Una maldita casualidad me hizo acabar casada con el tío de quién juraba amarme. Todos me mintieron, me usaron y me manipularon a su antojo. Ahora serán ellos los que deban pagar por su osadía.
Fui una ingenua, alguien que creyó ciegamente en todos pero luego me di cuenta de que nada es lo que parece. El demonio se oculta detrás de las más hermosas y pacíficas personas.
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Capítulo 22 AYUDAR
...DORIAN CERVANTES...
Los testigos de la pelea de las dos mujeres me contaron detalles y lamente no llegar a tiempo, ¿Hay algo más atractivo que ver a dos mujeres peleando? Yo creo que no pero después de ver el estado en el que mi "ex" se fue entiendo que estuvo realmente más emocionante de lo que pudieran haberme dicho.
Fui al cuarto que compartimos y la vi cómoda en la cama como si nada hubiese ocurrido escuchando música y relajada tomando una bebida humeante mientras comía chocolates. Buena manera de hacer de cuenta que nada ocurrió.
Antes de poder hablar recibí una llamada y debí atenderla en privado ya que se trataba de un nuevo cargamento, algo demasiado privado que Valentina no debe de saber.
Cuando volví al cuarto el frío que sentí me hizo chocar mis dientes entre si, el día ya estaba frío y el aire acondicionado estaba a punto para enfermar a cualquier persona allí pero Valentina no parecía tener frío sino todo lo contrario.
-¿Estás loca o planeas enfermarte?- le arrebaté el control del aparato y lo apagué de inmediato para abrir la puerta y que el aire templado entrara al cuarto
-Tengo calor Dorian- la miré y estaba colorada, destapada y sudando
-Está helando aquí adentro- la miré con seriedad
📨NECESITO QUE VENGAS URGENTE CREO QUE A VALENTINA LA DROGARON, APÚRATE- le escribí a Orlando para que la revisara
Vi sus pupilas dilatadas y como se agitaba más a cada minuto mientras con sus manos se echaba aire intentando refrescarse.
-¿De dónde sacaste esos chocolates?- le pregunté porque aqi no suele haber dulces y menos de ese estilo
-Los trajo... tu amiga... plastificada- hija de puta, seguro tenían alguna droga y esperaba que no fuera nada grave
Orlando llegó en menos de diez minutos, el sudor corría por la frente de Valentina quien parecía jadear en busca de aire.
El examen médico de mi amigo la hizo soltar algunos gemidos y decir bastantes cosas que en sus cinco sentidos no diría. Quiso quitarse la ropa y saltar encima de mi, después quiso que él la tocara así que debí atarle sus manos al espaldar de la cama antes de que hiciera algo de lo que pudiera arrepentirse.
Orlando le inyectó un antídoto para eliminar aquel afrodisíaco, algo que debía hacer efecto de inmediato pero al cabo de cinco minutos no pareció dar resultado porque ella seguía totalmente fuera de si.
-Su corazón se sigue acelerando, lo que le di no hace efecto- me miró preocupado
-Tiene que haber algo que puedas hacer ahora- le pedí con seriedad intentando que Valentina dejara sus piernas quietas porque estaba jalandome con sus pies
-O le ayudas a sacarlo de su sistema o puede colapsar en poco tiempo- él me estaba pidiendo que tuviéramos relaciones
-Tiene que haber algo más que pueda hacer por ella pero no eso
-O lo haces o dejas que alguien lo haga o serás viudo. ¿Necesitas que la ayude yo?- me miró y negué
-Vete de aquí, yo me ocupo
Miré a Valentina allí y me quité la ropa. Todo fue grabado porque después de haber ocurrido aquella noche que nos unió yo instalé cámaras. Tampoco confiaba en ella. Cuando volviera en si podría verificar que efectivamente lo que sucediera entre los dos era solo para ayudarla y salvarla.
Ella me miraba y se mordía los labios mientras se retorcía intentando liberarse. Toqué su pierna y ella la abrió buscando que yo ascendiera más mi mano hasta llegar donde si o si necesitaba contacto.
Si manualmente podía lograr que ella se calmara sería mejor pero si no podía así tendría que hacer mucho más.
Sus ojos estaban fijos en mi mientras buscaba más contacto con mis dedos que buscaban tocarla directamente. Se veía demasiado bien en esa situación tan descontrolada y atada era aún más emocionante.
Cómo parecía disfrutar sentir así esos roces me estaban afectando a mi mismo. Ya no sentía ni el frío del cuarto, era imposible no sentir excitación en una situación así.
Aparté su ropa interior e introduje mi mano allí tocando su humedad que se deslizaban por mis dedos. Sus fuertes g*mid*os no demoraron en llegar ni tampoco el primer org*smo pero su estado de exc*tac*ón seguía incrementándose.
Pasé de apenas tocarla a introducir mis d*dos provocando que sintiera aún más y que se liberara de nuevo casi de inmediato. No sé que droga esa perra pudo haberle dado pero era demasiada porque así ella terminara necesitaba más y lo obtenía casi de inmediato.
La desaté y destrocé su ropa, no había tiempo que perder.