CORRIENDO A LA VELOCIDAD DEL AMOR

CAPÍTULO 24.

Kilian y Dominic estaban sentados frente a Brian y Charlotte en el despacho. Los enamorados esperaban que los chicos hablaran. Su repentina visita y tan temprano en la mañana, les preocupo demasiado.

Finalmente, después de unos minutos de espera, ambos decidieron hablar y contarlo todo. Kilian intentaba hacerlo con cautela. Su cuñada llevaba un embarazo riesgoso y no quería ponerla en peligro. Sabia que no estaba bien contarle esto, pero era su deber.

Apenas terminaron de hablar, Brian y Charlotte tenían el ceño fruncido. Ninguno decía nada. Pero Kilian decidió mostrarles el video para reforzar sus palabras.

—Les voy a pedir a ambos que se vayan de mi casa. —Exclamo Charlotte secándose las lágrimas.

—Char, lo lamento tanto, es que… —Intento decir Kilian.

—¡Váyanse! —Exclamo ella elevando la voz.

Kilian observó a Brian, quien asintió dándole a entender que obedezca y luego, él y su amigo salieron de la casa.

—¿Crees que hemos obrado bien? —pregunto Dominic.

—Mejor que se enteren por nosotros. —Dijo Kilian.

—¿Regresarás al trabajo?

—El lunes. —Exclamo. —Ahora volveré a casa. Briana ya habrá despertado.

—¿Y eso? —Sonrió Dominic, travieso.

—Anoche dormimos juntos. —Sonrió Kilian.

Dominic lo observo, sonriendo pícaramente.

—No es lo que piensas. —Dijo riendo. —Simplemente dormimos.

—Mi plan funciono y eso me agrada. —Dijo este. —Desde que volví a ver a Briana supe que ustedes dos debían estar juntos.

—Ojalá así sea, amigo. —Suspiro. —Te veré luego.

Ambos se despidieron y tomaron rumbos separados.

Kilian llegó al apartamento y luego de guardar el coche, subió por el ascensor hasta el último piso. Eran más de las diez de la mañana, por lo que supuso que Briana ya habia despertado. Y así era.

Apenas ingreso al apartamento, vio a la chica llenando el plato de comida de Sirius.

—Hola. —Exclamo él.

Briana se giró y se puso de pie.

—Hola. —Dijo. —¿Dónde estabas?, me desperté y no estabas ahí…

—Lo sé. —Suspiro. —No quise despertarte.

Él se acercó y dejo un beso en la coronilla de su cabeza.

—Fui a hablar con Dominic. —Trago grueso. —También con mi hermano y Charlotte.

—¿Les contaste la verdad?

Kilian asintió.

—¿Cómo lo tomaron?

—Dominic estaba triste, pero agradecido conmigo por haberle decido la verdad. —Dijo. —En cuanto a Brian y Charlotte, no lo tomaron muy bien. Incluso me pidieron que me fuera de su casa.

—Lo siento. —Dijo ella.

—No te preocupes. —Exclamo él. —¿Dormiste bien?

—Mucho. ¿Y tú?

—Ni te imaginas. —Sonrió él. Se acercó al rostro de la chica y se apoderó de esos carnosos labios que tanto lo tentaban.

—¿Quieres desayunar? —pregunto ella.

—Eso me gustaría. —Dijo él.

Durante el desayuno no cruzaron demasiadas palabras. Simplemente, se concentraron en saborear la comida y dedicarse una que otra mirada de vez en cuando.

—¿Piensas tomar cartas en el asunto en contra de Cassandra y Vincent? —pregunto Briana.

—No por ahora. —Dijo él. —No tengo ninguna prueba de que ellos hayan sido los autores intelectuales. —Kilian suspiro. —Me desconcentra pensar que quizás el atentado haya sido para mí y fue Dominic quien sufrió las consecuencias.

Briana negó.

—Todos sabían que sería Dom quien correría. —Dijo. —Pienso que en realidad querían arruinar tu reputación. Lo cual, por suerte no lograron conseguir.

—Lo único que me alegra de todo esto es que nos haya unido. —Sonrió él.

Briana se sonrojó por el comentario.

—¿Tienes planes para la noche? —pregunto él.

Ella negó.

—Henry trabaja y Audrey, supongo que estará con Dominic.

—Iremos a cenar. —Sonrió. —Quiero que hagamos lo que hacen todas las parejas.

—Creo que nosotros comenzamos al revés.

—¿A qué te refieres? —pregunto él.

—Primero nos casamos, nos “conocimos” tres años después, comenzamos a vivir juntos y a conocernos.

Kilian rio.

—Eso lo hace más emocionante, ¿no lo crees?

—Tal vez. —Exclamo Briana.

—Si lo piensas, nos parecemos a los matrimonios arreglados de las series que ven tú, Dana y Audrey. —Río él. —Esas en las que las damas se presentan en sociedad esperando por un esposo rico, con títulos y en lo posible guapo…

Briana comenzó a reír.

—Yo no seré un príncipe, o un lord, pero la Formula 1 me ha dado varios títulos.

—Eres un tonto. —Exclamo ella, riendo a carcajadas. —De todas formas, admito ser una fan de ese tipo de romances de época. —Suspiro.

Kilian la observo sonriendo. Lo cierto es que todo de ella le gustaba. Y si bien, hasta ahora las cosas entre ambos iban demasiado lentas, eso cambiaría esta noche. Ya basta de ese cliché de conocer a la persona, luego el noviazgo y luego de varios años, casarse.

Él y Briana ya estaban casados. Él pensaba divorciarse de ella, pero solo para contraer matrimonio como una chica como ella se lo merece. Quería una boda real, con sus familias, amigos y seres amados.

Kilian creía que ya conocía lo suficiente de ella como para poner todo su interés en la chica. Por lo tanto, ahora solo quedaba avanzar y lo que aún no conoce, lo conocerá cuando llegue el momento.

Lo cierto es que, Kilian Becker no era un hombre de varias mujeres. Su corazón solo tenía espacio para una. Hace muchos años se habia enamorado de Cassandra Lopetteghi, pero tan rápido como ella lo traicionó, así de rápido se desenamoró de ella.

Apenas conoció a Briana Blossom, se quedó embobado con ella. ¿Y como no hacerlo? Esa pelirroja representaba todo lo que él quería. Una mujer fuerte, pero que a la vez no temía que la vieran débil. Sencilla, desinteresada, divertida… La mujer ideal, para un hombre como él. Por no mencionar lo hermosa que ella era. Sobre todo en las mañanas cuando despierta.

En resumen, Kilian Becker se habia enamorado de ella. Y cuando él se enamora, se entrega por completo. Desde que conoció a Briana, solo piensa en una cosa: Ser el hombre ideal para ella. A quien ella elija todos los días. Hasta ahora, habia sido demasiado paciente, sobre todo porque habian pasado muchas cosas que lo mantenían algo distraído. Pero a partir de esta noche, Briana conocería a un verdadero hombre enamorado. Uno que la respetara, la consentirá y le enseñara lo que es el amor. Un amor desinteresado, libre de reclamos y condiciones. Un amor libre. Ese tipo de amor que ella solo ve en las series y películas de época que tanto le gustan.