Una tragedia ha marcado la vida de Alana, psicóloga a punto de tomar su especialidad en tanatologia. La traición de las personas que menos espera, la hacen tomar decisiones donde ella misma correrará con la suerte para bien o para mal
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Capitulo 23
Alana:
Llegué muy temprano a mi nuevo empleo, Siara ya me había explicado un poco de lo que tenía que hacer, el orden que se manejaba para los clientes inversionistas y los reportes que los demás departamentos tenían que entregarme, los iba acomodando uno por uno así en orden del más importante a los que solo eran inversionistas en porcentajes pequeños, tuve que esperar a que el señor Weston tenga que llegar para las contraseñas de su sistema, Siara tenía las de ella pero no sabíamos si eran las mismas de la asistente anterior.
Siara: cualquier cosa, estaré en mi oficina.
Alana: si me pregunta por algún informe… ¿Qué haré?
Siara: Tranquila, sabe que apenas vas ingresando, no te pedirá cosas difíciles.
Asentí con la cabeza al ver que ella se iba a su oficina, solo a unos cuantos pasos ella estaba. Trataba de ir revisando lo que se trataba esta compañía, para mi todo esto, como dijo Javier un mal ingreso a la bolsa, podía desbalancear cualquier cifra y perjudicar a los clientes, en esa parte contaba con él, así sería mucho más fácil. Respiré profundamente tratando de concentrarme, si me predisponía sería un poco más tequioso y entonces si echar a perder todo.
TIN!!!
Levanté la mirada discretamente viendo al señor Weston, me acomodé en la silla, él estaba en una llamada cuando se detuvo a mi lado.
- No, no irás al viaje Savanna, no discutiré mas. No me interesa lo que Clarisse diga… ELLA NO ES TU MADRE Y DILE QUE NO SE TOME ATRIBUCIONES QUE NO LE CORRESPODEN.
Terminó la llamada, bajé la mirada hacia el computador, se le notaba algo molesto y prefería pasar de bajo perfil sin llamar tanto la atención.
Weston: ya te explicó Siara como acomodar los expedientes.
Asentí con la cabeza sin mirarlo, tenía un tono no muy agradable, quiero pensar que son de esos hombres que mientras menos hablen con los empleados mejor sería. Lentamente levanté la mirada, entrecerró los ojos, de seguro se preguntaba por que mis ojos todos hinchados de tanto llorar toda la noche.
Weston: ¿Qué te falta?
Alana: amm, creo que las contraseñas para ingresar al sistema.
Sin pedir permiso ni nada, se acercó dejando el portafolio sobre el piso, cruzó su brazo por frente a mis pechos casi rosando, lo miré un poco nerviosa haciendo mi cuerpo lo más que podía hacia atrás, las iba poniendo, entraba a tres paginas dejando las contraseñas ya escritas en el computador. Y una en el portátil. Se apartó mirándome.
Weston: Ven a mi oficina.
Sostuvo el portafolio entrando, cerró sin esperar a que entrara, respiré profundamente rodando los ojos, típico de este tipo de hombres…
Alana: tranquila… tranquila, es el dueño de este lugar.
Me levanté mirando hacia Siara, ella estaba en llamada, su asistente solo me hizo gesto de saber que estaba pasando, negué con la cabeza, abrí la puerta suavemente, cerré la puerta después de entrar, me quedé parada sin moverme esperando a que me diera alguna indicación. Estaba firmando algo, lo sabía en que apartaba las hojas mientras iba dejando su firma. Levantó la mirada, no sabía que hacer, no sabía si apenas entraba tenía que sentarme o esperar algo de este hombre que no lograba entender, ni esa mirada tan fría.
Weston: Acercate, no muerdo. Aún….
Tragué saliva sin hacer ni una sola reacción, me acerqué llegando al borde del escritorio, rosaba mis dedos sobre la mesa viendo lo limpia que estaba, de seguro en la noche es cuando hacían la limpieza, buscaba algo entre su saco sacando una cajetilla de cigarrillos, los dejó sobre la mesa apartando varios documentos. Terminó de firmar.
Weston: esto son los nuevos clientes que serán los que se aprobaron para el tipo de inversiones que manejamos, se los llevas a Javier…. ¿sabes quien es verdad?
Asentí con la cabeza tomando entre mis manos las carpetas.
Weston: Estos no los aprobaron por los abogados.
Alana: Disculpe ¿Abogados?
Weston: Todos los nuevos clientes son verificados por el despacho de abogados que está trabajando en conjunto con nosotros, los mejores abogados. Bonnet & Qiuber y Asociados, es el mejor despacho del país, mejor dicho del mundo entero, no hay quien no acuda a ellos.
Sentí tremendo coraje al escuchar con quien estaba asociado, tan pronto esos buenos para nada, ahora entendía por que este hombre era así, igual de su forma que esos tarados.
Weston: si ellos no los aprueban, es por que algo irregular encuentran. Como te dije, esta empresa maneja mucho flujo, a través de transferencias o inversiones que es lo que hacemos, pero al fin dinero.
Me entregó el otro grupo de carpetas, las tenía con unos postis en color rojo.
Weston: Ingresalos ambos en el sistema.
Alana: ¿hasta los no aptos?
Weston: si, así si vuelven a pedir solicitud de inmediato se les negará.
Me quedaba un poco claro, esperé un momento más pero creo que era todo lo que tenía que decirme.
Alana: es todo.
Weston: es todo. Espera.
Tomó uno de los postis en color azul escribiendo sobre él, era muy bonito el color azul de ese posti, el color preferido de Rimbo, sentí arder mis ojos tragando saliva, respiraba tranquilamente queriendo que mis emociones no se disparen, no estaba en un lugar como para tener que demostrar la manera vulnerable en la que me encontraba.
Weston: tus…
Sostuve el posti, dejando caer una de mis lagrimas que enseguida la aparté, presionó el posti evitando que lo tomara.
Weston: ¿sucede algo?
Negué con la cabeza, tenía tremendo nudo en la garganta, recordé cuando Rimbo me dejaba mensajitos por toda la cosa en los postis que siempre tomaba de mi bolso, dando pistas a encontrarlo.
Alana: Lo lamento.
Weston: ¿Te sientes mal? Hay enfermería abajo.
Sostuvo el auricular, negué con la cabeza.
Alana: no es necesario, solo es.. no es buen momento para mi.
Dejó el auricular, di la media vuelta sostuve la perilla de la puerta.
Weston: Alana.
Di la media vuelta mirándolo, entrecerró los ojos, se puso de pie ya con un cigarrillo en su mano, le dio un toque dejando el cigarrillo en el cenicero. Se acercó mirándome todo extraño.
Weston: Necesito los resúmenes que presentaré el fin de semana en una conferencia, ve que te los proporcione Siara, son confidenciales. Luego necesito el resumen de los valores de la bolsa en este día.
Abrió la puerta cediendo el paso a que saliera, bajé la mirada saliendo, Siara levantó la mirada viendo que él salió después de mi, siguió de largo dirigiéndose hacia los ascensores, me senté en mi lugar viendo las carpetas, tomé la primera carpeta, necesitaba tener toda esta información en el sistema. Se me acordó que tenía que pedir los informes a Siara, reía como una tonta tomando el auricular.
- ¿Qué te dijo?
- Nada, solo… que me trajo recuerdos los postis azules.
Levanté el posti que él me había dado, al ver que eran las contraseñas de los sistemas, abrí el cajón del escritorio metiendo, tampoco quería dejar a la vista las contraseñas, fue muy tajante al decir que eran confidenciales y así lo prefería.
- Me pidió los reportes para su conferencia del fin de semana.
- Si ya los tengo, Alana esas carpetas ¿que son?
- Clientes aptos y no aptos para inversiones.
- De acuerdo, una vez que los termines de meter en el sistema debes llevarlos con Javier, los no aptos, mucho cuidado, tienes que tener el máximo cuidado al capturarlos, un error nos puede costar que puedan solicitar de nuevo el ingreso.
- Si, eso me dijo.
- ¿Qué cosa?
- Que tengo que llevárselos a Javier y antes capturarlos.
- Vaya… ay amiga, le caíste bien.
- ¿Por qué?
- Weston no es lo que te dice con lujo y detalle lo que tienes que hacer ni como hacerlo, a otra solo se los hubiera entregado y te dijera que tienes que preguntarme a mi o alguno de los gestores para hacerlo, la próxima semana varias de las que están de vacaciones vuelven, así que tendrás más oportunidades de preguntar.
- Si, me apuro antes que regrese.
- Se demorará, el fin de semana se va de viaje, es una conferencia muy importante, a ver si no trae mujer nueva.
Reí un poco, terminé la llamada con Siara, claro que debe tener mujeres a montones, es un hombre con mucha presencia pero super presumido, muy guapo aunque se ve de unos 40 o más años. Levanté los hombros, ya había tardado en meter los datos hacia el sistema, me fijé muy bien en cada una de las letras que iba poniendo sobre todo en los no aptos. No eran muchos así que facilitó un poco el tiempo. Apagué el monitor, me levanté con las carpetas, ahora tenía que ir con Javier. Oprimí el botón del ascensor, Siara parecía muy ocupada, así como estaba llamando estaba en revisión de algunas carpetas, creo que eran las que tenía que entregar al señor Weston, la puerta se abrió entrando, chocando dejando caer las carpetas.
Alana: Lo siento.
Weston: debes prestar atención… SON DOCUMENTOS.
Tremendo susto me llevé en escuchar molesto al señor Weston que hasta tuvo la molestia de ponerse de cuclillas ayudándome con las carpetas, la puerta del ascensor se cerraron, traté de detenerlas pero él jaló un botón de emergencia. Me quedé mirándolo, pero él solo estaba revisando las hojas metiendo a las que les correspondía, se veía maduro y de esos hombres que saben lo que quiere.
Weston: tienes que ir metiéndolos en sus carpetas.
Asentí como toda una tonta al quedar como boba mirándolo, parpadeaba negando con la cabeza, los dos al mismo tiempo tomamos una de las hojas, la solté levantando la mirada, sus ojos azules tan profundos eran de perderse en esa mirada…
Weston: Esto va en la carpeta que tienes en tu mano.
Alana: si, si Claro.
Me la entregó metiendo en la carpeta, se puso de pie quitando el botón de emergencia, sostuvo mi brazo ayudándome a levantarme. Respiró negando con la cabeza, las puertas del ascensor se abrieron dejando que él saliera, lo seguí con la mirada escuchando su móvil sonar.
Alana: Como pude ser tan torpe.
Respiré reposando mi cuerpo en la pared, esperando que se abrieran en el piso de Gestión. Se abrieron y salí, miré por ambos lados, me quedé con la boca abierta al ver desde lejos a Javier que iba caminando en medio de los cubículos que eran demasiados.
Javier: Hay viene la picada, atentos a ingresar las inversiones.
Tenía un micrófono tipo audífono, di unos cuantos pasos. Mirando como todos estaban con la mirada hacia las pantallas donde se marcaban cantidades que iban bajando y otras subiendo, todos estaban sin pestañar, esto era totalmente diferente a lo que nunca había visto.
Javier: AHORAAAA… INGRESEN LAS INVESIONES.
Escuchaba como los dedos de todos iban apresurándose, una pantalla estaba marcando como se iba en aumento la cantidad que había estaba pausada.
- Señor está la siguiente alza.
- Tengo el parámetro de unos segundos.
- Viene el equivalente.
- Listos, viene el doble.
- Muestra que se va a duplicar el restaurador.
Javier no apartaba la mirada de una línea que subía y subía, estaba entrando en una zona en color verde.
Javier: DUPLICACIÓN AHORA… DEMOS A GANAR MUCHOS MILLONES A NUESTROS INVERSIONISTAS.
Todos estaban capturando no sé que era, pero muchos levantaban la mirada mientras tecleaban, esto era muy impresionante. Javier me miró bajando el micrófono, levanté la mano saludando. Se dirigió a otro hombre que tenía igual su micrófono, venía hacia mi con una sonrisa de oreja a oreja.
Javier: Jaaa, tu primer día.
Alana: ¿Qué fue eso?
Me tomó del brazo apartándome de sus empleados, claro no se podían distraer, reposó su mano en mi espalda baja haciendo que entrara a la oficina. Me senté dejando las carpetas por separadas.
Alana: Aptos, no aptos… solo que le das una revisada antes, no vaya ser que se hayan revuelto los documentos.
Javier: Alana… mucho cuidado, esos detalles no son del agrado a Weston.
Alana: Bueno no me fijé y choqué con él en el ascensor.
Me sirvió un vaso de agua al mismo tiempo que la de él. Lo noté algo extraño levantando una ceja.
Javier: Ya me imagino, la regañiza de tu vida.
Alana: No para nada, hasta me ayudó a levantarlos.
Se puso de pie negando con la cabeza, tomó unos paquetes dejando sobre la mesa, eran unos sobres tomando los no aptos.
Javier: Ve a tu lugar, ahora los reviso, pero para ser sincero, tuviste suerte, Weston no tolera nada de eso. Quizá estaba de buenas.
Me bebí hasta la ultima gota del vaso levantándome, ahora tenía que ir por los documentos de Siara. Le sonreí saliendo de su oficina…
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