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Carmesí

Carmesí

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Matrimonio entre clanes / Familias enemistadas / Secretos de la alta sociedad / Mundo de fantasía / Enfermizo
Popularitas:1.1M
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Primer libro de la saga colores

Eleana Roster es hija de un fallecido conde, su hermano queda a cargo de su tutela y la de su hermana. La única preocupación es conseguirle esposos adecuados, pero la vida de Eleana no a sido del todo plena, debido un accidente que sufrió de pequeña a tenido que sobrellevar sus veinte años con una discapacidad, soportando muchos desprecios y cuando su hermano decide presentarla en sociedad recibe un desplante que le cambiará la vida por completo.

NovelToon tiene autorización de thailyng nazaret bernal rangel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

FLECHADOS

...DORIAN:...

Allí estaba la Señorita Eleana, en el jardín sonriéndole al jardinero y dejándose sostener por él como si tuviese todo el derecho. Me recorrió un extraño impulso de ir a romperle las manos al infeliz, de arrancarle los ojos por observar a mi esposa de esa forma y deseaba tanto salir a cumplir con mis pensamientos, pero afortunadamente se apartó de él.

Me quedé expiando a la señorita cuando se adentró al jardín y algo llamó su atención en los arbustos. Todo mi interior se despertó en otro tipo de impulso cuando sostuvo una liebre moribunda, así que salí apresuradamente para salvar al pobre animalito.

Mientras me dedicaba a atender la herida, ella se quedó en silencio, acompañándome y acariciando la liebre de pelaje gris con toques blancos. Envolví la herida con una venda cuando terminé de suturar.

— Ya no hay más que hacer, solo esperar a que sane — Dije, cerrando el botiquín, la mirada de la señorita se enfrascó en la liebre sedada, sus ojos estaban brillantes, como si estuviese conmovida.

— Si no la hubiese visto probablemente habría muerto — Susurró, tocando las orejitas.

— Si, pero gracias a usted está a salvo — Apoyé mis brazos en el escritorio.

Me observó de reojo — Usted hizo la mayoría, yo no sabría que hacer con la herida.

Elevé una esquina de mi labio.

— Fue un trabajo en equipo.

Ella siguió acariciando a la liebre, su cabello rozando su rostro y sus labios en una sonrisa satisfecha, detallando las respiraciones agitadas del animal.

Por un instante quise ser esa liebre.

— No pensé que se sintiera tan bien — Confesó.

— ¿Qué cosa?

Giró sus ojos hacia mí.

— Salvar a un animal.

Mi corazón se aceleró a un ritmo casi frenético.

— Tal vez es porque es la primera vez que salvo una vida — Agitó su cabeza como si fuese ridículo.

— No, esa sensación se queda, cada vez que ayudo o salvo a un animal, la siento, es algo hermoso saber que estuvo en mis manos cambiar el destino de criaturas tan nobles como lo son lo animales — Confesé, con una sonrisa y me observó tan maravillada que me aclaré la gparganta, borrando mi sonrisa.

Apretó su boca y se giró nuevamente hacia la liebre.

— ¿La llevará al refugio?

— Por ahora la mantendré aquí, hasta que no requiera tanto cuidado, debo colocarla en un lugar pequeño para que no se mueva demasiado o la sutura se abrirá — Me agaché para tomar una caja debajo del escritorio, la tomé y me levanté.

— ¿Podría colocarla adentro? — Preguntó, levantándose también.

Asentí con la cabeza.

Se acercó y con mucho cuidado levantó la liebre.

Tomé el pañuelo y lo acomodé dentro de la caja. La colocó dentro y sonrió.

— Es tan linda — Suspiró como una niña pequeña.

No pude evitar perderme en esos rasgos llenos de inocencia y felicidad.

Jamás había dormido con alguien a mi lado y el calor de su cuerpo, el latir de su corazón y la sensación de compañía, tuve un sueño tranquilo por primera vez en tanto tiempo.

Era tonto que necesitara de ella para sentirme mejor, pero no podía evitarlo. Estuve tanto tiempo solo que su compañía era como el aire para respirar, quería acercarme más y más.

En ese instante me atreví a romper la distancia.

 Aproveché que estaba entretenida para acercarme hasta rozar mi cuerpo con el mío.

Hizo sonidos mimosos cuando la liebre empezó a abrir sus ojos, agitando sus orejas dentro de la caja, pero mi mirada no podía despegarse de su rostro.

Sentí su perfume, olía diferente, pero exquisito y el calor de su cuerpo me recordó a la noche anterior. Había tenido que mantener mis manos quietas mientras ella dormía, pero estaba tan cansado de mente, alma y cuerpo que solo quise disfrutar de la cercanía. De tener su cuerpo a mi lado, alejando las pesadillas y los malos recuerdos que se empeñaban en aparecer todas las noches.

Sus mejillas estaban tan sonrojadas ahora, notando mi cercanía, pero siguió fingiendo su atención en el animal.

La rodeé contra el escritorio, lento y calculado.

Posé una mano en su espalda baja y todo su cuerpo se estremeció ante el toque.

Ya no soportaba, necesitaba enormemente besarla y no iba esperar más.

Se tensó bajo el agarre suave y se quedó en silencio. Giró su rostro hacia mí, con sus ojos muy abiertos y sus labios jugosos separados.

Sostuve su barbilla y acerqué mi boca a la suya.

La besé, posando mi boca con delicadeza.

...ELEANA:...

En un instante estaba entretenida con la liebre y al instante mi cuerpo se erizó cuando aquella calidez que ya conocía se acercó. Me rodeó y mi corazón se desbocó, mi respiración se agitó al instante cuando la mano del duque se posó descaradamente en mi espalda, pero a pesar de la intriga y los nervios, no me separé, no pude.

Estaba dominada por las nuevas sensaciones que se dispararon rápidamente en mi interior.

Tuve que apretarme contra el borde el escritorio cuando presionó su cuerpo contra el mío. Su pecho rozó mi brazo y mis dedos se cerraron.

Hizo todo con movimientos lentos y cuidadosos.

Su mano se elevó y me tomó la barbilla para girar mi rostro hacia el suyo.

Sus ojos eran salvajes, pero separó la distancia tan rápido que su boca aterrizó en la mía.

Por unos segundos se mantuvo quieto, permitiendo que yo pudiera sentir la suavidad de su boca.

Cerré mis ojos, temblando con tanta fuerza que pensé colapsar.

Sus labios se movieron sobre mi labio inferior, atrapando y luego succionando suavemente.

Algo me atravesó como una flecha y me separé abruptamente, empujando su pecho.

Mi respiración estaba tan agitada.

El duque me observó, sus ojos cada vez más brillantes y se acercó como un lobo.

— No tenga miedo, es normal — Dijo con una voz completamente diferente.

— Jamás me besaron.

Toqué mis labios, se sentía extraño.

 Rompió la distancia nuevamente y me tomó la mano para alejarla de mi boca.

Me quitó la bufanda y luego deslizó sus dedos por la piel de mi cuello, hasta llegar a la parte de atrás, debajo de mi trenza. El agarre me dejó inmóvil y con la insoportable sensación de dolor dulce en una zona que me hacía avergonzarme.

Mi garganta parecía tener un nudo y un sonido agudo salió de mi boca, volví a cubrir mi boca. ¿Qué rayos fue eso? Seguramente me veía patética.

Me apartó la mano de nuevo y rodeó mi cintura para empujarme contra su cuerpo. Me mordí los labios.

Se agachó para llegar a mi boca y la atrapó con más brusquedad.

No podía respirar lo suficiente cuando deslizó sus labios con un poco de rapidez. Aferré mis dedos a su abrigo, intentando encontrar la forma de poder llegar el ritmo con el que besaba.

Me estaba besando y era como un sueño. Un sueño que jamás podría tener, ni igualar las sensaciones que estaban dominando mis sentidos y mi razón.

Tiró y succionó mis labios con tanta intensidad que me sentía flotando.

Algo se clavó en mi abdomen, duro y fuerte, eso provenía del duque, tan salvaje como sus besos.

Me separé, inhalando aire.

— Por favor, un poco más lento — Jadeé.

— Lo siento, es que no puedo contenerme — Masculló y rodeé sus hombros.

Nuestros labios se tocaron una vez más, los exploró con delicadeza y me guió. Le devolví el beso, explorando los suyos, eran carnosos y de sabor dulce.

— Así, eso es — Gruñó, separándose un poco y volviendo a besarme, mordió con suavidad, me sobresalté — ¡Qué boca tan deliciosa, me encanta! — Exclamó y me abrió la boca con la suya, presionando esa dureza con más fuerza contra mí.

Su lengua se adentró en mi boca y buscó la mía. La acerqué tímidamente y una ola de esa sensación explosiva me recorrió los muslos cuando se encontraron.

Enterré mis manos en mi cabello, moviendo la boca con más confianza y ritmo.

Soltó otro gruñido desde el fondo de su garganta.

No sabía cuanto tiempo pasó, pero siguió besándome y a pesar de que me dolían los labios no podía separarme, no era suficiente, necesitaba más.

Un movimiento brusco en la caja del fondo le hizo soltarme.

Mi respiración se escuchaba en las cuatro paredes cuando se alejó para ver a la liebre. Se había despertado y parecía tener más energía, caminando dentro de la caja.

Él suspiró, observándome por encima de su hombro, se acomodó el cabello.

No me había percatado de que solté el bastón y estaba tirado en la alfombra.

Me aproximé, pero él lo recogió por mí y me lo tendió.

— Debe tener hambre — Dijo después de volver su atención a la liebre, siseó para que se calmara, estaba alterada y asustada por hallarse encerrada allí.

— Si, la pobre debe estar hambrienta — Mi voz seguía jadeante.

Sonrió de una forma que no comprendí y se giró para sentarse al borde del escritorio. Tomó mi mano y tiró de mi cuerpo, hacia el suyo. Me rodeó en sus brazos y me quedé quieta, tratando de poner en orden todos mis pensamientos y sensaciones.

— No debe ponerse celosa — Dijo contra mi oído y fruncí el ceño.

Me aparté un poco para observar su rostro.

— ¿A qué se refiere?

Me pellizcó la nariz.

— A lo que me dijo en la habitación — Dijo una una sonrisa burlona — Sobre cierta vieja a la que supuestamente le coqueteo como a usted.

— Yo no estoy celosa — Gruñí, intentando salir de su prisión de brazos, pero me sostuvo con más fuerza — Solo odio que me mientan.

Forcejeé, pero no pude con su fuerza.

— No le mentí.

— Me ocultó que tenía una amante ¿Para qué se casó conmigo si la tenía a ella? — La rabia reemplazó todo lo que había sentido con el beso.

Se rió y viajó sus manos hacia mis caderas.

— Yo no tengo amante.

— ¿Y entonces ella qué es? — Empujé sus hombros — Esa doña vino a buscarlo... — Yo los ví en el bosque, gritaba mi interior — Pretendía quedarse aquí.

— No la he tocado en años, lo que le dijo fueron puras patrañas Señorita Eleana — Dijo, presionando mis caderas, haciéndome soltar un quejido — No necesito a otra mujer en mi vida, la tengo a usted, que aunque no le guste, es mi esposa.

— No le creo...

— ¿El beso no le dijo lo suficiente? — Bajó su mirada a mi boca y dejé de luchar.

— ¿Quién es esa doña? — Exigí y elevó una ceja.

— Es solo una doña y está en el pasado.

— ¿Con derecho a estar en su presencia? — Gruñí irónicamente.

— ¿Ahora pretende ponerse en ese plan cuando hace rato estuvo sonriéndole al jardinero y dejando que la toque? — Gruñó cerca de mi boca, resoplé — ¿Desde cuándo se tienen tanta confianza?

— Solo es amabilidad, algo que usted no parece conocer — Dije y rozó su nariz con la mía, haciéndome bajar la voz.

— No me gusta que se porte tan "amable" con otro hombre — Enfatizó en la palabra amable, me parecía tan ridículo.

— ¿Entonces usted si puede ser amable con las doñas? — Le enseñé los dientes y alzó sus cejas.

— ¿Las? ¿Ya no es una?

— No lo sé, dígame usted.

— Solo es una — Batió sus encantadoras pestañas — Usted. Mi esposa. Es mía.

Mi estómago sintió unas alas agitándose.

— Yo no soy una doña.

— Con ese humor está por convertirse en una — Dijo, abrazándome.

— Es un idiota — Escupí y se rió, atrapando mi boca con profundidad.

Me derrumbé contra su cuerpo, rendida ante la danza sensual de sus labios. Vaya que si sabía besar, era un experto y la rabia se convirtió en excitación.

— ¿Ya mejor o no? — Preguntó, pellizcando mis mejillas.

— No, aún estoy molesta — Dije, elevando mi barbilla con altanería.

— ¿Quiere más besos?

— Inténtelo — Lo reté y besó mis mejillas primero.

— Nadie se resiste a mis besos y usted no será la primera.

Otro beso y no discutí más.

Estaba perdida ante ese hombre y ya no podría verlo con odio, ni con desprecio. Solo quería estar cerca de él y no dejar de besarlo, sentir su cuerpo junto al mío.

Por primera vez, haberme casado con él no me pareció un castigo, ni un ensañamiento del destino.

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Maryuly Parada
celos de tus ojos cuando miras a otro chico siento celos turutu celos🤣🤣
Lidia Rios
EXCELENTE 👌 NOVELA 👍FELICIDADES 👏 AUTORA ESTUVO GENIAL GRACIAS
Leslie Valencia
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Milagros Valderrama
excelente novela me tiene atrapada felicidades autora
Violette Hernandez
Bueno al menos dió a entender que Lean quedaría con una mujer 😁😁 excelente historia me super encantó 😍☺️
Violette Hernandez
He leído tantas novelas en ésta aplicación,y te felicito por salir de lo mismo y hacerme dar opiniones sobre cada que se hiba desarrollando la trama, me encantó la novela, y buscaré tus otras obras para ver, felicidades nuevamente y gracias por ése talento que tienes y compartes con nosotras ☺️
Violette Hernandez
No quiero sonar mal con mi comentario, pero espero y el inútil de lean si consiga una esposa y no se quede a gobernar con el Rey que al parecer eso dieron a entender 🙄🙄🙄
Violette Hernandez
además no sé porque Eleana abogó por O'brien el echo de que le ayudase un poco,no borraría todo el mal que hizo y el rapto de ella y de su hermano 🙄🙄
Violette Hernandez
estoy de acuerdo con Barbara, mínimo más años de esclavitud y sin lengua 😛,y le falló a Eleana,tan disque hábil con las dagas,de perdido le hubiera dejado una muy buena rajada en la cara a la bruja para quitarle ésa cara de Reyna que tenía, para que le quedarán unas grandes cicatrices y lastimar sus piernas para que también quedará imposibilitada 🙄🙄😉
Violette Hernandez
Éso precisamente es lo que me molesta de Eleana que por estar mal del tobillo en lugar de ayudarle sólo sea una gran carga para todos 🙄🙄🙄 y ahora "resulta"que O'brien le tiene odio a la hermanita 😑 después de todo lo malo que ha echo y que no es justificable, todavía hubiese sufrido algo peor como Dorian estaría de acuerdo 🙄🙄
Violette Hernandez
Exacto! totalmente de acuerdo con todas,no tenía a qué salir, ahora otra carga más para Dorian,mujer inútil 😤en lugar de ayudarle le provoca más problemas
Violette Hernandez
será que ya la Reyna está sospechando de él y por eso no está el hermano??? ojalá y no haya ido a espiar a Eleana y o hacerle algo
Claudia Zapata
Excelente
Violette Hernandez
Y aparte el hermano no ayuda en nada 😤😤 sólo en puro criticar
Violette Hernandez
Humm tendría que haberse cuidado más Dorian,se le fue de las manos,y realmente no es nada bueno que esté embarazada,me hubiese gustado que no pusieran un embarazo 😕 porque en lugar de que aprendiera a defenderse y ser más útil, ahora es otro problema más para él 😑😑
Yesica López
Cuando leí la novela celeste que es la de Lean medí cuenta que avían otra aparte de esa y me encontré con la historia más hermosa que e leído una supera ala otra hay estoy emocionada de leer la otra gracias me gustó mucho /Smile//Smile//Smile//Smile/
Leidy Bacca
está muy buena la novela
Violette Hernandez
cómo me hubiera gustado que el hermano de Eleana en lugar de criticar hubiese ayudado en todo, valiente tipo remilgoso 😤
Violette Hernandez
totalmente de acuerdo contigo Tinmey, ya me harto el hermano, ojalá y también tenga su secretito para que los deje en paz,y me hubiese gustado que ella se le pudiera componer el pie 🤔😔
Violette Hernandez
Muy cuestionable su proceder,no tenía derecho a leer su escrito, aún siendo la esposa, que confianza cree que le tendrá él si llega a enterarse, debió de aguantarse hasta que él le contara
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