Destino

Hicieron la mudanza en los días siguientes. Ahora Dai se sentía más en casa. Muchos de sus objetos personales y decorativos estaban en la habitación de Leo, que ahora era de ambos, y le daba un toque hermoso. Ambos estaban felices con cómo había quedado todo.

Lili y Enrique venían a visitarlos a menudo, así como también salían los cuatro en citas dobles. Los chicos se llevaban súper bien y se estaban haciendo amigos.

Los proyectos de Grazia avanzaban sin contratiempos. Leonel había estado evitando la sesión de fotos de Daniel, pero ya era inminente.

- Si quieres le decimos a otro fotógrafo que tome las fotos. - Dijo Leo a Dai, mientras conversaba sobre Daniel.

- No creo que sea buena idea amor, por más que me desagrade trabajar con él, todo el proyecto lo he llevado yo y no lo voy a abandonar a éstas alturas por él.

Leo caminaba impaciente de un lado a otro.

- La sola idea de que tendrás que estar con él me molesta.

- A mi también Leo. Pero ya hiciste todo lo que pudiste para evitarlo. No tenemos otra opción.

Dai lo tomó por la cintura y lo abrazó.

- Todo va a estar bien amor. - Le dijo.

Al día siguiente era la sesión de fotos con Daniel. Lo bueno es que también estarían otros modelos y el resto del equipo de producción. Así ella no tendría que estar sola con él.

- Hermosa lo siento, pero no puedo quedarme a la sesión de fotos. - Le dijo Leonel bastante preocupado.

- Voy a estar bien, en serio.

- Tengo que ir a una estúpida reunión, pero trataré de venir lo más pronto que pueda.

Dai le dió un dulce beso en los labios, ya iban en el el auto camino a Grazia.

- De verdad no pasa nada amor, estaré bien.

Leo asintió pero aún seguía preocupado. Tenía un mal presentimiento, él no era de creer en esas cosas, pero no se sentía tranquilo. Minutos después dejaron a Dai a la oficina y Leo se fue con Gustavo a la reunión.

Dai entró al estudio dónde harían las fotos y comenzó a preparar el material que necesitaba. Poco a poco el equipo de trabajo fue llegando, maquilladores, estilistas, la gente de vestuario, iluminación y los modelos.

Ella lo vió llegar así que trató de ignorarlo por completo y siguió con las actividades que estaba haciendo.

- Wow Dai luces muy bien, no te preocupes, ya te perdone por lo que pasó en el hospital. - Le dijo en tono confiado.

Ella solo lo miró con odio, y de nuevo lo ignoró.

- ¿En verdad quieres jugar así? ya no quiero que sigamos peleando - Dijo él buscando su mirada.

- ¡Chicos! a sus puestos, vamos a empezar. - Dijo Dai en voz alta, ignorandolo nuevamente.

Una de las ayudantes indicó a Daniel dónde tenía que colocarse para las fotos. No tuvo otra opción que dirigirse a su lugar.

Dai tomó las fotos, todo estaba quedando súper bien, excepto por Daniel que cometía errores con la intención de que ella tuviera que corregirlos.

El estudio era bastante amplio, normalmente lo usaban para crear varias escenografías. Era normal que hubiesen muchos materiales apilados, algunos muy pesados. Daniel lo sabía muy bien y había notado unas tablas que estaban colocadas en una base alta. Si lograba subir y desencajarlas un poco quedaría perfecto su plan.

Esta vez debía encargarse él mismo del trabajo sucio, porque sino sería peligroso sobornar a alguien y que luego Leonel se enterara.

Aprovechó la hora de almuerzo y se escabulló sin ser notado, para cometer su fechoría.

Después de almuerzo, fingió venir del baño cuando se encontró con todos los demás que ya venían de regreso.

Dai fue a buscar su cámara y él, oportunamente, se quedó cerca.

Ella no encontraba el flash removible de su cámara. No estaba en la mesa de trabajo. Estaba segura de haberlo dejado allí. Ella se agachó para ver si había rodado por el suelo, después de todo era un objeto relativamente pequeño. Miró tras ella aún agachada y lo vió a unos metros, cerca de la utilería de la escenografía anterior.

Caminó hasta allá y se agachó para recogerlo.

Todos estaban ocupados en sus quehaceres, nadie notó los pasos de Daniel, ni siquiera Dai. Él movió la plataforma y se escuchó un fuerte estruendo.

Dai estaba agachada en ese momento, el ruido la alertó y miró hacia arriba. Varias piezas de madera estaban a punto de caerle encima. La invadió el miedo, pero ya no tenía tiempo se moverse. Como pudo tapó su rostro y se preparó para lo peor.

En ese momento fue embestida y sintió que se arrastró lejos del peligro.

Había, alguien encima de ella, la persona que la había salvado. Cuando pudo entender lo que pasaba, sus ojos no lo podían creer. Daniel, el hombre que más despreciaba en el mundo acababa de salvarle la vida.

Daniel estaba sobre ella mientras se miraban a los ojos.

- Caíste en mi trampa ratoncita - Pensó para si mismo.