Alexa lleva cerca de diez años siendo asistente de Aron el CEO de su empresa Stixia Corp. Un tipo, maniático, despótico y narcisista, y bastante cruel con sus subordinados. Son diez años conociéndolo, sirviéndolo lealmente y soportándolo a él como jefe y a todas sus bobadas y salidas de tono.
De repente hoy es el día. Una sola tontería resulta ser la gotita que colma el vaso y como si hubiera bajado un Arcángel a iluminarla, en un segundo apenas toma la decisión más grande de su vida hasta ahora. Es hoy. Es el momento para ella de empezar una nueva vida con lo que realmente quiere hacer. Ella ya no necesita este trabajo ni a Aron en su vida. La pregunta es... ¿Podrá el CEO apañarse sin la eficiente Alex?
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Capítulo 24. La Cachetada
Capítulo 24
La Cachetada
Rous se queda un rato de pie sobre la acera frente a las puertas del imponente edificio, resoplando con fuerza, llena de ira, dolida por la afrenta de un tío que seguramente piensa que es la gran cosota sólo porque es hijo de una familia rica y se ha creído con el derecho a despreciar a su dulce hermana.
Y ahora ella estará sola y muriendo de dolor en algún país desconocido, debido a ese desgraciado. No lo puede soportar. Cruza las grandes puertas dobles y se dirige al mostrador del fondo, decidida.
- Hola, buenos días. Me gustaría ver al señor Masaharu. Ran Masaharu. - La señorita la mira sonriente.
- ¿Tiene una cita? - le dice, y la mira expectante.
Mientras piensa que decir Rous gira la cabeza al oír voces masculinas que se acercan y ve que no va a ser necesario concertar cita.
"Oh, pero mira quién viene ahí. Hoy es mi día de suerte". Ha visto a Ran bajar de un ascensor con otros tres hombres que van caminando juntos hacia la salida y no se lo piensa dos veces. Va derecha hacia él ante la mirada se asombro del personal de recepción y lo increpa a grito pelado:
- ¡Eh, zopenco!. ¿Tú eres Ran?
Lo mira con tal odio que los cuatro hombres, dos asiáticos y dos caucásicos, se detienen bruscamente y la miran con susto. El que parece ser Ran, asiente con cara de desconcierto.
-¡Eres un cabrón infiel y un desgraciado!. ¿TENIAS QUE HACERLE ESO A ALEXA? ¿EN SERIO TENÍAS QUE ENGAÑARLA ASÍ?. ¿Ella no era suficiente para ti porque eres de clase alta, gilipollas?. Déjame decirte que el que no es suficiente eres TÚ. De hecho eres tan poca cosa y tan poco hombre que te vas tirando a todo lo que se menea porque tienes un micropene. ¡Ojalá y te quedes impotente desgraciado de mierda!
Y así, como si esa mujer tan pequeña, se hubiera tragado un diccionario de insultos, seguía sin parar, diciendo una barbaridad tras otra con tal rabia que no se sabía que era peor. Las palabras o la manera de expresarlas. En tanto, Ran sacudía las manos frente a él tímidamente musitando bajito.
- No, no fue así, por favor, señorita, no es así, deje que le explique…
Rous gritaba porque deseaba dejarle en evidencia frente a todos acerca de sus maldades, pero ahora se le acerca y le pone un dedo en el pecho empujándolo hacia atrás y hablando mas bajito.
- Mira, imbécil. No se donde está ella ni como está pero juro que si le pasa algo vas a pagarla cara. Ahora entiendo porque nunca te trajo a casa y doy gracias a Dios por eso
En este punto ya ella tenía los ojos llenos de lágrimas.
- Ojalá y no volvamos a vernos nunca. Aléjate de mi hermana o no respondo de mí
Y se giró para marcharse sin querer ver más a ese maldito hombre. Ran, que ni sabía quién era ella, reaccionó y por fin intentó que no se fuera. Era su hermana y el había estado buscando a su familia justo ese día. La sujetó del brazo queriendo que le esperara pero la mujer iba como una tromba hacia la entrada.
- Espere, por favor. ¡Por lo que más quiera, espere!. Dígame que está bien o al menos donde está, por favor. No la encuentro, estoy muriendo de preocupación. Se lo ruego, señorita
Rous tironeaba del brazo con fuerza para que la soltara pero él volvía a sujetarla por la manga hasta que ella desesperada perdió el control y le asestó una cachetada que resonó en el edificio como una explosión.
- Suéltame, engendro. Ni aunque me quemara viva te diría dónde está. No te atrevas a tocarme más y olvídate de mi hermana. ¡No la mereces!
Le soltó mirándolo con asco. Para ese momento Ran se sentía a punto de llorar. Primero se vio atacado por el jefe de Alexa que fue hasta su oficina a reclamarle de nuevo porque no sabía nada de ella y al parecer había renunciado a su puesto. El CEO lo había acusado de joderle la vida. Y ahora su hermana lo enfrentaba y a saber lo que habría dicho la familia de ella, que ahora sin duda, estaría al tanto de todo.
La situación, el sitio donde estaban, las miradas de todos los presentes sobre él y el golpe en la cara, lo sobrepasaron. Su hermano era uno de los hombres con los que iba de salida y se encontró en la necesidad de intervenir antes de que Ran colapsara.
Se disculpó con los otros dos hombres, cogió a su hermanito con firmeza del brazo, lo sacó rápidamente y lo introdujo en el coche que esperaba a las puertas. Le indicó a su chófer que lo llevara a su casa y casi en el oído le dijo a Ran que lo esperara allí que se iba a encargar de esto. El chico asintió, desencajado y con la cara hinchada aún por la bofetada.
Azaki no perdió más tiempo y miró por la calle en ambas direcciones hasta que localizó a aquella mujer que caminaba deprisa por la avenida. No fue difícil localizarla porque caminaba con impetu y enérgicamente, y no pasaba desapercibida.
Muy distinta a su discreta hermana. Ésta era todo fuego y de carácter intenso, tal como pudieron ver todos hacía un momento. Tenía que conseguir calmar las cosas por el bien de las dos familias. Azaki, es un hombre educado en la manera tradicional y la familia en Japón tiene un valor sagrado así que él mismo como el hermano mayor y el representante de su familia debía empezar a tratar este asunto con el mayor respeto.
"Primero hay que calmar a esa fiera", se dijo. Azaki. El hermano mayor de Ran, es un hombre de modales suaves y firmes. Así que llegado el momento sabría muy bien cómo manejar a la mujer. La siguió por la calle sin que ella lo notara siquiera, esperando el momento adecuado para abordarla.
Ella fue aflojando el paso hasta que se detuvo en medio de la acera y bajó la cabeza y los hombros como si de pronto la hubiera asaltado una sensación de derrota. Él podría jurar que estaba llorando. Le hubiera gustado abrazarla y consolarla pero no tenía derecho a hacer eso, así que esperó un poco hasta que ella se calmó lo suficiente y siguió andando aunque ya no con la decisión de antes. Su postura revelaba su tristeza.
Azaki suspiró, pensando en lo complicado que resultaba a veces tratar con otras personas. La vida y sus altibajos, traen la misma cantidad de alegría que de amargura.
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Rous salió con paso acelerado del edificio que pertenecía a la familia del ex novio de Alexa y siguió andando un buen rato con intención de tranquilizarse después de los nervios que había pasado increpando a Ran. Estuvo mucho rato temblando desde que salió de allí, sin poder calmarse.
Ya que había pedido el resto del día libre decidió dar un buen paseo antes de volver a casa y así se daba tiempo a pensar que parte le iba a contar a su madre y cuál no. También debía pensar la manera de hablar con su hermana y saber cómo estaba, dónde estaba y cuándo pensaba volver.
En ningún momento se percató del hombre que la seguía desde que salió del Masaharu. Se dedicó a mirar los escaparates de algunas tiendas pero no estaba interesada en comprar nada. Solo quería vaciar su mente un poco. Se detuvo en una cafetería en cuya terraza no había demasiada gente y pidió un café largo.
Azaki la observaba a cierta distancia. Ése era un buen momento para acercarse ya que la veía más tranquila. De todas formas él había pensado en invitarla a tomar un café para charlar de manera distendida desde antes. Se acercó a su mesa.
- Srta. Sánchez. Hola. Me llamo Azaki Masaharu. ¿Puedo sentarme con usted un momento?
La mujer, sobresaltada, le clavó la mirada con sus grandes ojos castaños y Azaki notó con sorpresa un pequeño temblor en su pecho.