Melissa Foster es una joven dulce, tierna, sincera e independiente, pero con un pasado triste... Cuando regresa a su hogar tras terminar la universidad, vivirá grandes emociones...
Athos Miller, un empresario exitoso en el sector de la tecnología, es frío, serio y discreto, con un pasado lleno de traumas...
Dos vidas, una MIRADA... ven a descubrir lo que sucederá después de una MIRADA...
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Capítulo 24
MELISSA
En el Restaurante....
Estaba aquí sentada y Athos llega, me abraza y me besa, ¡y qué beso! Confieso que ya lo extrañaba mucho a mi rubio... Se sienta a mi lado y enseguida veo a mi padre, Aurora y Dy venir. Me levanto y doy un fuerte abrazo a cada uno; aquí, en esta mesa, están las personas más importantes de mi vida.
El mesero se acerca y cada uno hace su pedido.... se retira.
Mel- Me gustaría pedirles disculpas por lo de antes, sé que están preocupados por mí, pero lo que vine a hacer aquí, necesito hacerlo sola. Sé de los peligros que puedo enfrentar, pero estaré preparada.
Augusto- ¿Y cómo estás preparada, hija mía? Y si ese monstruo que mató a tu madre anda por ahí, no son las armas las que te van a defender de ese maldito.
Mel- ¿QUÉ? ¿Aurora...?
Aurora- Lo siento amiga, estaban muy preocupados, así que les dije que sabías defenderte muy bien y que ibas a clases de tiro, y que habías visto cómo usar armas.
Mel - ¡Ay! Papá, no estoy armada ni pienso estarlo; las clases de tiro las usaba como escape para mi ansiedad, prefiero usar mi inteligencia. Y para que estén tranquilos, mañana, antes de ir a donde vivía, iré a la comisaría a ver lo del caso de mi padrastro y pediré que al menos un policía me acompañe, no iría sin la protección de la ley.
Augusto- Qué bueno, hija mía, has pensado muy bien... disculpa, pero cuando Aurora me habló de las peleas y las armas, y que habías visto cómo usarlas, me preocupé aún más...
Aurora- Lo siento, Sr. Augusto, no era mi intención.
Dy- Jajaja, te encontré tan linda, hermanita, nunca te había visto así de brava, jajaja.
Mel- Jajaja, ahora ya lo saben, no se metan conmigo, jajaja.
Augusto- Hija, con todo esto, Athos y Aurora me contaron un poco cómo era tu vida y la de tu madre con ese monstruo. Espero que no te incomode que me lo hayan contado, y confieso que me sentí muy avergonzado y muy triste conmigo mismo por no haberme interesado nunca por esa parte de tu vida y no haberme dado cuenta de lo que pasaba en tu interior, debería haberte prestado más atención en ese aspecto... perdóname, hija mía.
Dy- Perdóname tú también, hermana, no fui un buen hermano.
Menos mal que estábamos en un lugar bien reservado y había poca gente en el restaurante.
Me levanto, me acerco a ellos y los atraigo a ambos en un abrazo.
Mel- Escuchen lo que voy a decirles. Usted, papá, fue el primer rayo de luz que apareció en mi vida después de toda aquella oscuridad que me rodeaba, me cuidó, me protegió, me dio cariño, atención. Me amó como a una verdadera hija. Y tú, Dy, fuiste mi alegría cuando estaba contigo, me olvidaba de todas mis tristezas, tu luz me contagiaba y alejaba toda la oscuridad que habitaba en mi corazón. Así que ningún psicólogo o terapia sería mejor que tenerlos a mi lado... y cuando me fui a Nueva York, después de un año busqué ayuda médica, porque no los tenía a ustedes allí. El hecho de que no sepan casi nada de mi pasado me hizo ver que el sentimiento que tenían por mí no era lástima, sino amor de verdad. Y sólo tengo que agradecerles a los dos por todo ese amor, porque me salvó la vida...
Mi padre, Dy y yo llorábamos mucho... Aurora también tenía los ojos llenos de lágrimas.
Dy- No digas eso, hermana, mira cómo me has dejado, mira cómo está papá, ¿quieres matarnos?
Mel- Jajaja, no, sólo quiero que entiendan lo importantes que son para mí. Vamos a sentarnos que ya viene el mesero.
El mesero trae nuestros pedidos y empezamos a cenar en silencio.
Entonces digo...
Mel- Ustedes cuatro son las personas más importantes de mi vida.
Aurora- Ay, amiga, estás muy necesitada hoy, de hecho todos lo estamos, yo lo estoy...
Mel- Jajaja, es verdad, rubia.
Augusto- Hija, tú también eres muy importante para nosotros. Pero dime una cosa, ¿qué piensas hacer mañana cuando vayas a donde vivías? Probablemente la casa sea ahora de otra persona.
Mel- Lo sé, papá, voy a buscar a la vecina de mi madre, a ver si sabe dónde enterraron a mi madre y si sabe algo de mi padre biológico, porque el día que pasó todo mi madre me llamó por la mañana y ya lo tenía todo preparado para que me escapara de casa, creo que ya presentía que ese monstruo iba a intentar algo conmigo; la hija de la vecina se iba a Florida a estudiar, así que iba a recogerme al día siguiente temprano en la escuela y llevarme con mi padre, ya que mi padre biológico vivía en Florida, ella tenía su dirección y Laura, la hija de la vecina, iba a dejarme allí, y mi madre me dijo que cuando él supiera de mí jamás me rechazaría.... sólo que esa noche pasó todo aquello.
Athos- Entonces tu padre biológico no sabía que tu madre estaba embarazada, ¿ella al menos dijo su nombre?
Mel- Mi madre nunca me había hablado de mi padre, sólo ese día, y me dijo que era una persona muy buena, pero que en ese momento, cuando ella se quedó embarazada, él no podía quedarse conmigo, pero no sé si lo sabía, creo que no.
Dy- Qué extraño.
Augusto- ¿Cómo se llama tu madre?
Mel- Maria Flor Barros...
En ese momento mi padre se atraganta y empieza a toser, nosotros nos levantamos para intentar ayudarlo, hasta que vuelve a la normalidad, le damos agua y va mejorando.
Mel- Qué susto, papá, ¿señor, se encuentra bien? ¿Quiere ir al médico...?
Augusto - No, hija, estoy bien...
Pensamiento de Augusto...
Dios mío, ¿será la misma persona? No puede ser, si es Mel, puede ser .....
DY- Papá, ¿por qué te has atragantado cuando Mel ha dicho el nombre de su madre?
Augusto- Porque tenía una empleada en mi hotel que se llamaba igual y de repente renunció y nunca más la volví a ver.
Saco una pequeña y única foto de mi madre que tengo en la cartera y se la enseño a mi padre.
Mel- ¿Era esta su empleada?
Mi padre abre mucho los ojos y las lágrimas empiezan a rodar por su rostro, y yo no entiendo su reacción...
Augusto- Dios mío, no puede ser... sí es ella, Mel, ¿es tu madre?
Yo asiento con la cabeza.
Mel- ¿Por qué estás así, papá...? Ven, vamos a tu habitación, el señor no se encuentra bien.
Dy- Vamos, papá, te ayudo...
Cuando estoy saliendo para ir con mi padre, Athos me dice que pase por su habitación, que quiere hablar conmigo antes de que me vaya. Asiento con la cabeza y voy con Dylan y mi padre a su habitación.
Al llegar a la habitación de mi padre, le pregunto de nuevo si no quiere ir al hospital, me dice que no, que sólo necesita descansar un poco, se acuesta... yo me quedo allí con él hasta que se duerme.
Mel- Hermano, voy a ir a la habitación de Athos, dijo que quería hablar conmigo antes de irme, pero antes de irme vengo a ver a papá.
Dy - Sé bien lo que quiere Athos, ten cuidado, hermana.
Mel- Jajaja, celoso.
Lo abrazo, le doy un beso en la mejilla y voy a buscar la habitación de Athos; la encuentro enseguida, llamo a la puerta y me abre... ¡Oh, hombre guapo!... Entro y él ya me atrae hacia sí y me besa con pasión... ¡Ay, Dios mío, esto no está bien!... Nos vemos obligados a parar el beso por falta de aire... Empieza a besarme el cuello, el hombro y las cosas empiezan a calentarse...
Athos- Estoy loco por ti, Mel, me encantas, me fascinas de una manera que no puedo controlar lo que siento...
Me vuelve a besar, me pasa una mano por la espalda hasta la cintura y la otra me agarra la nuca y me atrae más hacia él, y siento todo el deseo de su cuerpo por mí... vuelve a besarme el cuello de nuevo...
Mel- Tranquilo, rubio.... eh, vamos con calma, recuerda.
Athos- No puedo, ángel.
Mel- Jajaja, sí puedes...
Levanto su rostro y le doy varios besitos.
Mel- Tengo que irme, se está haciendo tarde y mañana tengo que levantarme temprano.
Athos- Duerme aquí conmigo, no intentaré nada, sólo dormir juntitos...
Mel- No puedo, amor, no traje ropa y tengo que salir temprano.
Athos- ¿Amor, dijiste? Me encantó que me llamaras así, entonces voy contigo.
Lo miro fijamente y asiento con la cabeza...
Mel- Pero te portas bien, ¿entendido?... vamos.
Él sonríe con esa hermosa sonrisa suya y asiente con la cabeza.
Mel- Vamos... voy a pasar por la habitación de papá para ver cómo está.
Athos- De acuerdo. Entonces ve, que voy a coger ropa para dormir y para mañana, nos vemos abajo en recepción.
Mel- Vale.
Salgo y voy a la habitación de mi padre, que está durmiendo; decido pasar por la habitación de Aurora para hablar un momentito con ella, llamo a la puerta y ¿quién abre?...
Mel- Dy, ¿qué haces aquí?
Dy- Estaba hablando con la rubia.
Mel- Ya... ¿dónde está ella?
Aurora- Estoy aquí, Melzinha.
Mel- Sólo quería darte un abrazo, ya me voy, mañana temprano te llamo, Dy, para ver cómo está papá.
Dy- Hermana, voy contigo mañana a la comisaría...
Mel- No hace falta, Dy, quédate con papá, me preocupé por él... Athos irá conmigo, ¿verdad?, no te preocupes.
Dy- Está bien.
Los abrazo y bajo a recepción, y cogemos uno de los coches del hotel. Enseguida llegamos al hotel donde estoy alojada.