EL chico problema se declara a la chica más popular frente a toda la escuela, pero ella no es lo que aparenta.
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VOL3-CAPITULO 3: Endir
Capítulo 3: Endir
Vanaheim. Año 1215 de la era de Ydhin. Castillo de Don.
Estaba nerviosa. Había llegado el momento para Kallióp. Citó a su hermano en los antiguos calabozos del castillo de Don, donde la casa Fog se había asentado. Era el lugar perfecto para llevar a cabo el robo del destino, Fjor no sospecharía nada porque los calabozos tenían un significado para ellos, cuando niños, antes de que sus padres les impusieran el entrenamiento para hacerse dignos del nombre de Fog, ellos dos habían sido felices allí. Jugando en los calabozos donde nadie iba nunca, allí los dos hermanos fueron felices porque eran iguales. Y allí mismo Kallióp engañaría al destino.
Entre más se acercaba el momento Kallióp sentía más y más ansiedad. Pero estaba decidida a hacer lo que fuese necesario.
-Hermanita-La saludó Fjor. En todos esos años no había dejado de llamarla así. Ella odiaba eso y en general todo lo que tuviese que ver con Fjor. Aunque ella sabía que él no tenía la culpa aún así no podía evitarlo.
-Has llegado al fin Fjor. Siempre llegas tarde. -fue lo que le dijo. Kallióp creyó que los nervios no le permitirían hablar, pero lo hizo de forma natural.
Fjor sonrió, ya sabes que Endir no está tranquilo sino estoy yo cerca y entre ellos Hermelinda no es fácil de que me deje solo.
Endir era el nombre del grupo de guerreros que acompañaban a Fjor a todos lados. El hecho de que Fjor no quisiera hacer parte del Til Asgard o el juego de los dioses, no le quitó el prestigio en Vanaheim que ella esperaba. Hasta su padre lo había apoyado declarando que los Vanir eran lo suficientemente fuertes para no necesitar a Nueva Asgard para nada. Todo eso claro está había molestado aún más a Kallióp que había esperado ver caer en desgracia a Fjor. En cambio, con sus fieles camaradas de Endir viajaba por los mundos logrando hazañas que ya lo estaban haciendo famoso incluso fuera de Vanaheim.
-Pero aquí estoy, solo como pediste. -continuo Fjor-Y debo decirte que me agrada ver de nuevo estos calabozos. Cuantas veces no habremos jugado a las escondidas en este lugar cuando éramos niños. ¿Qué quieres decirme?
-Nada del otro mundo, Hermanito. Te he traído un regalo de mis viajes. Algo sencillo, una bagatela, pero me gustó para ti y lo compré. Son anillos gemelos.
Acto seguido le mostró el anillo rojo a Fjor y le mostró como se dividía en dos.
- ¡Hermana eso es genial!
Inocentemente Fjor extendió la mano y Kallióp le puso el anillo en el dedo índice de la mano izquierda, ya que el resto de los dedos los tenía ocupados con anillos mágicos.
-Vamos, ponte el tuyo ahora, se lo mostraremos a madre, hermana, seguro le gustará.
Kallióp dudó. Tuvo su anillo en la mano sin atreverse a ponérselo. Fjor entendió mal el gesto y lo que hizo fue quitarle el anillo y ponérselo el a ella.
Fue algo horrible, horrible de verás, Olfrik no le advirtió todo lo que pasó en ese solo instante. Sus cuerpos se cambiaron eso fue fácil e instantáneo, lo horrible fue que Kallióp fue consciente de toda la vida de Fjor. El conocimiento y la experiencia vivida por el cuerpo robado, todo estuvo claro para ella, no cabía interpretación ella era dueña de la información, conocía sus secretos, sus sentimientos como los de ella misma. Supo que a nadie más en todo el mundo Fjor amaba más que a ella, su hermanita, supo que solo a ella la trataba con tanta delicadeza, cuando a los demás les mostraba una severidad que les hacía temerle. Ni siquiera sus padres estaban por encima de ella en sus afectos. Fue consciente de las numerosas amantes que tuvo su hermano, hubo una vez un chico al cual besó, fue consciente del miedo que sentía cada vez que el se enfrentaba a un enemigo y la estasis supremo que vivía en una lucha a muerte. Fjor era un espíritu libre y fuerte. Un monstruo en cierta medida. Era algo que todos admiraban porque él lo merecía.
Kallióp se enteró de la verdad tras el ritual donde Fjor invocó a Hécate. La razón por la que rechazó a la diosa. Kallióp quiso vomitar entonces. ¿Es que el destino le iba a cobrar una y otra vez que ella quisiera cambiarlo? Y aún hubo algo peor en esos momentos, fue verse a sí misma, ver su antiguo cuerpo ahora mirándola con lástima.
- ¿Qué has hecho hermana? ¿Por qué si sufrías tanto nunca me lo dijiste?
Eso la horrorizó más que nada. Esas palabras significaban que él a igual que ella había recibido la información de ese cuerpo, sabía de sus tramas, de como se deshizo de Astrid, de su odio a todos, de su vergüenza por ser tan débil. Y el maldito Fjor se atrevía a tenerle lástima.
Esa vergüenza que sintió la impulsó a continuar, golpeó a su antiguo cuerpo de la forma que sabía lo dejaría inconsciente y encerró a su hermano en un calabozo. Ahora tenía poder y conocimientos, les arrojó un hechizo a las rejas para que no las pudiera abrir si despertaba. Aunque en su antiguo cuerpo sin poder, su hermano no tenía oportunidad.
Y ya estaba, el destino había sido robado.
-Soy la fuerza del destino. Soy la fuerza del destino.
Fjor se repitió así mismo, porque ahora ella era Fjor, el hechizo del dispositivo del enano le impediría utilizar su antiguo nombre, por lo que desde entonces debía incluso pensar en ella como Fjor. Nunca más Kallióp.
-Soy la fuerza del destino. Soy la caída de la casa Fog.
Fjor se quitó el anillo y lo destruyó con sus propias manos. Ya no había vuelta atrás. Fjor entendió al fin que no estaba engañando al destino, estaba cumpliéndolo. Pero no era solo su destino, era el destino de la casa Fog, porque la prueba de la diosa de la luna era… lo que le había pedido la diosa Hécate a su hermano a cambio de la runa de Odín y que él había rechazado llevar a cabo, fue la destrucción de la casa Fog.
Más sangre, el destino pedía más sangre.
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En Vanaheim cantarían desde entonces La caída de la casa Fog, desde el norte hasta el sur, desde el este al oeste y de vuelta, la matanza del heredero loco, Fjor de los Fog junto a su grupo llamado Endir, mataron a los miembros principales del clan, los ocho lideres y custodios, sus hijos e hijas.
El grupo era muy fuerte pero también lo eran los señores Vanir de Fog, pero fueron atacados por sorpresa, y Fjor era demasiado poderoso, así como los Berserkers que lo seguían en ciega adoración.
En Vanaheim se repudió desde entonces el nombre de Fjor y de todos los Endir. Fjor había matado a los de su casa, a su propia madre, a los de su clan a cambio de una runa de Odín.
Se dice en los cantos más populares sobre el tema que su padre Thorstein lo maldijo antes de morir en el trono del castillo Don, llamando a Fjor: Bölvun. Y eso le había vuelto loco de ira, tanto que hizo trizas el cuerpo de su padre.
Cubierto de sangre fue al templo de los Fog e invocó a la diosa de la luna para reclamar su runa de Odín.
Sobre el destino de la hermosa Kallióp, su hermana, no se cantaba en ningún canto.
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Era cierto que había invocado a la diosa envuelto en sangre. La diosa acudió a su llamada. Una figura de plata, brillante como la luna misma.
-Estoy confundida, habías dicho que no querías mi runa de Odín a cambio de la vida de otros. ¿qué ha cambiado? -El tono de la diosa era burlón. - ¡No me respondas!, puedo verlo, eres otro Fjor, el espíritu que veo en tus ojos no es el mismo, que interesante, pero para que poseas ese cuerpo con tanta soltura significa que eres de su misma sangre.
-Soy Fjor y he cumplido tu prueba. Dame la runa, oh diosa, nadie más que yo deseo llegar a Nueva Asgard, no tengo más meta que esa. He pagado el precio.
-Es cierto. Pero eso mismo es una decepción, Vanir-Fjor no entendía a que se refería la diosa-toma tu runa manchada con la sangre de los tuyos, te entrego la runa THURISAZ.
Por fin Fjor tuvo lo que tanto deseaba.
-Ahora eres un participante en este juego de Ydhin. Me has mostrado una faceta del amor que no preveía.
- ¿A qué te refieres?
-Tienes los recuerdos de tu hermano, lo sabes, sabes que yo no le pedí la muerte de los tuyos, yo no pedí tal cosa. - tono de burla- Le pedí que me demostrara que ir a Nueva Asgard era lo que más quería, incluso por encima de su familia, incluso si eso significaba el fin de la Casa Fog. Tú y tu hermano me malinterpretaron. En todo caso entendieron lo que cada uno tenía en su corazón, pues verás Vanir, soy la diosa de la luna, hija de Máni y en este juego de Ydhin yo estoy jugando mi propio juego. Quería medir la fuerza del amor que había en tu hermano. Esa era la prueba, él antepuso el amor a su familia por encima de la gloria de su nombre. Tu debes saber muy bien que fue lo que me dijo cuando le propuse mi prueba.
-Te dijo que él no necesitaba ganar gloria sacrificando a otros, que él mismo haría su propia gloria, que él tenía la fuerza suficiente, y que prefería un día recibir la muerte y partir de este mundo sin la vergüenza de deber su gloria a otros.
-Claro-dijo Hécate flotando en el círculo de invocación. -su respuesta fue prueba de su amor, su amor a sí mismo, quise darle la runa en ese momento, pero preferí ver que haría después. Si algún día se arrepentía de su decisión o no. Pensé observarlo por un buen tiempo y asegurarme de su determinación para posteriormente enviarle mi mensajero. Me decepcioné cuando me invocaste, y aún más viendo que no eres el mismo Fjor. Aún así este es el resultado, tu has ganado una runa y yo he visto una faceta del amor que no pude prever. Eso mismo debería alegrarme ¿No crees?
- ¿Qué faceta del amor es esa? -quiso saber Fjor. Ya no había ira ni dolor en su rostro\, parecía vacío.
-Prefiero que te atormentes pensándolo. -la diosa de la luna se rio alto y prometiéndole darle indicaciones más adelante sobre el Til Asgard se marchó ascendiendo al cielo mientras se tocaba por todos lados con sus manos el cuerpo casi desnudo en lasciva pose.
Fjor salió del templo, y se rio llevándose las manos a la cara, sentía que la cordura le había abandonado, pensó en Astrid y lo que le hubiese dicho de estar viva.
“¿Lo ves? Incluso ganando, no eres libre”
Ya era demasiado tarde para Fjor, en ese cuerpo, en ese destino robado, ahora solo debía llegar hasta el final, hasta Nueva Asgard, hasta la corte de Ydhin. Y algún día, porque no, cortarle los pies a la diosa de la luna y quebrarle los dientes de su boca burlona.
-Yo soy la fuerza del destino.