Un Rey de Hielo, el más temido , frío y sin corazón busca a una Reina perfecta.
Una joven Audaz, fuerte, libre, envuelta en su mundo desea escapar..
¿ Qué pasará si sus caminos se unen ?
⚠️🔞❗️ Escenas explícitas, vocabulario, maltrato emocional
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Una gran entrada
El gran salón quedó en silencio cuando las trompetas sonaron, claras y solemnes, desde el balcón superior.
Los murmullos se desvanecieron mientras el maestro de ceremonias —un hombre de túnica escarlata con bordados dorados— se adelantó hacia el centro.
Su voz grave, amplificada por la acústica de las bóvedas, retumbó con reverencia:
—¡Damas y caballeros del reino de Eryndor!
Con gran honor y beneplácito de Su Majestad, presentamos ante ustedes… a la prometida de nuestro y futura Reina de nuestro soberano,¡¡ Su Alteza Serena de Frely !!
Todas las miradas se dirigieron hacia la monumental escalera de mármol que descendía en dos alas desde el balcón.
El murmullo regresó, bajo y asombrado, mientras una silueta femenina aparecía en lo alto.
Serena dio el primer paso con serenidad.
La luz de los candelabros arrancó destellos plateados de su vestido blanco nacarado; la falda ligera ondeó suavemente al compás de su andar.
El peinado recogía sus ondas dejando libres algunos mechones que enmarcaban su rostro, donde el brillo de sus ojos resaltaba por encima de cualquier adorno.
Los nobles más cercanos a la escalera intercambiaron miradas sorprendidas.
"La hija del Gran Arquero" " Increíble pensé que no tenía hijos"
Oí que es una gran guerrera" " Mírala parece otra .. Y no la misma que veíamos en los barros"
Nadyra, situada junto a Veyran y sus padres, se quedó inmóvil por un instante.
《 No puede ser.. Ella.. ¿La Machona Frely? ¿Qué carajos? 》
Sus dedos apretaron el abanico que sostenía.
No había esperado… esto.
La joven que creía una campesina insolente entraba con un porte regio que robaba la atención de todos.
—Imposible… —murmuró entre dientes, sin apartar la vista.
Veyran notó el cambio en su expresión y alzó una ceja, divertido.
—Parece que subestimó a su rival, lady Nadyr—susurró con voz apenas audible.
Nadyra apretó los labios, forzando una sonrisa calculada para cubrir el estremecimiento de molestia que le provocaba ver cómo los hombres presentes —y algunas damas— seguían cada movimiento de Serena.
Cassandra la miró con una sonrisa de maldad que ella lo notó. 《 ahora tendrás que suplicar perdón Nadyra..》
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Orión avanzó hasta el pie de la escalera cuando el maestro de ceremonias lo anunció con la misma solemnidad.
Cuando sus ojos se encontraron con los de Serena en lo alto, el leve endurecimiento habitual de sus facciones se suavizó.
Serena descendió los primeros escalones con paso seguro, pero al llegar a la mitad de la escalera, Orión subió dos escalones para recibirla.
Extendió la mano con un gesto firme y elegante.
Ella alzó la barbilla apenas y colocó su mano enguantada en la suya.
—¿No esperabas que luciera tan… apropiada para el papel? —murmuró el con voz baja, lo bastante suave para que nadie más lo oyera,
La comisura de los labios de Serena se alzó apenas, en algo parecido a una sonrisa contenida.
—Admito que he visto pocas veces al salón quedarse sin palabras.. Pero lo lleva bien Majestad —respondió en el mismo tono.—No olvide que solo cumplo mi parte del contrato. No vine a deslumbrarlo. . A menos que lo dese.
—Pues me temo que el efecto es inevitable.
Ella desvió la mirada al frente, aunque sus labios dibujaron una sonrisa apenas perceptible.
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A medida que bajaban escalón tras escalón, los murmullos del público se mezclaban con el resonar pausado de sus pasos.
Orión sostenía la mano de Serena con firmeza,, pero sin brusquedad, caminando hacia las dos sillas de oro y donde el sacerdote los esperaba.
—Después de hoy, los que dudaban tendrán que reconsiderar muchas cosas — Miró a Nadyra que estaba por darle algo.
Serena, sin volver la cabeza, contestó con un tono suave pero firme:
—Siempre dudan… hasta que les demuestras que no deben.
Por un instante, los dos parecieron compartir una complicidad silenciosa antes de avanzar juntos hacia el estrado.
Mientras los dos caminaban uno al lado del otro, los nobles se inclinaban con respeto.
Las primas de Serena, Liora y Adena, intercambiaron miradas sorprendidas, El Duque lagrimeaba mientras Cassandra incluso sonrió de lado, divertida al ver el gesto orgulloso de su cuñada.
Nadyra, en cambio, mantuvo una sonrisa impecable,, pero sus uñas se clavaban suavemente en el abanico, Serena la miró con una sonrisa amarga, haciendo que su cuerpo de erice Nadyra trago grueso al verla.
A su lado, Veyran seguía observando todo con un interés gélido, como si tomara nota de cada mirada y cada gesto.
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