Reencarne En El Cuerpo De Mi Alfa Destinado.

Un tiempo después...

La rutina diaria estaba marcada por reuniones, llamadas y una intensa carga de trabajo en la oficina. También volver a casa, jugar con los niños, ayudarlos en sus tareas, hacerle de comer, bañarlos y luego llevarlos a dormir. El tiempo para ellos estaba cada vez más indispuesto.

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Era una mañana como cualquier otra en la oficina de Hudson y Abel. Ambos estaban dedicados, pero también era palpable el amor en el aire y las insinuaciones de Hudson con Abel.

Abel trataba de ignóralo y de vez en cuando le regañaba en voz baja por poner sus manos dónde no debía.

Lo que nadie sabía era que su relación iba más allá de una simple amistad; eran amantes en secreto que vivían bajo el mismo techo criando a sus pequeños, los dos están atrapados en un mundo que no aceptaba su amor (Alfa x Alfa). Así como Abel estaba en el cuerpo de su Alfa destinado sin poder escapar.

Una tarde, mientras revisaban un proyecto importante en la oficina de Hudson, el coqueteo y las insinuaciones se convirtieron en algo más. Entre gestos sutiles y sonrisas furtivas, sus cuerpos se encontraron. Fue un instante breve donde los dos se apegaban a sus cuerpos encendidos para luego pasar a unos cuantos besos y caricias. Eso fue suficiente para que el nuevo asistente de Hudson, entrara sin previo aviso y los encontrara.

—¡Lo siento! —exclamó el nuevo asistente, sus ojos abiertos como platos al darse cuenta de lo que acababa de ver —No quería interrumpir…

—Espera un momento —dijo Hudson, tratando de mantener la calma mientras su corazón latía con fuerza —No es lo que parece.

Abel, consciente del riesgo, se acercó rápidamente.

—Podemos explicarlo.

Sin embargo, él asistente ya había salido corriendo por el pasillo, y en cuestión de minutos, la noticia se esparció como pólvora por toda la oficina.

A los pocos días, la prensa se enteró de su relación prohibida. Las cámaras y los micrófonos estaban listos frente a la entrada del edificio cuando Hudson y Abel decidieron enfrentar la situación con valentía.

—¿Estamos listos? —preguntó Abel mientras ajustaba su corbata nerviosamente.

Hudson le tomó la mano.

—Sí, juntos. Siempre juntos.

Al salir ante las cámaras, notaron cómo los flashes iluminaban sus rostros. Un periodista alzó la voz.

—¿Cómo responden a los rumores sobre su relación?. ¿Es cierto que el sr. Daniel era amigo de su difunto esposo?.

Con una sonrisa nerviosa, pero decidida, Hudson tomó el micrófono primero.

—Lo que hemos compartido es real. No estamos aquí para ocultar nuestro amor ni pedir disculpas por ello. Si, los tres éramos amigos.

Abel asintió con firmeza.

—Hemos trabajado duro para llegar hasta aquí. Nuestro amor no solo nos une a nosotros; también nos ha hecho mejores en nuestra vida personal y profesional.

Otra periodista preguntó.

—¿Qué dirían a aquellos que creen que su relación podría afectar su desempeño laboral?.

Hudson respondió con confianza.

—El amor no nos debilita; nos fortalece. Trabajamos mejor cuando estamos felices y apoyándonos mutuamente.

Abel añadió.

—Además, tenemos tres hijos maravillosos que son nuestra prioridad. Queremos demostrarles que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo.

Los murmullos se apoderaron de los periodistas mientras captaban cada palabra. Una reportera levantó la mano.

—¿Cómo planean criar a sus hijos en medio de esta controversia?.

Hudson miró a Abel con ternura antes de responder.

—Con amor y respeto. Les enseñaremos a ser fuertes y auténticos. Además, ellos lo entienden, saben que estamos en una relación.

—Queremos que crezcan sin miedo a ser quienes son —agregó Abel con determinación —El mundo necesita más amor y aceptación.

A medida que continuaba la rueda de prensa, los dos Alfas se sintieron más seguros en su decisión de salir al frente y enfrentar las críticas con dignidad. Cada pregunta les brindaba una oportunidad para resaltar su compromiso no solo como pareja sino también como padres.

Finalmente, un periodista preguntó.

—¿Cuál es su mensaje final para aquellos que los critican y no aceptan que dos Alfas puedan tener una relación amorosa?.

Hudson sonrió y dijo.

—Que el amor es amor. No importa la forma que tome; lo importante es cómo nos hace sentir.

Abel concluyó.

—Y queremos ser un ejemplo para todos sobre cómo vivir auténticamente sin importar las opiniones ajenas.

La rueda de prensa terminó con aplausos tímidos entre los periodistas presentes; algunos incluso parecían impresionados por su valentía al enfrentar una situación tan delicada.

De repente una olda de parejas del mismo género (Alfas x Alfas, Omegas x Omegas y Beta x Beta) victorearon en apoyo.

Con el corazón latiendo con fuerza y las manos entrelazadas, Hudson y Abel salieron del edificio juntos. Sabían que lo habían hecho bien; habían defendido su amor ante el mundo.

Años después de ese día decisivo, sus vidas estaban llenas de risas infantiles mientras criaban a sus tres hijos: Joshua, Noelia e Isaac. La familia vivía en un hogar lleno de amor donde cada día era una nueva aventura.

Una noche tranquila mientras cenaban juntos, Isaac preguntó a Hudson.

—Papá, ¿por qué algunas personas dicen cosas malas sobre ustedes?.

Hudson miró a Abel antes de responder.

—Porque a veces las personas no entienden lo que no conocen.

Abel añadió suavemente.

—Pero eso está bien; nosotros sabemos quiénes somos y lo mucho que nos amamos.

Joshua interrumpió con curiosidad.

—¿Y siempre estarán juntos?.

Ambos Alfas sonrieron y se miraron mutuamente antes de responder al unísono.

—Siempre.

Y así continuaron su vida juntos enfrentando desafíos con amor inquebrantable; demostrando cada día que el verdadero poder del amor puede vencer cualquier adversidad.