Hola mis queridos lectores, se que muchos ya leyeron esta novela, pero gracias a muchos comentarios decidí bajarla y reescribirla, le cambie algunas cosas y agregue unas mas. espero les guste y espero sus criticas, muchas gracias por todo su apoyo.
Alejandro y Romina son un matrimonio con 25 años de casados con tres hijas mujeres Julieta, Juliana y Guadalupe. Ellos deberán aprender afrontar los problemas de la vida de una forma diferente.
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CAPITULO 24
CAPITULO 24
-Cuñada te luciste, muchas gracias por todo- le dijo Diego discretamente al oído
-Yo no hice mucho, la que hizo todo fue Teresa, por eso me tomé el atrevimiento de invitar, bueno y por muchas cosas más.- le respondió Guadalupe
-Bueno muchas gracias igual, ya le daré las gracias a Teresa también
-Ósea que tú estabas enterada de todo traidora- Julieta los había escuchado hablar
-jajajaja- Guadalupe largo una carcajada -y si no lo armaba yo cuando te iba a pedir matrimonio! -todos rieron sabían bien que Diego era muy tímido - y yo no fui, la culpa es de Teresa - dijo señalando
-Bueno yo solo hice lo que Guadalupe me pidió- comendo Teresa excusándose, y todos reían
-Gracias cuñada no me ayudes más!- la abrazó con ternura- sabes que así te quiero
-Yo también te quiero mucho sino no te hubiera ayudado, pero si lástima a mi hermana ten por seguro que no me vas a querer ver enojada- dijo Guadalupe abrasándolo
-jajajaja sino no sabré yo!- dijo Diego y luego fue agradecerle a Teresa
-Muchas gracias por todo, es mucho más de lo que algunas vez planeé en mi mente- dijo Diego a Teresa.
-Esta bien no fue nada, a parte estas cosas aquí no ocurren muy seguido y me pareció un lindo detalle y un poco de fiesta debes en cuando no viene mal, Julieta también se acerco
-Muchas gracias Tere esta todo muy hermoso- agregó Julieta. Alejandro llegó a dónde estaban conversando.
-Diego querido, te llevas a mi primer bebé, ellas siempre lo serán. Solo te pido que la cuides mucho porque ella es muy sensible. Si necesitas algo de lo que sea pídelo yo les ayudaré con gusto en todo lo que pueda, y no me la hagas llorar, es lo único que te pido-dijo Alejandro a su futuro yerno.
-Muchas gracias señor Alejandro, yo le prometo que voy a cuidar mucho a su hija, la amo mucho y pondré lo mejor de mi para hacerla feliz- Se dieron un abrazo y siguieron disfrutando de la fiesta.
En un momento todos los jóvenes bailaban y bebían disfrutando el momento, Alejandro se sintió un poco solo y sin despedirse de nadie salió a caminar por la playa, después de un rato se sentó en unas roca al lado de la playa, remango su pantalón, se quitó los zapatos y las medias y dejó que el agua mojaba sus pies, estuvo durante un rato pensando en su esposa en la falta que le hacia para compartir este hermosos momento que está viviendo una de sus hijas, allí fue cuando se dio cuenta que de ahora en adelante todas esas cosas las debería pasar solo, la pregunta era… “ y como se hace para seguir sin ti?”, dijo en voz alta sin pensar que alguien lo escuchaba.
-Y es difícil… muy difícil en realidad… pero si se puede. Hola, soy Silvia, yo también conocí a Romina en este último tiempo y también nos hicimos compañía mutuamente-ella se presentó extendiendo su mano para saludarlo y él le aceptó el saludo y le hizo lugar para que se sentara a su lado
-Un gusto, no había escuchado de usted
-Como le dije soy Silvia, la cocinera del hotel ella me cubrió cuando me tuve que ir por una urgencia familiar, yo no soy de aquí…- ella miró el agua que toca sus píes, respiro profundo y dijo- yo también vine como Romina escapando de mi realidad, nada más que yo he tenido que aprender a vivir con mi dolor y a llevarlo a donde este!
-Y eso es lo que no entiendo a qué quedamos aquí, a sufrir lo que nos toca, aprender algo de todo lo que nos pasa, la verdad que no se que es lo que el destino me quiere decir- dijo Alejandro confundido- perdón no me presente disculpe, soy Alejandro
-Un gusto, yo se quien es usted ya que Romina me habló mucho de usted- él abrió los ojos grandes y Silvia dio una risa- no se preocupe que todo lo que dijo fueron maravillas de usted… yo nunca había escuchado ni a una quinceañera enamorada hablar con tanto amor de alguien como Romina lo así de toda su familia no solo de usted- Alejandro dio un suspiro y dijo
-Uf! que alivio- los dos rieron, conversaron por un largo rato de todo un poco, Silvia no se sintió con la confianza plena para contarle la tragedia que llevaba en sus espaldas pero sí hablaron de todo un poco y ambos conociéndose mas, así les llegó el amanecer caminando y conversando entre risas y lagrimas que compartían, él la acompañó hasta la puerta de su casa y luego volvió al hotel todos ya se habían ido a descansar asique él también hizo lo mismo
Al día siguiente se levantaron casi a la hora del almuerzo, todos se juntaron en el restaurante, almorzar algo liviano, luego todos salieron a caminar por la playa, en forma de despedida ya que en la noche volvían a casa después de tantos días.
Alejandro había reservado en un restaurante fuera del hotel y había invitado a Teresa y a su papá y a último momento también invitó a Silvia. Cuando ya estaban todos en la mesa Alejandro tomó su copa se paró y pidió atención que iba a decir unas palabras.
Quiero agradecer a Teresa y a Ricardo su papá quienes han demostrado ser unas personas amables y muy atentas, no sólo con nosotros en estos días que hemos estado aquí, sino con Romina estoy muy agradecido por los cuidados que le dieron el tiempo que ella estuvo aquí y a Silvia también por haberla acompañado en sus momentos mas difíciles. Tienen un hotel hermoso y trabajan con gente muy amable. Gracias por todo y los esperamos para cuándo nos quieran ir a visitar, porque tanto para como para mis hijas ustedes ya son parte de nuestra familia.
Se hizo un brindis por los agasajados y se continuó con la cena, sus hijas se preguntaban quien era Silvia la habían visto alguna vez en el hotel pero no sabían nada de el. Luego volvieron al hotel y cargaron sus maletas e iniciaron el viaje de vuelta a casa. Viajaron toda la noche, Alejandro iba en su coche con Guadalupe, de vez en cuando le prestaba el auto así él descansaba y ella aprendía a conducir. En otro coche iban Diego, Julieta, Santiago y Juliana. Solo Diego y Santiago se turnaban para conducir ya que a las chicas no les gustaba conducir en ruta. Llegaron a casa al amanecer en cuanto se bajaron Julieta preparo café para todos, después de beber el café y descansar un rato cada uno se retiraron a su casa, Alejandro los despidió a cada uno en la puerta de su casa.