NO RENUNCIARÉ A NOSOTROS.

Luciana.

🍁🌵🍁

Pasé la noche en vela, sabía que mi madre estaría en el Internado a primera hora, ya imaginaba sus palabras duras y penetrantes hacia mi, ya imaginaba sus castigos, ya imaginaba su mirada decepcionada y llena de reproche. De tanto pensar en Alejandro y en los regaños de mi madre ya me dolía la cabeza.

Me senté en la mesa que estaba a un lado del escritorio de la directora con la cabeza baja y los ojos fijos en la planilla número veinticinco que debía hacer “DEBO RESPETAR LAS REGLAS DEL INTERNADO”. Nos levantaron a las cinco de la mañana y desde entonces estamos trabajando en las planas, cada una, en una estancia diferente, aunque Tiffany había roto todas las hojas entregadas por la directora, ella se negaba a escribir todo lo que ella nos había impuesto, así que ahora está encerrada en su habitación. Emily fue la primera en terminar y ahora está siendo sacada por la directora, sus padres la esperan en una de las salas de visita.

Todo quedó en silencio por unos minutos, solo se escuchaba el ruido que hacía el minutero del reloj que estaba frente a mi.

De pronto la puerta se abrió y entró mi madre, con una expresión severa en el rostro que causó miedo, miré de nuevo la entrada, deseando que mi padre también hubiera venido, pero nunca llegó, papá no vino está vez.

_ ¿Te das cuenta de lo que has hecho? preguntó mamá parándose frente a mi, su voz estaba llena de enojo. _ Intentar escapar del internado es una falta grave de disciplina y responsabilidad, Luciana. _ ¿Del peligro al que te expusiste? ¿En qué estabas pensando?

No respondí, solo me mantuve en silencio, esperando a que continuara con su represalias.

_ Y todo por qué, ¿eh? _ preguntó, su voz estaba llena de sarcasmo. _ Porque quieres estar con ese muerto de hambre. _ ¡Respóndeme que estoy hablando! _ exigió golpeando la mesa.

Alcé la vista buscando la mirada de Abril, pero no la encontré, no me dí cuenta en qué hora salió del lugar.

_ Ya no quiero estar aquí, mamá, quiero volver a casa, por favor. _ mi voz estaba llena de súplicas. _ Quiero ir a acompañar a Alejandro, sé que no debe estar pasándola nada bien.

_ ¿Ni siquiera porque viste la foto dónde besaba a otra te convences de que no te conviene, ese marginal?

_ Eso es mentira, fue ella quien lo besó, Alejandro me quiere y espera por mi.

_ Eres tan tonta, tan ingenua, ese chico no te quiere a tí, solo quiere tu dinero, tu posición, ¡abre los ojos, Luciana! No ha pasado un año y ya te buscó reemplazo. Bueno por lo menos ahora sí buscó a alguien de su calaña.

_ ¿En qué momento te convertiste en una mujer tan clasista? Ninguna foto, nada de lo que tú me digas, hará que me olvidé de Alejandro, él es el amor de mi vida, y me casaré con él en cuanto salga de esta cárcel. _ las lágrimas mojan mi rostro, lloro de dolor, de rabia e impotencia.

_ Sobre mi cadáver, te casarás con ese pordiosero. _ dice mi madre con los dientes apretados.

_ ¿Qué te hicieron los pobre para que los odies tanto? _ le pregunto para ver si la entiendo.

_ Ellos no merecen juntarse con nosotros, ellos solo nos quieren quitar lo que tenemos, los pobres son como una plaga. _ dice y yo niego.

_ Por los pobres tu comes, por los pobres tu hacienda es tan próspera, por los pobres tu casa permanece reluciente como una taza de plata, por los pobres siempre estás limpia y bien arreglada, por los pobres tienes en tu mesa un plato de comida tres veces al día. _ le enumero todo lo que tenemos y de todo lo que gozamos por los pobres. _ Si no hubiera gente trabajadora como los que te sirven en tu palacio, la hacienda no fuera nada, sí, tú les pagas para que ellos hagan por tí, pero ¿y si ellos no existieran, o si no quisieran?.

_ Guarda tu discurso barato para otro, yo no lo necesito, yo tengo lo que tengo por mi dinero, por mi esfuerzo.

_ Querrás decir por el esfuerzo de papá, porqué...

La bofetada de parte de mi madre me voltea el rostro y aumenta más mi llanto. Pero aún así no me detengo, necesito desatar el nudo que hay en mi garganta.

_ Hazte a la idea mamá, te guste o no te guste, Alejandro Olivares, será mi esposo. _ levanta la mano para volver a golpearme, pero no lo hace, sus ojos están rojos, no sé si de rabia, tristeza, dolor o ambas.

_ ¿Qué futuro tienes con él? ¿Qué puede ofrecerte? _ cuestiona.

_ Amor, Alejandro me ofrece amor, respeto, compañerismo, honestidad, cariño, atención y felicidad.

_ Eres tan tonta, tú no entiendes nada la vida, y vuelvo y te repito, te casarás con ese poca cosa, si yo muero antes, de lo contrario en mis manos está el que eso nunca suceda, no dejaré que dañes tu vida, tu futuro con ese niño que no tiene ni dónde caerse muerto. _ su dedo índice intenta romper mi cráneo para que entienda sus palabras.

Me siento herida por sus palabras. Sé que nunca aprobará mi relación con Alejandro, pero yo continuaré luchando.

_ Te voy a advertir algo, hija mía, no me tientes, olvídate de Alejandro, utiliza tu estancia aquí para hacer algo de provecho, cuando salgas de aquí, te casarás, pero no con Alejandro, lo harás con Marcos Torres.

_ Ni muerta me casaría con otro que no sea el chico que quiero. _ le dejo claro.

_ Entonces, no me dejas de otra que acusar a Matilde y a su hijo de robo, los meterán presos y morirán allí porque jamás dejaré que salgan de ahí.

Sus crueles palabras impactan contra mi pecho, siento que todo gira a mi alrededor, todo se vuelve negro y lo último que veo antes de caer al suelo es la cara desencajada de mamá.