Irma y Maribel dos hermana que llevan seis años sin verse.
Ambas con una vida distinta. Irma es la modeló y diseñadora estrella de una empresa de modas.
Maribel es alguien que trata de sacar a flote la empresa de su madre.
El novio de Irma le rompe el corazón. En un principio ella piensa en alejarse de él pero después de viajar a París para reunirse con su madre se le ocurre una idea.
Una idea que incluye a su hermana gemela.
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
las esmeraldas que los rubíes.
...Danilo....
Nunca me imaginé que Sebastián me golpearía por culpa de una mujer. No sé que me molesta más. Qué me haya golpeado o que esté reclamando a mi exnovia cómo suya.
¿Exnovia?, ése golpe eliminó algunas de mis neuronas. Irma no fue mi novia. Fue un aventura. Lo repetí una y otra vez. Quería convencerme de que no había sido alguien importante. Que sólo fue una aventura de dos años. Bastante largó para sólo ser eso. Es guapa y me encantaba. Tal vez le tomé un poco de cariño sin saberlo.
— ¿Amor que te pasó.? — ¿En qué momento llegó Samantha?
— ¿Qué haces aquí?
— ¿No puedo venir?
— Puedes pero debes avisar con anticipación.
— Pero tu dijiste que...
— No importa lo que dije. No tengo ni tiempo ni ganas de lidiar contigo. Vete.
— ¿Porqué me tratas así?
— QUÉ TE VAYAS. — Grité irritado. Ella me miró impactada. Es la primera vez que le gritó. — ¿No me escuchaste?. Vete.
Ella caminó a la puerta abrió y se fue.
Irma, ¿qué me estás haciendo?, ¿porqué no puedo dejar de pensar en tí?, ¿Porqué me molesta que beses a otro hombre?, ¿porqué me molesta que salgas con mi ex mejor amigo?, ¿porqué tus labios no responden a los míos?, ¿Porqué?, ¿PORQUÉ?
Tengo que sacarla de mi cabeza. No puede vivir controlando mi humor. Salí y tomé a Samantha de la mano.
— Amor perdón. He tenido problemas en el trabajo.
— No te preocupes. Te entiendo.
— Por eso te amo. Siempre me entiendes.
— Yo te amo más.
— Vamos a mi oficina. Quiero que me lo demuestres. — La llevé y cerré la puerta. Me senté en el sillón y la senté sobre mi. Entré en ella y empecé a moverme. — Estás muy mojada.
— Así me pones.
...Maribel....
Nunca había visto a Sebastián tan enojado. Por un lado me agrada que tenga carácter. Pero por otro no me agrada que se haya peleado con su mejor amigo. No es tan mejor amigo por lo que he visto pero me duele que tengo problemas por mi culpa.
— Sebas no debiste pelear con Danilo.
— El sabe lo que siento por tí. Pero se atreve a besarte. Además tuvo el cinismo de inventar que fuiste tú la que lo provocó.
— Retiró lo dicho. Debiste golpearlo aún más fuerte.
Sebas se rió.
— Si intenta algo de nuevo, lo golpeare más fuerte. Lo prometo.
— No te preocupes. Mi contrato termina en tres meses, voy a renunciar para no tenerlo cerca.
— ¿Vas a renunciar?
— Si.
— No puedes hacer eso. ¿Cómo voy a vivir sin verte todos los días?
Su comentario me hizo el día.
— Nos veremos todos los días. Pero fuera de la empresa.
— No quiero. No quiero que vayas a trabajar a la empresa de algún tipo que quiera conquistarte.
— ¿Quién iba imaginar que eres un chico tan celoso.? — Puse mis brazos sobre sus hombros. Casi lo besó cuándo mi secretaria entró.
— Lo siento señorita. No quise interrumpir.
Sebas y yo nos separamos.
— No te preocupes. ¿Que necesitas?
— Su padre la busca.
— ¿Mi que...? — Pregunté sorprendida. En ese momento entró ese hombre que no he visto en seis años.
— Hola hija. — Se me acercó y abrazó. Maribel olvida tu estúpido orgullo. El no sabe que eres Maribel. Piensa que eres Irma.
Sus brazos eran tan cálidos que no pude resistirme y lo abracé.
— Papá. Te extrañé tanto. — Enterré mi cabeza en su pecho. Mi padre es bastante alto. En verdad lo extrañé. El orgullo es tu peor consejero.
— Yo también te extrañe princesa.
— Yo los dejó solos. — Sebas iba salir pero lo detuve.
— Papá, quiero presentarte a Sebastián. — Mi padre lo observó. — Mi novio.
— ¿Tú novio.? — Abrió los ojos cómo platos.
— Mucho gusto. Sebastián Morris. — Sebas le dió la mano.
— Encantado. — Tomó su mano. — Hija. ¿Podemos hablar a solas?
— Bueno...
— No hay problema. Con permiso. — Sebas salió.
— ¿Tú novio?, ¿ese tipo.? — Me miró cómo si estuviera loca.
— Si. Mi novio. ¿Qué tiene?
— ¿No pudiste fijarte en alguien mejor?
— Sebas es un gran chico.
— Claro que es un gran chico. Sería el colmo que aparte de feo fuera malo.
— Te prohíbo que le digas feo.
— Pensé que salias con Danilo Aragón. El si está a tu nivel.
— Danilo es un idiota en toda la extensión de la palabra. Jamás saldría con ese tipo.
— Ya saliste con el. Y te veías muy feliz. — Mm, mínimo le presta atención a mi hermana.
— Estoy más feliz ahora. — Demasiado diría.
— Irma no te reco.. — De quedó a medias.
— ¿No me qué?
— Maribel.
¿Qué?, ¿cómo supo que era yo?
— No sé nada de ella. La última vez que la vi fue hace seis años. — Disimulé mi nerviosismo.
— Yo. Te pareces mucho a ella.
— Somos gemelas. Da. — Por favor que se crea mi actuación.
— Tienes razón. Te traje un obsequio. — Me pasó una cajita larga y negra. La abrí. Adentro estaba un bonito cortar de rubíes.
— ¿Te gusta?
— Si. Gracias.
— Los rubíes siempre te gustaron mucho.
¿A Irma?, claro que no. A ella le gustan más las esmeraldas que los rubíes. Parece que ni mi padre la conoce.