Con la muerte de su padre, Alecxis se convirtió en el nuevo duque a una edad temprana. A pesar de su juventud, demostró una madurez y una determinación que sorprendieron a muchos. Asumió sus nuevas responsabilidades con seriedad y dedicación, trabajando incansablemente para mantener el legado de su familia y servir a su comunidad.
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una visita inesperada
El sol se filtra tímidamente por las ventanas de tu alcoba cuando sientes una mano firme que te sacude suavemente. Es Lucio, su rostro preocupado contrasta con la tranquilidad matutina.
"señor, debe despertar," dice Lucio, su voz urgente pero respetuosa. "El Rey ha llegado, y no viene solo. Melanie lo acompaña."
Aturdido y con la cabeza aún llena de las visiones de la máscara, te incorporas en la cama. "¿Qué... qué ocurre, Lucio?"
"El Rey solicita su presencia . He ordenado un banquete que preparen todo lo necesario lo más rápido posible."
Mientras te vistes apresuradamente, Lucio te informa sobre la situación. "Su Majestad busca fortalecer lazos diplomáticos. Además, me ha comunicado que hemos concretado una alianza comercial con el Reino de Crystalia. Es una oportunidad dorada para nuestro imperio."
El banquete se organiza con velocidad. El gran salón resplandece con luces y adornos. Te sientas en la cabecera de la mesa, con el Rey a tu derecha y Melanie a tu izquierda. La conversación fluye con facilidad. Hablan de la alianza con Crystalia, de los beneficios mutuos que traerá, de la paz y la prosperidad. Incluso compartes algunas risas, recordando viejas anécdotas y chistes que te cuenta Lucio.
La presencia de Melanie te incomoda ligeramente, pero tratas de mantener la compostura. Observas sus movimientos, sus gestos, tratando de descifrar sus intenciones. Parece genuinamente interesada en la diplomacia y en fortalecer la relación entre sus reinos.
Finalmente, cuando el Rey se prepara para partir junto con Melanie, te dirige una mirada seria. "Alecxis," dice, su tono firme y autoritario. "Melanie me ha contado todo sobre la máscara que encontraste en la selva de Tarquitia. Su poder es inmenso, y su potencial peligro aún mayor."
Una tensión palpable llena el aire. Sabes lo que va a decir.
"Su Majestad te exige que le entregue la Máscara de Xok´tar," continúa el Rey, "o abstenga a las consecuencias."
La ira te invade. "¿Con qué derecho exige tal cosa?" Respondes, tu voz cargada de furia. "Esa máscara es mía por derecho de conquista. La encontré en mis tierras, arriesgando mi vida."
"Alecxis, no seas necio," replica el Rey, su rostro endurecido. "Esta no es una simple reliquia. Es un objeto de poder oscuro, capaz de corromper incluso a los más fuertes. No permitiré que esa máscara ponga en peligro mi reino."
"¡Mi reino!" Exclamas, levantándote de la mesa. "Yo soy el Duque en este territorio, y yo decido qué es lo mejor para mi gente."
La discusión sube de tono. Palabras duras son intercambiadas. El Rey te advierte sobre las consecuencias de tu rebeldía, pero te mantienes firme en tu decisión. No entregarás la máscara.
en un instante, la atmósfera festiva se desvanece, reemplazada por una tensión palpable. Los soldados del Rey desenvainan sus espadas, apuntándote con frialdad. Tus propios hombres reaccionan al instante, formando un muro de escudos y lanzas frente a ti, dispuestos a defenderte con sus vidas. La lealtad brilla en sus ojos, pero también el temor. Sabes que estás en desventaja. El Rey ha traído consigo una fuerza considerable, superando en número a tu guardia personal. Una batalla aquí, en tu propio salón, sería una masacre. Observas los rostros de tus hombres, la determinación y el miedo entrelazados.
No quieres sacrificarlos por una causa que quizás esté perdida. Con un suspiro pesado, tomas una decisión. ´¡Basta!´ Ordenas !!, tu voz resonando en el silencio repentino. ´Bajen las armas!!.´ Tus hombres dudan, pero obedecen. La confusión se refleja en sus miradas. ´Alteza, no podemos permitir que...´ Empieza a decir Lucio, pero lo interrumpes con un gesto. ´Lo entiendo, Lucio. Pero esta es mi decisión.´ Te diriges al Rey, tu mirada firme y desafiante.
le entregas al rey lo que vino a buscar . La máscara es suya.´ El Rey asiente, satisfecho con tu rendición. Sus soldados avanzan, arrebatándote la máscara de las manos. Sientes un vacío al perderla, una sensación de que algo importante te ha sido arrebatado. ´En cuanto a ti, Alecxis,´ dice el Rey, su tono severo es considerado tentativa contra su rey, ´serás arrestado por desobediencia y llevado a los calabozos del reino. Serás juzgado en unos días.´ Tus hombres protestan, pero son rápidamente silenciados por los soldados del Rey. Te esposan y te sacan del salón, dejando atrás a tus leales hombres, impotentes y desconsolados. Los pasillos del castillo se convierten en un laberinto sombrío mientras te escoltan hacia tu destino.
Cada paso te acerca más a la incertidumbre, al juicio que definirá tu futuro. El frío de la piedra caliza de los calabozos te estremece. La celda es oscura y húmeda, apenas iluminada por una tenue rendija en la pared. El olor a moho y desesperación impregna el aire. Te sientas en el suelo, sintiendo el peso de la derrota. La máscara se ha ido, y tu libertad también. y con ello tus titulos de noble y duque de Lux lejos de tus tierras y en territorio del rey Te preguntas qué te deparará el futuro, si serás capaz de recuperar tu poder y vengar esta humillación.
