La historia de Mireya: "Me ha tocado trabajar por cosas que los demás dan por sentado. Soy joven, pero estoy segura de que soy capaz de cualquier cosa". El recurrente encuentro con Lex, un hombre mayor, en el club donde atendía; ponen su mundo de cabeza. -Del universo de DAÑADO (comic)
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24 - Fiesta y Traición
Llegué en taxi al lugar del encuentro. Lex se había ofrecido a llevarme, pero preferí mantener la distancia con él fuera del lugar de trabajo. Corrí a casa de Fran de la cual salía bastante ruido. Toqué la puerta y me abrió un acalorado grupo de chicos que no conocía.
—Los papás de Fran están de viaje —dijo uno—. Así que ten —me entregó un vaso con algún líquido fuerte, según pude oler. Evitaba el alcohol, mi madre tenía problemas con la bebida y no quería ser como ella, pero bueno, era viernes y al día siguiente no tenía que madrugar.
No pensaba tomar del vaso con líquido dudoso, así que entré a buscar algo envasado. Tomé una lata de cerveza y me quedé observando cómo bailaban unas chicas en grupo. No veía a Conner, así que decidí unírmeles. Me encantaba bailar, sentía cómo mi estrés y preocupaciones se resbalaban hasta escurrir fuera de mí. Comencé a sentirme mareada, quizás por el alcohol, el cansancio, el hambre o lo agobiante del cúmulo de gente. Me hice paso hacia el patio trasero y me encontré con un buen grupo de los baristas en el pasillo.
—Hola, Mireya, pensamos que no vendrías —me dijo Joan—. De hecho nadie te esperaba, ja, ja —complementó con nerviosismo.
—¿Estás bien? ¿Bebió mucho? —le pregunté al resto que se encogía de hombros sin saber bien qué responder—. Bueno, permiso —intenté continuar a mi destino.
—Sabes, creo que tengo que salir, espera acá —me interrumpió Leo intentando salir antes que yo.
—¿Qué les pasa? —me di cuenta que algo ocurría y tomé a Leo del brazo antes de que se fuera sin decirme.
—Nada —dijo rápidamente Mimi—. Es solo que... ya sabes, Fran está un poco molesta porque siempre rechazas sus invitaciones.
—Eso debe ser —corroboró entre dientes y carraspeos Joan—. Me caes bien, zorrita —me tomó de los hombros y me abrazó, instante en el que Leo y Mimi dieron media vuelta para salir al patio.
Entendí la situación, había algo que no querían que supiera y sabía exactamente qué era. Me zafé de los brazos de Joan, la que cayó al suelo (definitivamente estaba ebria) y corrí al ventanal de salida. Logré llegar al mismo tiempo que los demás que intentaron tapar mi vista infructuosamente.
Lo vi. Fran tenía su cabeza de tal forma que me tapaba la de Conner, y con sus brazos cruzando su cuello acariciaba su cabello oscuro. No podía procesar con exactitud qué ocurría, no lograba ver si realmente se estaban besando o si era una loca idea mía. Una ráfaga de celos me entumeció las extremidades y no pude hacer que se movieran para acercarme a ver con claridad lo que estaba pasando.
Miré alrededor y vi a la desgraciada de Laura, mi ex amiga y compañera de curso; acompañada de Regi y dos chicos, riéndose y sacando fotografías a Conner como si fuera un espectáculo. Al fin pude drenar un poco de sangre de mi cabeza al cuerpo y me acerqué temerosa a mirar, pero Leo y Mimi ya se habían lanzado sobre Fran para hacerle notar mi llegada.
—¡Mireya, querida, qué bueno que viniste! —exclamó Fran dirigiéndose rápidamente a darme un abrazo.
Intenté hacer contacto visual con Conner, pero Fran era más alta que yo y con su peso no me permitía hacer fuerza con el cuello para asomarme. No sabía cómo actuar, estaba un poco shockeada y un poco confundida. Finalmente me soltó, pero Conner ya no estaba donde debía. Laura me miró con una mueca de burla y giré mi cabeza alrededor para buscar a mi novio en medio del jardín.
—¡¿Dónde está Conner?! —grité. Todos se miraron nerviosos y asumí lo que estaba intentando ignorar: ellos habían planeando un encuentro entre Fran y Conner—. ¡No puedo creer esto de ustedes! —se me querían escapar las lágrimas de la ira y la pena, pero me contuve. No quería parecer débil. Fran me dio una cínica sonrisa y me tomó de los hombros.
—Seguro que no se sentía bien. Estuvo bebiendo bastante después de verte tan divertida en compañía de tus clientes —las chicas rieron a carcajadas.
—Pensé que eras mi amiga... —susurré.
—Obvio que soy tu amiga. Solo estoy cuidando mejor de lo tuyo —quería arañarle su estúpido rostro y arrancarle el pajoso pelo rosa, pero escapé al interior de la casa para llorar sin que me vieran.
Qué humillación. Cuando me uní al Curso de Baristas me trataban con bastante cordialidad, intentaba pensar en qué momento pude haber hecho algo para que me traicionaran así. "Definitivamente cuando les dije que era una anfitriona. Ellos solo pretendieron ser mis amigos, en realidad les parecía una ramera de la cual salvar a Conner."
Lo busqué por las habitaciones, en el baño, me devolví a revisar en el patio. Pero no había rastros de él. Tomé un pack de cervezas y me dirigí a la salida dando tumbos.
—¿Ya... ya te vas? — preguntó Mimi con tristeza. Imagino que no todos estaban de acuerdo con los planes de Fran o qué se yo. No me importaba saber.
—Hasta nunca —le hice un gesto obsceno con mi mano—. Para ti y tus amigos —le dije mientras retrocedía a la puerta. Me abrí otra lata de cerveza y me fui caminando a alguna calle principal. Pensaba pedir un taxi, pero necesitaba despejar mis pensamientos. Me fui llorando, sin poder hilar lo ocurrido. Llegué a un paradero de bus y me senté intentando respirar profundamente la nocturna brisa veraniega. Saqué mi teléfono y se cayó un papel del bolsillo de mi pantalón de mezclilla. Era el número de Lex.