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Acordes De Papel

Acordes De Papel

Status: En proceso
Genre:Romance / Yuri / Ídolo / Celebridades / Amor-odio / Pareja destinada
Popularitas:4.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Paula Vidal

Luna Vega es una cantante en la cima de su carrera... y al borde del colapso. Cuando la inspiración la abandona, descubre que necesita algo más que fama para sentirse completa.

NovelToon tiene autorización de Paula Vidal para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 8: Sin Frenos

—Yo... veré qué puedo hacer —responde al fin, casi inaudible.

La sonrisa de Luna se amplía, brillante, como si la escena fuera un juego que acaba de ganar.

—Eso está mucho mejor. Y recuerda, Fred: no para mí. Para tus hijas.

Lo deja atrás, congelado en el pasillo, mientras regresa a la suite con la calma de quien sabe que siempre obtiene lo que quiere.

Ya en el interior, saca el móvil y escribe un mensaje rápido a Jennifer, como si nada hubiera pasado: "Estoy en la habitación. Voy a descansar un rato antes del vestuario. No me molestes a menos que sea urgente."

Envía el mensaje sin pensar demasiado. No quiere que Jennifer sospeche. No quiere, sobre todo, que descubra que, detrás de esa aparente calma, ella misma ha vuelto a caer en la misma grieta de siempre.

No pasan ni dos minutos cuando llaman a la puerta. Luna se levanta, con esa mezcla de ansiedad y satisfacción anticipada. Al abrir, Frederic está allí, más pálido que antes, sosteniendo con ambas manos una botella envuelta discretamente y un paquete de cigarrillos.

—Lo prometido es deuda, pero no me delate, por favor —dice con voz baja, como si temiera que las paredes lo escucharan.

Luna le tiende un disco de su último álbum, ya firmado, con una sonrisa que pretende ser cómplice.

—Aquí lo tienes, Fred. Para tus hijas. Y no temas... este secreto quedará entre nosotros.

Él parece debatirse entre el alivio y la culpa, pero asiente. Murmura un agradecimiento nervioso, recoge el obsequio y se marcha casi corriendo por el pasillo.

Luna cierra la puerta, apoya la espalda contra ella y suspira. En sus manos, la botella brilla como un trofeo. Se dirige a la mesa, la destapa con un movimiento rápido y sirve un trago generoso en un vaso de cristal.

En paralelo, saca su libreta, la misma que guarda frases sueltas, garabatos de letras, versos a medio nacer. 

El ritual comienza.

Un sorbo. Una palabra.

Escribe con rapidez, la mano firme aún. Trazos torpes, pero cargados de una energía que solo surge en ese equilibrio extraño entre la lucidez y el veneno líquido que empieza a recorrerla.

Otro sorbo. Otra frase.

El alcohol calienta la garganta, anestesia las aristas del día, apaga las voces externas. El lápiz rasga el papel como si quisiera arrancar de sí misma todo lo que no logra decir en entrevistas ni en canciones perfectas y pulidas para el mercado.

Otro sorbo. Una estrofa completa.

Las palabras se encienden: confesiones disfrazadas, imágenes rotas, pedazos de recuerdos que se transforman en melodía en su cabeza. La cadencia de una canción empieza a asomar, pero con cada trago, la claridad se nubla.

Otro sorbo. El lápiz se tambalea.

Las líneas pierden forma. Una palabra queda a medio escribir. Un garabato invade el margen. La letra se convierte en manchas que apenas puede reconocer. El vaso, ahora vacío, cae sobre la mesa con un golpe seco.

Luna se recuesta en el sofá, la libreta aún abierta sobre su regazo, las últimas palabras torcidas por el pulso errático. El humo de un cigarrillo se enciende, espeso, llenando el aire de una bruma que acompaña el mareo creciente.

Otro sorbo. Un vacío más profundo.

Y, al final, cuando ya no distingue si las lágrimas que humedecen la página son reales o imaginadas, deja caer la libreta al suelo y se arrastra hacia la cama. 

El cuerpo se rinde antes que la mente, que todavía tararea la melodía rota de esa canción inacabada.

Se desploma entre las sábanas, con la botella a medio vaciar sobre la mesa de noche y el cigarrillo apagado en el cenicero.

El sueño llega, pero no es descanso. 

Es un territorio extraño, casi irreal, donde la bruma de la borrachera se mezcla con la memoria. Allí, en medio de la niebla, aparece la silueta de su padre. Sus manos recorren las hojas de la libreta caída, leen esas frases torcidas, esos acordes mal trazados. Él las repasa con seriedad, como si intentara ordenarlas en su cabeza, y luego niega lentamente con firmeza, decepcionado, incapaz de comprender cómo su hija ha terminado así.

Luna quiere hablar, quiere explicarse, decirle que lo intenta, que aún busca la música que los unía. No obstante, su voz no sale. Ninguna palabra rompe la distancia. Solo puede mirar cómo él se esfuma una vez más, como siempre últimamente. Se va sin mirarla dos veces, sin quedarse a escuchar.

El vacío que queda la atraviesa como un cuchillo. 

Porque sabe que cuando sus melodías narraban su propia historia, cuando escribía con sangre y verdad, se sentía más cerca de él, como si pudiera escucharlo todavía. Ahora, en cambio, las letras parecen borrosas, huecas, tan lejanas que ni siquiera en sueños logran retenerlo.

La sensación la oprime, la ahoga, hasta que de pronto el sueño se rompe bruscamente.

—¡Luna! —la voz irrumpe como un golpe. 

Alguien la sacude por los hombros.

Ella abre los ojos entrecerrados, todavía borracha, aturdida, incapaz de distinguir si sigue soñando o si ya ha despertado.

—¡Qué haces! —exclama Jennifer, mirándola exasperada, con la libreta caída en el suelo y la botella en la mesa como prueba irrefutable.

Luna intenta incorporarse, pero apenas puede sostenerse. Sonríe débil, como si quisiera quitarle importancia.

—Apenas había cerrado los ojos...

Jennifer aprieta los puños, la voz cargada de furia contenida.

—¡El concierto es en unas horas! ¡No has asistido ni a la prueba de sonido! Te he dejado veinte mil mensajes, Luna. ¡Veinte mil! Y todavía no tenemos vestuario confirmado. ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo?

Luna ladea la cabeza, todavía borracha, con los ojos entrecerrados.

—Jen... solo necesito arreglarme un poco y ya está. Me pongo la ropa que elijan, salgo al escenario y... listo.

Hace un intento por levantarse, tambaleándose. Da dos pasos torpes y de pronto el cuerpo le falla: se desploma de lado y cae al suelo, como un muñeco sin equilibrio.

Ese sonido seco es la gota que colma el vaso.

Jennifer da un paso al frente, el rostro crispado.

—¡Basta! —su voz retumba en la suite—. Voy a anular el resto de la gira. ¿Me oyes? ¡Es hora de que hagas un parón! Esto no puede seguir así, Luna. Te estás destruyendo.

El silencio se vuelve espeso. 

Luna, en el suelo, respira con dificultad, y lentamente se incorpora, apoyándose en la cama. Sus ojos, turbios por el alcohol y el cansancio, encuentran los de Jennifer. 

Esta vez, la sonrisa desaparece.

Se endereza, torpe, pero firme, y su voz sale áspera, quebrada:

—No me quites lo único que consigue que me mantenga en pie...

Jennifer no parpadea. No se deja arrastrar por el drama en los ojos de Luna. Su voz es dura, definitiva.

—El concierto de esta noche queda cancelado. Y también los que tenías programados durante los próximos meses.

Luna abre la boca, incrédula.

—¿Qué? ¡No puedes hacerme esto, Jennifer!

—Sí puedo —replica ella, firme, sin un temblor en la voz—. Se lo prometí a tu padre cuando me contrató. Me hizo jurar que pasara lo que pasara, cuidaría de su niña. Y le di mi palabra de que haría lo que hiciera falta para protegerte, incluso de ti misma.

Luna siente que la rabia le sube a la garganta, mezclada con un temblor que es más miedo que furia.

—¡Es mi carrera! ¡Es mi vida!

—No es una vida si depende del alcohol y los cigarrillos para seguir en pie —Jennifer señala con desprecio la botella abierta y el paquete arrugado en la mesa—. Hasta que no puedas demostrarme que eres capaz de recuperar tu chispa sin esto, se acabó la gira. Y sí, todo lo programado de Luna Vega entra en suspensión indefinida.

El golpe de esas palabras la deja paralizada. No es solo un castigo: suena como una sentencia.

Jennifer se acerca a la puerta, la abre y, antes de salir, añade con un tono más bajo, casi triste:

—Ahora acuéstate. Descansa. Cuando decidas empezar a levantarte de verdad, yo estaré aquí. Pero hasta entonces... no pienso ser cómplice de tu caída.

La puerta se cierra con un clic seco.

Luna queda inmóvil en medio de la habitación, perpleja, sin aire. 

El eco de las palabras de Jennifer todavía retumba en su cabeza. La botella en la mesa, el cenicero en la esquina, la libreta caída en el suelo: todos parecen objetos de un escenario donde ya no se representa nada. El alcohol, de pronto, empieza a diluirse en su sistema, y lo que deja atrás no es calma, sino un vacío áspero, una lucidez dolorosa.

¿Y ahora qué?

¿Qué va a hacer sin lo único que la mantenía en pie, sin esa rutina de perderse en la música?

La respuesta no tarda en llegar, no de ella, sino del mundo exterior.

Esa misma noche, los titulares invaden la prensa digital, las redes sociales, los noticieros.

"Luna Vega cancela concierto de última hora en el Estadio Central."

"Estrella musical suspende indefinidamente su gira: los fans exigen explicaciones."

"Fuentes cercanas señalan que los excesos de la cantante podrían estar detrás de la drástica decisión."

En los programas de televisión, comentaristas y expertos de la industria se apuran a especular. Algunos hablan de problemas de salud, otros de una "crisis creativa", y los más osados señalan directamente sus polémicas recientes: retrasos, conciertos caóticos, desplantes en entrevistas.

Pero ninguno conoce la verdad. Nadie ha visto lo que ocurrió en esa suite: la botella rota por dentro, la voz quebrada, la promesa rota de una manager que ya no podía sostenerla.

En medio del ruido externo, solo una certeza late en su interior: por primera vez en su carrera, el escenario ya no la espera.

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1
Yusmery Gomez
maratón que de una vez acepte lo que siempre una por la otra ❤️❤️❤️❤️
Yusmery Gomez
El Amor a Bordo ❤️❤️❤️❤️❤️❤️
Yusmery Gomez
😜😜😜😜😜😜
Yusmery Gomez
Autora por favor maratón de capitulos por favor 😜
Yusmery Gomez
Aún lo ignores ella también sabe que sus sentimientos Hacia Luna es Amor ❤️❤️❤️
Kailex
Chloe es como que muy madura.! y super inteligente. wow conoce mucho a Selena. o es el tipo de instinto de hermana mayor o madre que se yo. ya se están empezando a gustar las dos locas ahora quien era la valiente que de el primer paso? .,. no sé pero lo vemos en algún futuro . . creo.
AlyaCabello: Adoro a Chloe, esta inspirada en la hermana mayor que nunca he tenido 🥰😭
total 2 replies
Yusmery Gomez
Buenas noches autora muy Hermosa Novela..
Yusmery Gomez
buenas noches autora Luna se sintió prácticamente herida por la definición que Selena Dijo Amiga 😭 sabiendo que el sentimiento Es otro ☺️
Pamela Duran Sandoval
hola autora podrían ser dos capítulos por día por favor es que está buenísima su novela me encanta gracias
AlyaCabello: es que no me da tiempo a subir tan rápido los capítulos, por mi trabajo estoy bastante ocupada 😭
total 1 replies
/Issy_Is/
Lo sé, ¿verdad? 😔
/Issy_Is/
Oh, querida, muy pronto... Muy pronto 💜
Yusmery Gomez
Maratón de capitulo Autora por favor...☺️
Yusmery Gomez
Me encantaría que ella conociera lo que sienten mutuamente ❤️☺️😜
Kailex
me acabo de acordar de algo. está no soy yo. cómo buena payasa jodona que soy por qué soy yo. tengo que joder a la gente con una pregunta.,. o dos 🙃 distinguidisima señora señorita dama joven jovencita autora genia literaria :> como se le ocurrió este historia? está inspirada en algo? tiene algún personaje favorito? quien es más alta Luna o Selena :>?
Kailex: ohh entonces todo fue encendido por una chispa gracias a una película y baso a luna en su personalidad 😯 gracias por responder señorita autora 🙂 tenga buena noche.
total 2 replies
Yusmery Gomez
Que de una vez sé confiesen lo que Siente ❤️👏
Yusmery Gomez
Comenzaron los celos ☺️☺️☺️☺️
Kailex
andaaa PERO QUE ESCUCHAN MIS OJOS ! ay que bonito los celos y el amor que buena gente que es Chloe. ya literalmente mi nuevo personaje favorito
Kailex
Se las llevo el díablo.
Yusmery Gomez
Buenos días autora cuándo se va a declarar su Amor 😍☺️😍😍😍
Yusmery Gomez
Buenos días autora maratón de capitulo por favor
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