Sinopsis Propuesta
En un mundo donde la fama y el poder pueden hacer que los secretos más oscuros salgan a la luz, una joven se encuentra atrapada entre el deseo y la traición. Tras un encuentro casual con un miembro de EXO, su vida da un giro inesperado: queda embarazada y se ve envuelta en una red de engaños y maltrato.
Mientras intenta proteger su secreto, es secuestrada por un grupo que quiere usar su conexión con la celebridad para sus propios fines. A medida que la trama avanza, se revela que cada personaje tiene sus propios secretos, y el amor puede ser tanto una salvación como una condena.
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Capítulo 5: La Tranquilidad Antes de la Tormenta
Valeria se despertó esa mañana con una sensación inusual de calma. Habían pasado varias semanas desde el último mensaje amenazante de Marco, y el silencio era tan extraño como bienvenido. La vida en el pequeño refugio junto a Jihoon se había convertido en una rutina segura: desayunos compartidos, caminatas por el parque, y largas conversaciones en las que él le ofrecía su apoyo incondicional.
La puerta de su habitación se abrió suavemente, y Jihoon apareció con una sonrisa y una bandeja de desayuno. —Buenos días, dormilona. Pensé que te vendría bien un desayuno en la cama hoy.
Valeria sonrió, sintiéndose agradecida. La amabilidad de Jihoon era como un bálsamo para las heridas que aún no terminaban de sanar. —Gracias. No sé qué haría sin ti —dijo sinceramente, mientras él se sentaba a su lado.
—Y espero que no tengas que averiguarlo. —Jihoon le guiñó un ojo y se acomodó, mirándola con ternura—. Hoy pensé que podríamos hacer algo diferente. ¿Te gustaría salir a algún lugar fuera de la ciudad? Podríamos visitar el lago.
La idea la emocionó y, al mismo tiempo, le produjo una ligera inquietud. Pero se recordó a sí misma que no podía vivir con miedo para siempre. Marco había estado en silencio, y parecía que, gracias al plan de Seojin, su rastro falso había funcionado.
—Suena perfecto. Hace mucho que no tengo un día tranquilo en un lugar bonito.
Pocas horas después, ambos se encontraban en la carretera, alejándose de la ciudad hacia el lago. Jihoon había preparado todo: una manta, una cesta de picnic, y hasta una pequeña botella de vino para acompañar el momento. Mientras conducían, él le contaba anécdotas de su infancia, y Valeria, por primera vez, sintió que podía reír sin temor a que alguien se lo arrebatara.
Cuando llegaron al lago, el agua brillaba bajo el sol, y el paisaje era tan pacífico que Valeria sentía como si estuviera en un sueño. Se instalaron en una zona apartada, donde apenas se escuchaba el suave rumor del agua y el canto de los pájaros.
—Este lugar es mágico, Jihoon —murmuró Valeria mientras se acomodaba en la manta.
—Es uno de mis favoritos. Y ahora, es aún mejor. —Jihoon la miró, sus ojos llenos de calidez. Con suavidad, se inclinó hacia ella y la besó. Fue un beso lento y lleno de promesas, uno que Valeria sintió en lo más profundo de su ser.
La tarde pasó en una mezcla de risas, miradas cómplices, y momentos de tranquilidad en los que el silencio entre ellos lo decía todo. Pero a medida que el sol comenzaba a ponerse, Valeria no pudo evitar que un ligero temor comenzara a infiltrarse en su mente. Marco seguía siendo una amenaza, aunque distante.
De regreso a la ciudad, una inquietud crecía en su interior, y Jihoon lo notó. —¿Estás bien? —preguntó mientras la miraba de reojo, concentrado en la carretera.
—Sí, es solo que… me siento culpable por sentirme tan feliz, como si fuera una traición a lo que debería estar haciendo. Sé que Marco sigue allí, y temo que esto sea solo una pausa antes de que algo vuelva a ocurrir.
Jihoon suspiró, su rostro tomando una expresión seria. —Entiendo, Valeria. Pero también mereces momentos como estos, momentos en los que puedes disfrutar sin mirar atrás. Y si Marco vuelve… no estaremos desprevenidos. Estamos listos para enfrentarlo.
Las palabras de Jihoon eran reconfortantes, pero una parte de ella no podía sacudirse la sensación de que algo estaba a punto de suceder. Cuando llegaron a la ciudad, la noche ya había caído, y el ambiente era tranquilo. Sin embargo, al acercarse a su refugio, una figura en la distancia hizo que su corazón se detuviera.
Marco estaba ahí, apoyado en un poste, esperándola. Su sonrisa siniestra y la mirada fría hicieron que todos sus miedos regresaran de golpe. Había logrado encontrarla, una vez más.
—Valeria, mi querida Valeria. ¿Pensaste que podrías huir para siempre? —La voz de Marco era suave, pero cargada de veneno.
Jihoon reaccionó rápidamente, tomando la mano de Valeria y colocándose frente a ella en un acto protector. —Déjala en paz, Marco. No tienes ningún derecho sobre ella.
Marco soltó una carcajada. —¿Derecho? Ella es mía. No sabes nada de lo que hemos pasado, de lo que ella ha hecho. ¿De verdad crees que puedes protegerla de mí?
—La verdad es que sí —respondió Jihoon con firmeza—. Porque ella no te pertenece, y nunca más lo hará.
La tensión en el aire era palpable. Valeria sintió que el miedo la paralizaba, pero al mismo tiempo, algo dentro de ella comenzaba a encenderse. Ya no quería vivir como una víctima, escondida en las sombras.
—No me importa lo que digas, Marco. Esto termina hoy. —Las palabras salieron de su boca con una fuerza que no reconoció como suya.
Marco dio un paso hacia ellos, pero en ese instante, Jihoon sacó su celular y presionó un botón que había preparado con anticipación. Una alerta de emergencia que había acordado con Seojin. Apenas unos minutos después, varios hombres de seguridad que Jihoon había contratado comenzaron a llegar, rodeando a Marco.
—Parece que esta vez no eres tan intocable como creías —dijo Jihoon, manteniendo a Valeria cerca.
Marco los miró con una furia contenida, pero sabiendo que no tenía escapatoria. Los guardias lo rodearon, y uno de ellos le informó que tenían orden de proteger a Valeria a toda costa. La expresión de Marco cambió de arrogancia a una mueca de frustración. Sabía que esta vez no podría intimidarlos como antes.
Cuando finalmente se lo llevaron, Valeria sintió una mezcla de alivio y agotamiento. Sus piernas temblaban, y Jihoon la sostuvo con suavidad, permitiéndole apoyarse en él.
—Terminó, Valeria. Él ya no tiene poder sobre ti.
Ella asintió, sintiendo cómo las lágrimas caían sin control. Era una liberación que llevaba esperando demasiado tiempo, un final que nunca pensó que llegaría.
—Gracias, Jihoon. —Sus palabras eran apenas un susurro, pero en ese momento, toda su gratitud estaba reflejada en su mirada. Jihoon la abrazó con ternura, sabiendo que, juntos, habían superado la tormenta.
Esa noche, mientras Valeria miraba las estrellas desde la ventana, supo que finalmente era libre.
Lo bueno novela corta pero con toda el alma
Aplausos