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En La Guerra, En Mi Cabeza

En La Guerra, En Mi Cabeza

Status: En proceso
Genre:Acción / Futuro / Sci-Fi / Supersistema / Apocalipsis / IA
Popularitas:634
Nilai: 5
nombre de autor: Ángel

La historia sigue a un militar sin nombre, en medio de una guerra, al que todos se refieren como Ergo.

El mundo del futuro está en crisis debido a una guerra que ha asolado cada región desde hace años y de la cual parece ser que ningún compañero o militar cercano a Ergo sabe algo.

Un día cualquiera, durante una batalla campal, Ergo es herido y se ve orillado a reparar su extremidad tras acabar la batalla. Luego de su reparación, Ergo descubre a sus altos mandos hablando acerca de él, de su ineficiencia y de como lo eliminarán para traer a otro soldado en su lugar. No obstante y sin poder negarse, es enviado de nuevo en una última misión en los límites del mapa sabiendo que las batallas libradas allí son sinónimo de muerte.

Poco a poco, Ergo irá descubriendo la clase de mundo en el que habita y los secretos que se han ocultado ante el y cualquiera de sus compañeros.

En esta historia el lector se sumerge en un delirio y cuestionamiento filosófico y político acerca de la moralidad.

NovelToon tiene autorización de Ángel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

V

El hombre le había llenado la mente de dudas y le había hecho llegar a un estado de confianza bastante natural. La breve relación entre ambos parecía movida por la empatía y los momentos en que Ergo dejaba de lado su miedo ante el lugar, a cambio de conocer y satisfacer sus dudas.

El hombre habíase hablado brevemente sobre la guerra. Ergo miro los pasillos de una modesta casa. Había muebles bastante arcaicos para el: un televisor con reconocimiento de voz, la mesita frente al televisor dónde se expandía un enorme panel táctil holográfico y un par de objetos más. También noto un trío de estantes llenos de libros sobre medicina e ingeniería como era obvio, aunque también había espacios donde se podían observar tomos completos de historia humana.

—¿Entonces está guerra ha...?

—Desgraciadamente. No sé conoce un registro histórico de ella... y al menos si lo hay, se pudo haber perdido hace mucho—interrumpió Ludwig—. Solo sabemos que lleva décadas desde que aconteció, se presume que en vísperas de año nuevo o incluso en noviembre; pero ha estado allí desde el 2037.

Ergo quedó completamente silenciado ante ello, y su mente se llenaba cada vez de infinidad de haces de luz que intentaban aclarar la negra duda.

El carraspeó del hombre y el sonido de una voz metálica en la cocina que informaba que la comida estaba lista, lograron regresar a Ergo a su realidad.

—¿Quieres comer tú...? ¿Cuál es tu nombre chico? ¿Recuerdas?—preguntó el hombre. Ocultando lo más que pudiera esa mueca de melancolía. Pero Ergo no lo notó.

—Ergo, todos mis compañeros me llaman Ergo—decía Ergo mientras estiraba su mano ante Ludwig—. Y... No sé si comer sea lo adecuado, debería regresar a...

—Ya no puedes hacer eso—interrumpió Ludwig—. Seguramente te habrán dado por muerto.

—Eso no es seguro...—Ergo hacía una expresión de incredulidad.

—¿Recuerdas sobre el chip de identificación? ¿Sobre el por qué no preguntaste sobre él?

—Ah, la cosa diminuta, sí. ¿Por qué?—preguntó Ergo ante el repentino cambio.

—No preguntaste por qué simplemente no te interesaba. La persona que eres ahora...—dijo y jalo aire—. La máquina, usa el chip para identificar a sus unidades y para rastreo... pero hay una razón más por la cual se usa e implanta, y específicamente en el cerebro, y eso es para inhibir ciertas actividades de la amígdala y algunas cortezas en el cerebro. Estabas siendo forzado a un comportamiento originalmente ajeno a tu verdadero yo.

Ergo quedó totalmente impresionado de ello. No creía absolutamente nada de lo expresado por el hombre frente a él.

—Y ello no es todo, ¿has estado pensando o sentiste miedo la última vez que fuiste al campo de batalla?—preguntó el hombre encaminándose hacía su cocina.

Ergo le siguió mientras hablaba:

—Si, la última... Sentí miedo antes—Ergo recordó la conversación de sus altos mandos—. De hecho, fue desde antes... Escuché a mis superiores hablar sobre desechar a los de bajo desempeño y ello hizo que no pudiera sentir más que miedo. No dormí ese día y solamente... hui del campo en algún momento.

Ludwig entro a través de un arco achaparrado, y frente a Ergo apareció una modesta cocina con una mesa en medio. El horno seguía repitiendo que la comida estaba preparada. El refrigerador preparó un par de vasos y los estiró mediante un par de robóticos brazos que salieron de sus costados.

—Toma un poco, quizás te haga olvidar un poco lo sucedido. Solo no te excedas por la herida—el hombre saco del horno un plato con un jugoso trozo de carne, un aromático puré de papas con soya y finalmente una ensalada del refrigerador.

Ergo tomo asiento con pena en la mesa.

—¿Tu herida, no la sientes?—preguntó repentinamente Ludwig sentándose en el otro extremo de la mesa.

—No, ¿debería?

—En absoluto. Eso quiere decir que la cure perfectamente—el hombre dió un sorbo pequeño a su bebida—. Por suerte la bala que te dió no traspaso ningún órgano, solamente salió por el otro lado.

Palpo su costado y sintió la cicatriz. Marcas que a veces quedaban a causa del mal pulso al usar la máquina de láser. No sé sentía descontento pese a ello.

Ambos comieron a la par sin pronunciar palabra alguna pese a la clara tensión de curiosidad. Bebieron lo que el refrigerador otorgó y Ergo se sintió confiado.

Salió de la cocina tras el hombre después de preguntar por su ropa y armas.

—¿Están aquí?—preguntó Ergo señalando una especie de casillero que estaba expuesto en la sala médica.

—Así es hijo, los guarde, y lave y restaure el uniforme.

Ergo abrió el casillero y allí estaban, tanto el arma como unos cargadores y el uniforme de guerra. Cuando Ergo acercó su mano al uniforme, el hombre hablo:

—¿Por qué quieres tomarlo? Te dije que seguramente te han dado por muerto.

Ergo paro en seco y volvió a su posición inicial.

—Ya no es necesario que vuelvas allí, ni recomendable—se acercó a Ergo y puso su mano en su hombro—. Eres libre en pocas palabras.

Ergo quedó en silencio observando los detalles de aquellos objetos tan cotidianos para él.

—Yo... Necesito volver, aquí no tengo a donde ir y usted tampoco debió haberse expuesto a rescatarme. No sé siquiera si es aún de confianza...—Ergo hizo un movimiento rápido y tomo el fusil del casillero apartando al hombre detrás suyo—. Me iré de aquí—dijo apuntando al sujeto—, y volveré. Agradezco su amabilidad y su extraña compasión, pero no hay otra solución para mí.

El arma se tambaleaba ligeramente. Ergo quito el seguro presionando con la huella de su pulgar derecho el pequeñísimo panel al costado del fusil. El arma hizo un sonido indefinible y Ergo apunto al hombre. El hombre subió sus manos, y dejo que Ergo tomara tanto el uniforme como el resto de cargadores. Y con ellos bajo el brazo, ordenó a Ludwig que lo llevará a la salida de la casa.

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Benja
Mi compa el jugador de Brawl Stars:
Lord vyron: JAJAJA
total 1 replies
Benja
Te olvidaste corregir lo de Carter
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