Ethan ya lo había perdido casi todo: sus pacientes, su reputación y la fe en la gente. Todo por una acusación que jura era mentira. Cuando aceptaron mantenerlo en la clínica bajo una condición —tratar a un paciente que nadie más quería—, tragó su orgullo y aceptó. El nombre en el expediente: Kael Drummond.
Luchador profesional. Incontrolable. Violento. Y con el hombro izquierdo casi inutilizable.
Kael no confía en nadie. Creció quebrando a otros antes de que lo quebraran a él. Su cuerpo es su arma, y ahora le está fallando. Lo último que quiere es un terapeuta metiéndose en sus límites.
Pero entre sesiones forzadas, provocaciones silenciosas y cicatrices que no son solo óseas, Ethan y Kael se enfrentan… y se reconocen. El dolor es todo lo que conocen. Quizás también sea donde empiecen a sentir algo que nunca habían tenido: cariño.
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Capítulo 19
[Tres semanas después | Gimnasio de entrenamiento privado, 6h de la mañana]
Kael golpeaba el saco de boxeo con precisión. No con rabia, sino con concentración. El sonido seco de los golpes llenaba el ambiente. Ethan estaba sentado al otro lado de la sala, tomando notas. Un nuevo entrenador observaba con atención. Discreto, pero presente.
—Tu tiempo de reacción está mejor. Dos segundos más rápido que la semana pasada —comentó Ethan.
Kael respiraba hondo entre los rounds.
—¿Y mi control emocional?
—Ese es el más difícil de medir. Pero… todavía estás aquí. Entero. Concentrado. Eso ya es mucho.
El nuevo entrenador, Cássio, se acercó.
—Si quieres subir al ring dentro de un mes, tienes que quemar el trauma en el entrenamiento. No sirve de nada solo aguantar físicamente. Tienes que resistir a la memoria.
Kael asintió.
—Cuando esté ahí dentro, todo volverá. Su voz. Las frases. La forma en que me hacía quebrar solo para decir que fue él quien me montó de nuevo.
—Y cuando eso venga… ¿qué vas a responder? —preguntó Cássio.
Kael miró a Ethan. Después volvió los ojos al entrenador.
—Que él no me construyó. Yo me rehice con mis propias manos. Y con alguien a mi lado, no encima de mí.
[ Intervalo | Vestuario vacío, conversación íntima]
Kael y Ethan se quedaron solos en el vestuario. El sonido de la ducha resonaba. Kael estaba sentado en el banco, sudando, el cuerpo vibrando post-entrenamiento.
—Tengo miedo, Ethan.
—¿De perder?
—De perderme ahí. De volver a ser el Kael que sangra para sentirse real.
Ethan se agachó frente a él.
—La lucha no es para probar nada al mundo. Es para probarte a ti que el Kael que está aquí ahora... no es el mismo de antes. Él piensa. Él siente. Él ama.
Kael tomó su mano.
—¿Y si me caigo?
—Yo subo al ring, te levanto y lo intentamos de nuevo.
[ Entrenamiento psicológico | Segunda semana, consultorio]
Laura —sí, la periodista, intentando reparar el error— indicó una terapeuta deportiva, Dra. Milena.
Kael aceptó. A regañadientes. Pero fue.
—¿Sientes rabia cuando piensas en el ring? —preguntó, en el segundo encuentro.
—Ya no. Siento peso. Como si fuera el escenario de todo lo que no conseguí sujetar.
—¿Y qué quieres llevar contigo esta vez?
Kael pensó. La voz salió firme:
—Quiero llevar a Ethan. Aunque él no esté ahí dentro conmigo, él va a estar en mi cuerpo. Porque fue él quien me enseñó a tocar a alguien sin miedo.
—¿Y qué quieres dejar atrás?
—El silencio. La culpa. La sensación de que mi dolor era algo que debía esconder para seguir siendo hombre.
[Última semana de preparación | Casi noche, en el tatami]
Kael estaba sudado, arrodillado en el centro del tatami. Ethan llegó con una toalla y una botellita.
—Último entrenamiento antes del descanso. ¿Quieres decir algo?
Kael tomó la botellita, bebió. Respiró hondo.
—Solo quería decirte… que si mañana me caigo, si pierdo, si el mundo dice que fracasé…
—Yo no voy a decir eso —interrumpió Ethan.
Kael sonrió levemente.
—Pero si sucede… quiero que sepas que solo por haberme reconectado conmigo, con el Kael entero… ya gané.
Ethan se arrodilló frente a él.
—Y te amo. Incluso antes de que ganes. Incluso si pierdes. Porque ya venciste cuando decidiste dejar de huir.
Kael apoyó la frente en la suya.
—Entonces espérame ahí fuera, ¿sí? Cuando acabe… solo voy a querer una cosa.
—¿Qué?
—Tu abrazo. Y tu voz diciendo: “Lo vi todo. Y todavía estoy aquí”.
Ethan apretó su mano.
—Voy a decir eso. Del lado de afuera. Del lado de adentro. Donde sea.
pero tengo dudas ¿como se mantenian economicamente cuando despidieron a Ethan? y ¿Kael trabajaba? o el tenia ¿ahorros?, esos meses cuando Kael estaba entrenando para la lucha que al final pierde pero con dignidad.🧐
y ¿Que paso con el bastardo entrenador? lo destruyeron economicamente y su imagen, su carrera, pero ¿se fue a la carcel?.🤨
no me acuerdo cuando tiempo se dijieron las dos palabra "te amo" y me doy cuenta que no necesitan mostrar su amor con dos palabra, solo hablan como se siente el uno al otro con comunicacion y apoyo, con confianza y amor, y eso muestra su gran amor los dos, eso crea seguridad y proteccion.🥰🥰👏👏👏
Por que siento que Kael esta siendo infiel por agarrar la mano a alguien sin mala intencion, seguro porque soy insegura e inmadura y lo tomo como traicion.
espero que no le suceda nada, solo quiere ser escuchado😢
entonces Dani(R1) fue su tercera victima y tal vez alla dolorosamente un R2, ya que si nunca lo descubrieron tal vez tenga alguna victima silenciada.
me dejo atrapada y no dejo de leer🤩
la relacion entre los protagonista es tan maduro y tan real, fuerte pero a la vez fragil, niguno intenta areglar al otro sino solo estan ahi apoyandose mientra que cada uno intenta construir consigo mismo pero con alguien a lado 🥰.
no se porque la historia no ha llegado a los lectores correctos, necesita mas apoyo esta historia, que no intenta justificar la conducta de Kael en su joventud inmaduro que se peleaba con cualquiera por ira, solo habla de su dolor y seguir adelante porque tiene a lado a una persona importante.
quien le gusta las relaciones maduras con un toque de realidad y entre heridas abiertas en las historias fisticias, te encantara.