Alice fue la heroína de su país, obtuvo gloria y era la prometida del príncipe heredero, pero fue acusada de dañar a Edith por celos y condenada al sufrimiento en prisión, por fortuna retrocedió el tiempo y ahora, tendrá su oportunidad de tomar su venganza de aquellos que la dañaron.
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secuestro
El príncipe esta más desesperado por llevarse a Alice, si ella sigue de lado del Duque, sufrirá mucho.
- alteza, podemos esperar a éste sola y llevarla, se que no es la mejor opción, pero se evitará que sea usada.
- he considerado eso, pero, ella suele salir con guardias.
- ya se! Iré a verla, para que salga, si la llevo a desayunar, puedo ponerle a dormir, nos será fácil sacarla de la ciudad.
- pero, eso la haría enojar.
- pronto entenderá que es por su bien.
Ese plan parecía muy arriesgado, pero era uno mejor que hablar con ella, porque parece convencida de que el Duque la quiere.
Se organiza con los guardias para poder llevar a cabo el plan de llevarse a Alice, planean que se haga en el menor tiempo posible para poder ya volver al país.
Como siempre, Alice sale a dar un paseo, seguida de manera incógnita por dos guardias, se les ordeno no interferir en nada, solamente deben seguirla y protegerla en caso de una emergencia de verdad. Fue poco lo que camino cuando Edith se apareció frente ella, como siempre mostrando su deslumbrante sonrisa.
- señorita Alembert, que bueno encontrarla, no sabe cuanto nos costo encontrarla.
Vaya, como siempre, la sombra del príncipe, no podía faltar.
- señorita Wilson, no se porque buscarme, si he venido por mi voluntad.
- abra los ojos, señorita Alembert, el Duque no tiene buenas intenciones, la esta usando.
- no se de que habla, creo que no entiende, a mi nadie me usará, soy quien decide a donde y con quien ir.
Dicho esto, mejor paso de largo a la rubia, pero esta insiste en seguirla y se le cuelga del brazo.
- señorita Alembert por favor reaccione, solo deseo ayudarla.
- no insista, vuelva al norte y déjeme en paz.
- no, no, señorita Alembert, debe darse cuenta.
Sin más, aparta la mano y empuja a Edith, esta cae al suelo empezando a sollozar.
- señorita Alembert, por favor!
- no soy más la señorita Alembert, para ti de ahora en adelante, soy Duquesa Leblanc.
Sin más se dio la vuelta para seguir, mientras que Edith ahí sentada en el piso la miraba con total molestia, esa mujer jamás sera superior a ella. Se levanta y la alcanza sujetarle la mano.
- lo siento, espere, no deje que un título la ciegue, venga, hablemos en un lugar más tranquilo, he visto unos cerca.
- señorita Wilson. Iré, pero nada de lo que diga me hará volver.
- dejémos eso de lado. Venga.
Camina llevando a Alice de la mano, la guía hasta un pequeño callejón, donde nadie parece transitar.
- es un atajo, más adelante esta un lugar donde cocinan rico.
Alice sin decir nada la sigue, quien diría que sería Edith quien ayudaría al príncipe a llevársela; cuando ya dan la vuelta es un callejón sin salida.
- señorita Wilson ¿esta segura que era por aquí?
- si, segura que es por aquí.
Sin esperar más se aparta y lanza una pequeña botella que esparce un humo, Alice se cubre con las manos ante eso.
- ¿que significa esto señorita Wilson?
- lo siento, esto es por su bien, no dejaremos que el Duque la siga usando.
Aunque trata de no respirar el humo, es imposible, poco a poco se va sintiendo débil y cae de rodillas apoyando sus manos en el piso.
- señorita Wilson...no dejaré pasar esto...
Sin más termina cayendo en un sueño profundo; Edith sonríe satisfecha, pero al ver que el príncipe y los guardias salen de su escondite, corre hacía Alice e intenta levantarla.
- deje yo lo hago señorita.
Uno de los guardias la carga colocando un brazo tras sus rodillas y la otra en la espalda, el príncipe la cubre con una sábana, para ir hacia el otro lado del callejón donde les espera el carruaje.
De los guardias que seguían a Alice, uno se apresura a seguirlos y el otro, se va para informar al Duque sobre los sucedido.