Rocío se encuentra en un matrimonio que no la satisface. Se casó con su esposo solo porque consideró que era lo correcto tras quedar embarazada, dejando en pausa todos sus sueños.
Un accidente de tránsito traerá luz en su camino lleno de oscuridad. Y la pondrá frente a situaciones que nunca imaginó que viviría como madre y como divorciada.
¿Puede el amor regresar a la vida de una mujer que perdió la fe? ¿Podrá aceptar que existen las segundas oportunidades?
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XXIV - Desafíos
Capítulo veinticuatro
Rocío regresó a casa después de una jornada extenuante en la empresa. A pesar de su agotamiento físico y mental, sentía la tensión acumulada en sus hombros y el peso del estrés sobre su mente. Cada paso resonaba como un eco de fatiga en su interior.
La luz del sol se filtraba por las cortinas, destacando los detalles de su hogar. A pesar de la familiaridad del entorno, algo había cambiado dentro de ella. La noticia sobre la verdadera identidad de Luca, su jefe y subyacente amigo, había alterado su percepción y generado una incomodidad inesperada.
Al quitarse los zapatos, sintió cómo los problemas del día se acumulaban en su espalda. El dolor en sus párpados se hizo más presente; sus ojos ardían de cansancio y estrés acumulado. No debió estar tanto tiempo con los ojos abiertos, lo que le recordó el reclamo que Luca le había hecho.
El recuerdo de la conversación con Luca flotaba en su mente, trayendo consigo una mezcla de emociones confusas. Antes, cuando pensaba que él era solo un compañero que la había ayudado, la amistad que había empezado a gestarse parecía natural. Sin embargo, la revelación de su identidad como sub jefe de la empresa cambiaba las reglas del juego. La incomodidad se había instalado en su pecho y no entendía porque le hacía tan mal.
El recuerdo del abrazo con la joven que entró en la oficina de Luca se había sumado al malestar. ¿Quién era ella? ¿Qué relación tenía con él? Las dudas atormentaban su mente, generando una sensación de distancia y desconfianza hacia Luca.
A pesar de la fatiga, Rocío sabía que necesitaba enfrentar la situación con su exesposo. Sin embargo, la idea de lidiar con las tensiones legales y las complejidades emocionales la tenían sin fuerzas. Ya que la situación legal se estaba tornando más complicada de lo que Rocío esperaba. El rechazo de su exesposo a firmar el acuerdo de divorcio, a menos que ella entregara los códigos y proyectos de la empresa donde trabajaba era una estrategia inesperada y desalentadora. Saber que él no reconocía su trabajo, y planeaba incluso demandarla argumentando que había sido ella la que robó la información para molestarlo le generaba una profunda preocupación.
La abogada de Rocío revisó minuciosamente la reglamentación, y no había manera de probar que Rocío era una empleada de la empresa ya que ella no cobraba un sueldo. Buscaban cualquier resquicio legal que pudiera ayudar a proteger los intereses de Rocío. Sin embargo, enfrentarse a un proceso legal con su exmarido por la propiedad intelectual y los códigos de software que ella había desarrollado para la empresa era una perspectiva agotadora y estresante.
—Rocío, esta situación es delicada. Tu exmarido está buscando cualquier manera de obstaculizar el proceso de divorcio, y además está tratando de obtener algo que no tiene derecho a reclamar. Tendremos que tomar medidas legales para protegerte y asegurar que se respeten tus derechos laborales —explicó la abogada, visiblemente preocupada por la complejidad del caso.
Rocío se sentía atrapada en un juego legal desalentador y emocionalmente agotador. Había invertido años de esfuerzo y dedicación en la empresa familiar, y ver cómo su exesposo intentaba reclamar parte de ese esfuerzo le resultaba injusto y devastador.
—¿Qué puedo hacer? ¿Cómo podemos manejar esta situación? —preguntó Rocío, buscando una solución que le permitiera avanzar con el divorcio.
La abogada le explicó las diferentes opciones legales y estrategias que podrían seguir. Una de ellas era buscar pruebas contundentes que demostraran la autoría y propiedad intelectual de Rocío sobre los proyectos y códigos que había desarrollado. También se plantearía la posibilidad de un acuerdo económico para evitar prolongar el proceso legal, pero asegurando que sus derechos laborales y la propiedad intelectual estuvieran protegidos.
—Esto es mucho más complicado de lo que pensaba. No quiero perder lo que se construyó, pero enfrentar un proceso legal con mi exmarido. No es algo que les hará bien a las niñas. Necesito un momento para pensar en todo esto —confesó Rocío, sintiéndose abrumada por la situación.
La abogada se mostró comprensiva y le aseguró a Rocío que tomaran el tiempo necesario para evaluar las opciones, esperaría su llamado al día siguiente.
Mientras intentaba procesar todo lo que estaba ocurriendo, se sentó en el sofá de su sala, buscando un momento de tranquilidad para ordenar sus pensamientos. El sol del atardecer se filtraba por la ventana, pintando tonos anaranjados en la habitación y proyectando una calidez que contrastaba con el remolino de preocupaciones que ocupaban su mente.
Con un suspiro profundo, Rocío se obligó a sí misma a desconectar temporalmente de la situación. Cerró los ojos y se sumergió en un momento de meditación breve, intentando encontrar una sensación de calma y claridad en su interior.
Las palabras de la abogada resonaban en su mente, ofreciendo diferentes enfoques para afrontar la situación legal. La necesidad de proteger su trabajo y sus derechos laborales se mezclaba con el deseo de evitar un largo y desgastante proceso que pudiera afectar la estabilidad emocional de sus hijas.
Entre tanto, el dilema de cómo manejar su relación con Luca, ahora sabiendo su posición en la empresa, también pesaba en sus pensamientos. La revelación había creado un abismo de desconcierto entre ellos, y Rocío se preguntaba si podría mantener una relación profesional con él después de saber su rol en la empresa.
La presión de tomar decisiones difíciles, tanto en el ámbito personal como laboral, la abrumaba. A pesar de sentirse exhausta, sabía que debía afrontar estos desafíos con determinación y prudencia.
Después de unos momentos, abrió los ojos y se permitió respirar profundamente. Se levantó del sofá y caminó hacia la cocina para prepararse una taza de té, buscando en esa rutina una pequeña distracción y un momento de descanso.
Mientras esperaba que el agua se calentara, tomó su teléfono y marcó el número de Luca. A pesar de todo, sabía que necesitaba mantener una comunicación profesional y continuar con su trabajo en la empresa de la mejor manera posible.
—Luca, soy Rocío. Quería saber si podemos hablar sobre algunas cosas. Necesitaría discutir algunos temas laborales contigo —preguntó con una voz serena, a pesar de la agitación interna que sentía.
—Por supuesto, Rocío. Estoy disponible cuando gustes. ¿Dónde quieres que nos veamos? Si quieres puedo ir a tu casa —respondió Luca, demostrando sus deseos por ayudarla, los cuales permanecían firmes.
—No, me parece que lo mejor será ya no vernos fuera del trabajo. Mañana, si tienes tiempo antes o después de que comience el día me avisas e iré a tu oficina —respondió Rocío, tratando de saber si estaba bien que tuteara a su jefe.
Autora: Osaku
El mundo de Osaku siempre es un pañuelo!! Y todo, tarde o temprano termina saliendo a la luz 😱😱😱
Igual estoy tratando de hilar las situaciones y no sé cómo se dió el famoso encuentro.