Kozłowski

"Vaya sentido de humor que tiene." Sus párpados le pesan y termina mostrando una cara de aburrimiento. Cambia su expresión al notar que Thomas parecía no despegarle la mirada de encima y busca en la mesa el menú para distraerse y ordenar algo rápido.

Se acerca un mozo a pedir su órden, Richard no sabe que contestar, pero Thomas parece muy gustoso de contestar por él. Pide una botella de vino tinto y una comida de nombre extraño, de seguro muy francesa y refinada.

—Nunca me imaginé que fueras a invitarme a cenar. Es casi imposible imaginarte cenar con alguien como yo.— Habla Thomas dejando el menú en la mesa, ya ha venido varias veces y sabe bien que comida pedir.

—Ni yo me lo creo.

—No es por nada, hombre, pero eres muy... No sé, ¿Raro? Eres demasiado callado y eres muy sumiso a todo, te dejas controlar por cualquier y además...

— Hace una pausa, decidiendo si decirle o no lo siguiente.—¿Quién no llora por la muerte de su madre? Eres un monstruo inhumano, Richard.

—Ah... Qué buena opinión. ¿Eres muy unido a tu madre?

—Mmh, sí. Al parecer tú no.— voltea la mirada hacia el mozo que traía una botella de vino tinto y dos vasos. —Richard, las madres son las mujeres más importantes del mundo.

—Y las más insoportables.— agrega Richard, metiéndose en el discurso que le daría.

—¿Eras una pequeña mierda de niño? Parece que sí, debías de ser muy mimado. Tu madre de seguro se rompía la espalda para cuidarte.

—Ni siquiera la veía en todo el día.

—Porque trabajaba.

—No, porque esa infeliz me tiraba en la casa de mi tía para no tener que cuidarme. Ella se la pasaba más cuidando de mi hermano y con mi padrastro que conmigo, quería más a su otra familia que a mí y a mi padre.

—¿Acaso eres bastardo?

—Mi padre era un militar que podría darte un balazo si siguiera vivo, aunque tampoco me agradaba, ese cabrón ni siquiera le gustaba verme respirar y me evitaba a cada rato. Él murió y mi madre saltó en los brazos de su amante.

—¿Ves? Ese es tu problema, eres muy insensible. Tus padres de seguro estaban muy ocupados y se encargaban de sus problemas. De seguro estás mezclando varias cosas que no son, Richard. Eso te hace un malcriado.

—Thomas, con todo respeto, come mierda. — Se levanta de la silla y tira su vino sobre el traje del contrario.

Siente sus venas estallar de la rabia y camina con rapidez hasta los baños de hombres. Entra dando un portazo, sin pensar ni un segundo si había más gente adentro. Se acerca al lavamanos y abre el grifo, ve el agua fluir y pone sus manos juntas bajo ella para almacenar la mayor cantidad posible. Acerca el agua en sus manos a su rostro y lo tira en su piel, siente un ardor fugaz y suelta un bufido. Con su cabeza baja, mira sus manos rojizas de andar apretándolas como puño en todo el camino al baño.

Levanta su cabeza y observa su reflejo en el gran espejo del baño.

—Ese hijo de puta... Cálmate, Richard. Luego le cortarás el cuello y lo verás muerto en el suelo llorando como un maricón mientras intenta parar la hemorragia. — trata de animarse, recordando que la cena era parte del plan. Posiblemente la haya arruinado, pero se las arreglará para solucionarlo de alguna forma.

Escucha el sonido de la puerta abrirse y dirige su atención hacia el hombre que entraba y se iba directamente a los orinales. Baja un poco sus pantalones y suelta un suspiro de alivio al escuchar como su orina sale libremente.

Richard se acerca atrás del hombre que vestía como mozo del restaurante y con una mano agarra su cabello. Lo tira hacia atrás y lo da vuelta hacia el espejo del baño.

El hombre no sabe como reaccionar, y tampoco tuvo tiempo para hacerlo. Su cabeza fue estrellada violentamente contra el espejo, rompiéndolo en mil pedazos y destruyendo la piel de su rostro. Intenta alcanzar su cabeza con sus manos y librarse de las manos del de traje, pero es golpeado una y otra vez contra el espejo. Gotas de sangre caían en fila desde su rostro hasta en piso, manchando todo de ese color rojizo.

Oye como la respiración del mozo va bajando de ritmo y deja de golpear su cabeza contra el espejo. Suelta su larga cabellera y lo deja caer en el suelo lleno de manchas de sangre y vidrios rotos del espejo. Richard lo ve, el cuerpo ha quedado pecho abajo y su rostro acostado de un lado contra el frío suelo. Sale mucha sangre de su naríz rota y de su boca, sus ojos están en blanco, ni siquiera parecía estar consciente.

Levanta la mirada y mira al espejo hecho pedazos. Su mirada muerta parece brillar y tener vida, sus ánimos se subieron luego de armar aquel pequeño escándalo.