora en un prestigioso hospital.

Se rió al recordar a Jalil, cubierto de un líquido que su segundo hermano Drew le había lanzado cuando este no la dejó ir a ver su experimento. Terminaron luchando, aunque ninguno sabía pelear de verdad y apenas se despeinaron. Fue entonces cuando Elliot, su cuarto hermano, la rescató y al final los hermanos se unieron contra el menor.

El único primo al que no conoció fue Marcus, quien según su tío Fernando estaba en una academia militar.

Después de que sus padres regresaron de sus vacaciones, los dos lucían bronceados. El primer día de su llegada, Kattia, visiblemente molesta, exigía pasar una semana también con ella, pero su pedido fue denegado. Entonces, el abuelo sugirió que los fines de semana Grace fuera a casas diferentes. Por ejemplo, el próximo fin de semana le tocaba ir a la casa de su tío August. Este fin de semana ocurriría algo que separaría a los trillizos para siempre, tenía que evitar que sucediera.

Shadow, quien estaba en su cesta, había crecido mucho en comparación con hace tres años. "Te estaré esperando en la casa de tu tío cuando salgas de ese lugar del horror."

"No exageres, es un buen lugar. Me gusta mucho", respondió Grace, sabiendo que se refería al jardín de infancia.

"No lo creo..." Shadow se estremeció al recordar cómo era su academia en su mundo, donde cosas horrendas sucedían. "Y no cambiaré de opinión." Salió por la ventana.

Grace bajó las escaleras lista con su uniforme, sus ojos brillaban de diversión mientras se preparaba para encontrarse con su familia.

"Grei, cariño, te ves tan bien", dijo Ericka, colocando una mano sobre la boca de su esposo para hablar primero.

Grace se sonrojó ligeramente ante el elogio.

George se volvió hacia todos sus familiares y comentó, "¿No creen que somos demasiados?"

August rodó los ojos. "Es verdad, sería mejor que tú no fueras."

"¡Soy su padre! Tengo más derecho que ustedes de estar aquí", replicó George indignado, señalándolo con un dedo acusador.

"Nosotros también somos sus padres, así que tenemos los mismos derechos", interrumpió Fernando con un tono serio, tratando de calmar la discusión.

Ericka no se quedó atrás. "Yo soy su otra madre, no puedes dejarme fuera de esto."

Kattia negó con la cabeza al ver a sus hijos discutiendo. "Grace llegará tarde a su último día de jardín por su culpa. Así que ninguno de los tres irá. Quédense aquí y reflexionen sobre su comportamiento." Tomó la mano de Grace con firmeza. "¡Vamos! No les hagas caso. Aún les falta madurar."

Salió con su nieta de la mano, pensando que finalmente había dejado atrás a los cuatro revoltosos. Con esas cuatro personas fuera, tenía más posibilidades de llevar a su nieta, a su casa ese día. Y reflexionó: "Tres personas menos. Ahora somos menos." El grupo de diez personas se redujo a seis.

Ben, el esposo de Kattia, al observar lo que había hecho su esposa, comprendió que lo había hecho a propósito, con el objetivo de reducir el grupo. Esta era la mujer con la que se había casado: inteligente y fuerte. Gracias a ella, el patrimonio que había heredado de sus padres se había duplicado. Jamás permitiría que alguien ajeno a la familia pusiera en peligro lo que tanto les había costado construir a él y a su esposa.

Los seis se acomodaron en dos autos, alineados en la calle listos para dirigirse hacia su destino: la guardería infantil.

Ericka en la casa culpaba a George por su desgracia. "Tenías que abrir la boca", acusó con voz cargada de frustración.

Fernando añadió acusadoramente: "La responsabilidad te corresponde a ti por las circunstancias que han surgido", culpando así también a George.

Los otros tres se voltearon hacia Fernando al unísono. "¿Qué dijiste?", preguntaron con curiosidad.

"Ustedes... no lo entenderían", murmuró Fernando.

Los demás lo ignoraron, frustrados por su actitud de pretender ser más inteligente, y regresaron a la discusión sobre quién era el verdadero culpable de la situación.

En la entrada de la guardería, Sarah experimentaba sentimientos encontrados. Por un lado, estaba feliz porque tendría más tiempo para pasear con su hija durante las vacaciones, pero por otro lado, sentía tristeza al ver lo rápido que su hija estaba creciendo.

Claudia, consciente de la estrategia de su suegra, se vio obligada a intervenir: "Hoy te recogeré", le dijo a su sobrina.

Kattia apretó los dientes al recordar que hoy correspondía a su hijo August tener a Grace en su casa, algo que había olvidado por completo. Estaba demasiado concentrada en eliminar personas peligrosas de la ecuación y no pensó en incluir a Claudia, ya que la consideraba inofensiva, y fue un grave error. Intentó mantener una sonrisa falsa mientras decía a su nuera: "Tienes buena memoria".

Claudia sintió un escalofrío al percibir el tono de voz de Kattia. "Gracias", tartamudeó ligeramente bajo la presión del momento.

Ben observó con gesto de desaprobación. Sabía que su esposa tenía un punto débil: tendía a subestimar a las personas.

"Ten un buen fin de semana", dijo Ben mientras acariciaba el cabello de su nieta.

Grace se despidió de todos con abrazos y besos.

De regreso a la casa de Sarah, Kattia se dirigió a Amelie con urgencia: "¿Encontraron alguna pista del sospechoso?" Se refería a la persona que había intentado atacar a su nieta.

Amelie negó con la cabeza con expresión de preocupación. "Las cámaras de seguridad no captaron nada, ni siquiera su ropa ni cómplices. Pero hay un testigo, el encargado de las inyecciones, aunque dice que su memoria está borrosa. Lo único que recuerda es la silueta de un hombre y poco más." Esto le pareció inquietante; parecía como si el recuerdo se estuviera desvaneciendo con el tiempo.

Al escuchar esto, los demás se preocuparon profundamente. Estaban listos para implementar medidas de seguridad más estrictas, conscientes de que el culpable podría regresar en cualquier momento.

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En una tranquila casa de campo, dos hombres entablaban una conversación seria. Uno de ellos, vestido con elegancia, se dirigió al otro con determinación.

"¿Tienes la dirección de la nueva criatura?", preguntó, su tono revelando urgencia y expectativa.

El hombre frente a él asintió solemnemente. "Sí, estamos de suerte. Hemos capturado uno", señaló hacia un individuo en el suelo, atado con extrañas ataduras. "Es curioso que dos criaturas hayan aparecido en el mismo lugar".

"Curioso o no, ve por él. Te pagaré el doble", declaró el hombre elegantemente vestido, consciente de lo extraordinaria que era esa nueva criatura.

El hombre de negro asintió con determinación. "Es un trato".