Un CEO Para La Villana

EMMA:

Me tomo un relajante baño, y me coloco un cómodo vestido de color rosa pastel y unas cómodas sandalias.

Dejo mi hermosa cabellera roja suelta y me tapo la marca roja de la bofetada con algo de maquillaje.

Me coloca brilla labios rosa y listo.

—Hay, pero que hermosa me veo.

Murmuro mientras me miro al espejo por varios segundos.

—Bueno, Emma ya es hora de salir.

Me dirijo a la sala dónde se supone está Alexandro, pero no lo veo por ningún lado.

—Señorita Miller.

Escucho la voz de Marcos y me giro a mirarlo.

—¿Dónde está Alexandro?

Le pregunto.

—Alexandro tuvo que partir de inmediato para hacer unas diligencias, me pidió que la llevara, allá se van a reunir.

—De acuerdo.

Es lo único que digo antes de comenzar a seguirlo.

Ambos nos subimos al auto y él hombre comienza a conducir con su rostro serio, aunque a mí no me pasa desapercibido su hostilidad, es más que evidente que apenas me soporta.

Dirijo mi mirada a las hermosas estructuras hasta que no puedo más y decido abrir la boca.

—Señor Marco.

Lo llamo.

—¿Qué desea?

—Ambos somos adultos y me gusta dejar las cosas claras ¿Qué le pasa a usted conmigo? ¿Acaso me odia?

Marcos me mira de reojo y su rostro permanece sereno.

—No la odio señorita Miller... Pero ya que está hablando del tema, me gustaría dejar algunas cosas claras si no es molestia.

—Adelante, lo escucho.

—Quiero que se aleje de Alexandro, si está planeando algo contra él, le voy a pedir de manera amable que se detenga.

Todo lo dice con el rostro sereno sin mostrar emoción alguna.

—Vaya ¿Es una amenaza?

—Puede ser.

Dice y me mira por unos segundos con ojos intimidades, pero yo solo me río.

—Señor Marcos... Creo que Alexandro es bastante grandecito para que usted esté detrás de una inofensiva jovencita amenazando.

—Te lo digo de buena manera Miller ¿Crees que si los padres de Alexandro se enteran te dejarán tranquila? Drogaste a su adorado hijo para acostarte con él, y además estás con su primo, su principal rival, con un solo movimiento de un dedo ellos pueden hacer que tu familia se vaya a la quiebra.

Mis ojos brillan cuando él dice eso y lo miro fijamente.

—¿Dices que ellos pueden destruir a mi familia?

—Eso dije.

Menciona y yo sonrío pensando en una excelente manera para destruir a esos malditos que se hacen llamar mi familia.

El auto se detiene en un establecimiento muy hermoso y abro la puerta para salir, pero luego me detengo y miro a Marcos.

—Por cierto, no soy el enemigo señor Marcos... Que pase un feliz resto de tarde... O mejor dicho, noche.

Cierro la puerta del auto y observo como Alexandro viene a mi encuentro.

—Vaya, estás hermosa.

Dice y sonrío muy elegante.

—Lo sé, todo lo que este cuerpo se ponga le queda estupendo.

Digo y Alexandro me ofrece su brazo.

—No sabía que tenías el ego tan alto, pero eso es bueno.

Dice mientras nos dirigimos a la entrada que es muy hermoso.

—Por supuesto.

Le sonrío y llegamos a la recepción.

—Alexandro Moretti.

La chica busca en una tableta y luego nos guía a una parte privada del restaurante.

—Grazie.

(Gracias)

Le dice a la chica y esta solo asiente retirándose.

Al llegar a la mesa cuatro hombres vestidos de negro se colocan en pies y saludan a Alexandro con formalidad.

—Señor Moretti, me alegra que haya venido a este encuentro ¿Quién es la joven?

Pregunta uno de ellos mientras estrechamos nuestras manos y este deja un beso en ella.

—Le sonrío de manera elegante y él me guiña el ojo.

—Les presento a mi secretaria, Emma Miller.

—Un placer Emma Miller.

El hombre me guiña el ojo y luego todos tomamos asiento.

—Tu secretaria es muy hermosa Alexandro... Dime querida ¿Es usted soltera?

Cuándo voy a responder Alexandro habla frunciendo el ceño.

—Vinimos a hablar de negocios Rafaello, no a qué estés coqueteando con mi secretaria.

Mi jefe mira al mencionado con rostro serio y este solo asiente algo desanimado.

—De acuerdo Moretti, hablemos de negocios.

La charla comenzó y solo daba mi punto de vista en algunas cosas y algunos datos necesarios.

La comida llegó y sin mirar a nadie degusté la rica pasta italiana hasta saciarme.

Al terminar los hombres seguían hablando de negocios y me excusé para ir al baño un momento.

Al llegar suspiro, hago mis necesidades para luego dirigirme al lavabo y arreglar un poco el maquillaje

—No eres de por aquí ¿cierto?

Me giro y observo a una elegante rubia muy alta y delgada.

—No ¿Por qué la pregunta?

—Solo preguntaba, mi nombre es Laura Bianco, un gusto conocerte...

Ella me tiende la mano y yo se la estrecho con algo de duda.

—Emma Miller.

—Lindo nombre Emma Miller ¿con quién estás aquí?

Entrecierro los ojos y para nada esta tipa me cae bien.

—Por trabajo.

Respondo cortante y ella sonríe.

—Ya veo... ¿Vas a tu asiento? Vamos te acompaño.

Me toma del brazo y yo con incomodidad camino a su lado hacía mi asiento el cual ella se dirige sin haberle dicho... Sospechoso.

Al llegar Alexandro levanta la mirada mientras frunce el ceño.

—Oh, Alexi, que coincidencia verte por aquí ¿Cómo estás?

—Estoy bien Laura y como puedes ver, estoy en asuntos de trabajo.

Alexandro le sonríe de manera forzada mientras yo tomo asiento para mirar a ambos.