Latentis

Arthur voltea a ver por la ventanilla quedando muy sorprendido del lugar, en las alturas se forman pequeñas ciudades que se han construido sobre las islas, por los aires sobrevuelan soldados celestiales cargando sus espadas en su cintura.

Un soldado al ver la insignia en los carruajes baja para darles la bienvenida, el capitán le da las gracias, el chico les da el permiso para que puedan seguir su camino mientras que él regresa con sus compañeros para seguir patrullando, aunque casi no suele haber problemas con otras razas, a veces Los Ángeles oscuros buscan crear caos en el reino celestial.

—Bienvenido al reino celestial—le da la bienvenida a Arthur, el chico le agradece a Daphne 

—No te preocupes sé que te van a aceptar como parte de su familia—le menciona Daphne 

—Pienso que quizás me verán mal por ser mestizo y no un sangre pura, también está el hecho de que no buscaron a mi madre o a mí —se lamenta Arthur 

—No lo sabrás hasta averiguarlo—le dice Daphne 

—Ya viste cómo me ha tratado ese chico Mael no, para él solo soy un humano sin gracia—menciona Arthur cabizbajo 

—No sigas pensando eso, no todos Los Ángeles son como Mael —le dice Daphne

Arthur no se atreve a seguir diciendo algo, porque sabe que lo que Daphne dice es verdad no sabrá si lo aceptan o no, si no va a conocerlos, un grito del capitán lo saca de sus pensamientos.

—LLEGAMOS AL PALACIO CELESTIAL—grita el capitán

El chico por curiosidad asoma su rostro por la ventana observando los inmensos jardines de rosas y flores, voltea a ver el castillo y queda más asombrado por las nubes que cubren parte de lo más alto de las torres del palacio celestial creando ese efecto de que el reino está en las nubes.

Daphne toma la mano de Arthur que ha sido el primero en bajar y le ha ayudado a ella, al acercarse a la entraña el mayordomo se sorprende de ver a un joven desconocido tan parecido al príncipe heredero es como si los viera juntos serían dos gotas de agua.

—Bienvenida princesa, sus altezas se encuentran en una reunión importante así que se reunirán con usted más tarde—guarda silencio el mayordomo pensando en si preguntar lo que está pasando o sería muy irrespetuoso de su parte

—Muchas gracias Cedric, puedes dirigirnos—pide Daphne ya quiere darse un baño—Pregunta lo que gustes—le dice Daphne, ya que vio al pobre hombre estarse cuestionando aunque sea mentalmente 

—Eh, bueno ya que usted lo dice este joven quién es, además tiene cierto parecido con su alteza Melyael —pregunta el mayordomo Cedric 

— Me imagino, justo de él vengo hablar con sus malestares, él se llama Arthur, y lo demás pronto lo sabrás—dice Daphne, no quiere ser imprudente y revelar algo 

—Mucho gusto señor Cedric —dice Arthur dando una pequeña reverencia 

—El gusto es mío joven Arthur —hace una reverencia Cedric para comenzar a guiarlos hasta el palacio de invitados que queda en el área norte

Cada uno estaba en sus habitaciones, Daphne se encontraba dándole de comer a la tigresa y al pequeño cachorro que no dejaba de seguirla por toda la habitación, solo espera que pronto lleguen sus padres para la ceremonia del príncipe Melyael, aunque casi no conoce a ese príncipe solo lo ha visto en raras ocasiones como cuando se celebra el tratado de todos los reinos, o en bailes importantes.

Es muy probable que Cedric les haya contado a sus majestades sobre Arthur así que decide irse a dar un baño rápido para cuando vengan a buscarla estar lista.

Al terminar de bañarse escucha como Ava habla con otra doncella tiene que ser que han mandado a buscarla así que cuando la chica sale de la alcoba ella sale del baño ya Ava tiene el vestido y zapatos de su señorita, mientras Daphne se hace un maquillaje ligero Ava le hace un peinado que son trenzas que salen desde su frente hacia atrás, pero aún así deja cabello suelto, luego le coloca unas horquillas de flores.

—Muchas gracias Ava—dice Daphne levantándose 

—Es un placer alteza — le pasa una pequeña cartera 

—Vamos ya deben de esperar por nosotros—dice saliendo de la habitación y encontrándose frente a frente con Arthur que ha salido a buscar a Daphne para ir juntos

Quince minutos después ya están frente a las enormes puertas del salón del trono, adentro la reina celestial está dando vueltas de un lado a otro, aún no puede creer lo que Cedric les contó sobre el chico que se parece tanto a hijo menor, en lo largo de sus vidas solo han tenido dos hijos, la mayor que no saben a dónde se fue, y el menor que tiene 30 años y que pronto será el nuevo rey del reino celestial.

Daphne toma las manos de Arthur, ya que ya notado que el chico no ha dejado de jugar con sus dedos, en unos segundos las puertas se abren haciendo un estruendo, los chicos comienzan a caminar hasta estar al frente de la familia real, al estar ahí hacen las reverencias necesarias, al terminar la reverencia ya Arthur tiene a la reina revisando cada parte de su cara.

—Es sorprendente eres como ver a mi hijo—dice la reina estrujando las mejillas de Arthur 

—Eh, soy Arthur un gusto en saludarlos altezas —dice Arthur 

—Y hasta sus voces casi se escuchan iguales —menciona emocionada la reina 

—Joven princesa dime quién es él y por qué lo has traído—preguntó el rey, aunque el chico parece su hijo, no quiere ser engañado aunque como lo sería si quien lo trajo es la princesa Elfa 

—Él es Arthur hijo de Elysia Roswell, me imagino que conoce ese nombre cierto majestad—menciona Daphne 

—Así que eres mi nieto, qué alegría—dice la reina abrazando a Arthur y derramando lágrimas de felicidad 

—Como estamos seguros de lo que dices, no dudo de ti, pero qué pasa si él es un farsante y te ha engañado para que lo trajeras al reino celestial—pregunta el rey, aunque no sale de su asombro no quiere hacerse falsas esperanzas después de todo su hija desapareció cuando tenía  19 años

Daphne guarda silencio por un momento pensando en la manera que Arthur pueda demostrar su verdadera identidad.