La historia se centra en 12 personajes que descubren que poseen poderes especiales y que son la clave para salvar al mundo. Estos personajes tienen que aprender a controlar sus poderes y luchar contra fuerzas oscuras. La historia se desarrolla en el marco de "La Sociedad de Poder", donde los personajes deben enfrentarse a diversos desafíos y peligros.
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20. Viaje al espacio.
SAGITARIO:
Habíamos corrido durante varios minutos. Jax se había convertido en un punto azul a la distancia, pues al salir al aire libre, aceleró y nos dejó atrás. Era evidente que necesitábamos mejorar nuestra velocidad.
Estaba tan absorto en mis pensamientos que Aries tuvo que sujetarme del brazo para evitar que chocara con Jax, quien ya había parado de correr.
Delante de nosotros estaba un joven con cabello castaño y ojos... ¿violetas?
¿Era eso siquiera posible?
Lo que más me llamó la atención fue Hector, echado en el suelo boca arriba, mirando el cielo con los ojos abiertos. No me había percatado, pero la oscuridad había llegado tan deprisa que ahora podíamos ver las estrellas.
—¿Qué le has hecho?—exclamó Jax con enojo.
—Vaya, Jax—se burló el chico—¿Desobedeciendo las órdenes de Kevin?
—Que yo recuerde, también dijo que los dejaríamos solos un rato y no los atacaríamos—le recordó Jax con amargura—"¿O acaso solo recuerdas lo que quieres?"
—El chico está disfrutando viendo las estrellas—sonrió Gienn, encogiéndose de hombros—¿Qué tiene de malo eso?
De pronto vi movimiento sobre Gienn. Hugo saltó del techo, una espada completamente negra en sus manos. Tenía una expresión furiosa e indignada. Jax se dio cuenta segundos después, pero solo levantó la mano, provocando que una gran ola de agua la golpeara y lo lanzara varios metros.
—¿Qué, acaso no entienden?—preguntó—.No debemos tocarlo si no queremos acabar como el chico del suelo.
Gienn sonrió con malicia. Por un instante me pregunté si tenía alguna relación con The King. Ambos daban miedo con solo mirarlos. El chico se acercó antes de arrodillarse junto a Hector.
—Si no quieren acercarse, tendré que jugar con este chico—susurró, acariciándole el pelo y mirando a Jax con una sonrisa cruel.
—¡Déjame!—susurró Hector, con un gran esfuerzo para hablar.
Gienn tocó su pecho, y al instante el chico comenzó a flotar, como si algo lo elevara. Hector flotó a pocos metros del suelo por unos segundos antes de ascender como un cohete.
Jax saltó y trató de alcanzar al chico, pero ascendía tan rápido que solo logró tocar su pie antes de verlo desaparecer a la velocidad de la luz.
—Salúdame a las estrellas—Gienn sonrió despidiéndose con la mano—En menos de 30 segundos, estarás quemada por el sol, o absorbido por un agujero negro. Dependiendo de tu suerte, tendrás una muerte brillante u oscura.
—¡Bájalo!—gritó Aries, acercándose al chico.
—¡Aries, no!—la detuvo Jax, sujetándola del brazo.
—¡Tic, tac, tic, tac!—empezó a cantar Gienn.
Apreté los labios con fuerza, mirando con desesperación a mis amigos. Al cabo de unos segundos, solté un suspiro de nerviosismo.
—Supongo que no tenemos otra opción—susurré, antes de doblar mis rodillas e impulsarme hacia arriba.
Intenté volar a toda velocidad. Hector había comenzado a flotar unos 15 segundos antes, así que debía estar muy arriba. Después de unos segundos de vuelo, lo vi a lo lejos: El chico estaba intentando contener la respiración, mientras su rostro cambiaba de color.
Me impulsé con más fuerza, para agarrarlo en mis brazos e intentar descender. De repente me di cuenta de algo: yo podía respirar en el espacio, pero Henry no, y ese era el problema. La solución apareció de repente en mi mente. Moví la mano y una gran burbuja de aire apareció frente a mí, en la cual entré con Henry en brazos.
El chico inmediatamente comenzó a toser, antes de empezar a respirar con normalidad. Me miró sorprendido, antes de sonreír aliviado.
—¡Gracias!—me agradeció, intentando calmar su respiración.
Aquí tienes una paráfrasis de cada párrafo, manteniendo un estilo similar al original:
No pude responder, pues al instante vi el sol a lo lejos. Si seguíamos así, nos quemaríamos. Solo me quedaba una solución, por arriesgada que fuera: salvar a Hector.
Lo solté y salí de la burbuja, pidiéndole en silencio que esperara. No me detuve cuando me miró preocupado, sino que volé hacia el sol a gran velocidad, sintiendo el calor aumentar. Me sorprendió no empezar a derretirme, pero agradecí parar silenciosamente en el suelo antes de impulsarme con toda mi fuerza.
El impulso fue suficiente para llegar en segundos junto a Hector, agarrarlo del brazo y descender a gran velocidad. Un minuto después, ambos vimos al sol acercarse velozmente. Empujé a Hector sobre los demás, esperando que pudieran agarrarlo antes de que el suelo se rompiera, y que su cabeza cayera delante de mí primero.
Pero no toqué el suelo. Sentí algo tocar mi espalda, y de repente me encontré parado en seco. Miré a mi alrededor confundido, y vi que Hector y yo flotábamos en el aire, a 3 metros del suelo, con Gennn debajo nuestro.
—¡Qué interesante!—exclamó con una sonrisa curiosa.
El chico chasqueó los dedos, y al instante seguimos cayendo, aterrizando en el suelo, con dolor de espalda, pero vivos.
—Felicidades—comentó, girando y desapareciendo.
—¡Hector!—gritó Hugo, corriendo hacia su hermano y abrazándolo.
—¿Por qué estás mojado?—preguntó Hector confundido, viendo cómo su ropa estaba empapada, pegada a su cuerpo.
—A alguien se le ocurrió que sería buena idea mandarme al otro lado de La Sociedad del Poder con una ola de agua—explicó, mirando a Jax con irritación.
—Eso o dejar que Gienn te tocara y acabar también en el espacio—se disculpó.
—Pero, ¿por qué nos salvó al final?—pregunté confundido—. Podría haberme dejado caer de cara al suelo y morir. La velocidad y mi peso no me habrían permitido sobrevivir.
—Gienn es una buena persona—explicó Jax, suspirando—. Aunque estoy de acuerdo en que es extraño intentar matarlos y luego ayudarlos.
Fruncí el ceño antes de ponerme de pie y gemir al sentir el dolor en mi espalda.
—Gracias—me agradeció Hector, poniéndose de pie con la ayuda de su hermano gemelo.
Hugo asintió y sonrió aliviado.
Me quedé asombrado. Llevaba casi diez días conociéndolos, pero era la primera vez que el chico sonreía. Había que reconocer que se veía mucho mejor, sin el ceño fruncido ni la mirada perdida. En el fondo, me preguntaba qué había pasado para que estuviera así.